Los gobiernos deben promover los beneficios de los alimentos de origen animal terrestre, pero teniendo en cuenta los desafíos relacionados con la ganadería, incluidas cuestiones medioambientales
25/04/2023. Italia, Roma. La carne, los huevos y la leche son fuentes cruciales de nutrientes muy necesarios que no pueden obtenerse fácilmente de alimentos de origen vegetal, según un nuevo informe publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según el estudio —titulado “Contribución de los alimentos de origen animal terrestre a una dieta sana para mejorar la nutrición y la salud”— estos alimentos son especialmente importantes durante etapas fundamentales de la vida como el embarazo y la lactancia, la infancia, la adolescencia y la tercera edad.
Se trata del análisis más completo realizado hasta la fecha sobre los beneficios y riesgos del consumo de alimentos de origen animal, y se basa en datos y evidencias de más de 500 artículos científicos y unos 250 documentos normativos.
En el informe se afirma que la carne, los huevos y la leche aportan una serie de macronutrientes importantes —como proteínas, grasas, hidratos de carbono y micronutrientes— que no se obtienen fácilmente de alimentos de origen vegetal en la calidad y cantidad necesarias. Los alimentos de origen animal terrestre proporcionan proteínas de alta calidad, diversos ácidos grasos esenciales, hierro, calcio, zinc, selenio, vitamina B12, colina y compuestos bioactivos como carnitina, creatina y taurina. Además, desempeñan una función importante para la salud y el desarrollo.
La falta de hierro y de vitamina A son dos de las carencias de micronutrientes más comunes en todo el mundo, sobre todo en niños y mujeres embarazadas. A nivel mundial, más de uno de cada dos niños en edad preescolar (372 millones) y 1 200 millones de mujeres en edad fértil carecen de al menos uno de estos tres micronutrientes: hierro, vitamina A o zinc. Tres cuartas partes de estos niños viven en Asia meridional y oriental, el Pacífico y el África subsahariana.
No sorprende, según el informe, que el consumo de alimentos de origen animal terrestre (incluidos leche, huevos y carne) varíe mucho de un país a otro. En la República Democrática del Congo el consumo medio anual de leche es de solo 160 g por habitante, mientras que en Montenegro asciende a 338 kg. Por otra parte, un habitante de Sudán del Sur consume 2 g de huevos de media al año, mientras que uno de Hong Kong, come 25 kg por término medio. En Burundi el consumo medio anual de carne es de solo 3 kg por habitante, frente a los 136 kg en Hong Kong.
Papel en la consecución de los ODS
Si se consumen como parte de una dieta adecuada, los alimentos de origen animal pueden ayudar a alcanzar las metas de nutrición aprobadas por la Asamblea Mundial de la Salud y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la reducción del retraso del crecimiento, la emaciación en niños menores de cinco años, el bajo peso al nacer, la anemia en mujeres en edad reproductiva, y la obesidad y las enfermedades no transmisibles en adultos.
Pero al mismo tiempo, y según sostienen Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO y Máximo Torero Cullen, Economista Jefe de la FAO, en el prólogo del informe, el sector ganadero “debe contribuir a afrontar una serie de desafíos”.
“Entre ellos se incluyen cuestiones relacionadas con el medio ambiente (por ejemplo, deforestación, cambios en el uso de la tierra, emisiones de gases de efecto invernadero, uso insostenible del agua y la tierra, contaminación, competencia entre alimentos y piensos), la gestión de los rebaños (por ejemplo, baja productividad, sobrepastoreo, bienestar animal deficiente), temas relacionados con la sanidad animal (por ejemplo, enfermedades, resistencia a los antimicrobianos), temas relacionados con el hombre y la ganadería (por ejemplo, enfermedades zoonóticas y enfermedades transmitidas por los alimentos) y cuestiones sociales (por ejemplo, equidad)”.
Riesgos
En lo que respecta a los riesgos derivados del consumo de alimentos de origen animal, en el informe se indica que el consumo de carne roja procesada —incluso en cantidades bajas— puede aumentar el riesgo de mortalidad y enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer colorrectal. Sin embargo, el consumo de carne roja no procesada en cantidades moderadas (entre 9 y 71 g al día) puede entrañar un riesgo mínimo, pero se considera seguro en cuanto a su incidencia en la aparición de enfermedades crónicas.
Mientras tanto, no hay evidencias concluyentes de la relación entre el consumo de leche en adultos sanos y enfermedades como las cardiopatías coronarias, los accidentes cerebrovasculares y la hipertensión. Tampoco existen evidencias significativas del vínculo entre el consumo de huevos y aves de corral y dichas enfermedades.
La primera reunión del Subcomité de Ganadería del Comité de Agricultura de la FAO, celebrada recientemente, animó a los gobiernos a actualizar las directrices dietéticas nacionales para que consideren —cuando proceda— cómo pueden contribuir la carne, los huevos y la leche a satisfacer las necesidades específicas de nutrientes en las distintas etapas de la vida de los seres humanos