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Otros ejemplos que España desatiende

Amadeo Palliser Cifuentes    amadeopalliser@gmail.com

El estado español no es nada ejemplar, política y democráticamente hablando; y sabemos, también, que es muy mal alumno, tanto, que es incapaz de aprender, pues no hay peor alumno que el que no quiere aprender, y desatiende todas las lecciones. Y, por eso, como pasa a menudo, esa propia ignorancia, junto a su arrogancia y soberbia históricas, le hace creerse superior. Cumpliéndose el viejo refrán: ‘la soberbia es la máscara de la ignorancia’.

Por todo esto, sabemos que ni habrán prestado atención a la siguiente noticia, y seguirán plenamente satisfechos con su complejo. Hacen como el conductor borracho que entra contra dirección en la autopista, y se queja de todos los otros. Pues ‘la soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano’ (San Agustín de Hipona, 354-430).

‘La mesa de diálogo entre Francia y Nueva Caledonia, con la participación del presidente francés, Emmanuel Macron, ha pactado la celebración de un referéndum de autodeterminación el próximo 12 de diciembre, que será el tercero de estas características. Los dos primeros los ganó el unionismo.

A la mesa de diálogo han asistido cuatro unionistas (en Francia les llaman leales) y tres independentistas (que yo, por contraste, creo que deben considerar no leales, pero no lo dicen así), y por parte del estado han estado presentes el presidente Macron, el ministro de territorios de ultramar, Sébastien Lecornu y el nuevo alto comisario de Nueva Caledonia, Patrice Faure.

Por la parte unionista había la presidenta de la provincia del sur, Sonia Backès; el presidente del 16 avo gobierno de Nueva Caledonia, Thierry Santa, y los diputados Philippe Gomès y Philippe Dunoyer. Los independentistas estaban representados por el presidente del congreso de Caledonia, Roch Wamytan, el presidente de la provincia de las islas, Jacques Lalié, y el presidente de la unión caledoniana, Daniel Goa.

(…)

El ‘no’ a la independencia de Nueva Caledonia en el segundo referéndum del pasado mes de octubre, fue mayoritario. El voto francófilo se impuso con un 54%, frente el 46% del voto independentista. (…) La votación estuvo marcada por una movilización sin precedentes, muy superior al referéndum anterior de hace dos años. En aquel momento, el ‘no’ ganó con el 56,7% de los votos, ligeramente superior al segundo. Y una hora anrtes del cierre de laos colegios electorales, la participación se situaba en el 79,63%, seis puntos más que en el primer referéndum’.

(Lluís Bou, elnacional.cat, 2 de junio del 2021)

Evidentemente, no soy ningún ingenuo, y sé que el jacobismo francés no trata igual a la población corsa, o si fueran Catalunya Norte, o el País Vasco francés, los que quisieran emanciparse.

Aún así, es una lección para sus hijastros, los borbones españoles, que todas las colonias las han perdido al ser vencidos militarmente, y no es que no acepten ni aceptarán un referéndum en Catalunya, es que nunca lo aceptarían tampoco para las Canarias, ni para Ceuta o Melilla.

Asimismo, y pasando del marco político – jurídico, al formal, me parece que también es interesante que la mesa de diálogo establecida para ello no tuviera fijadas líneas rojas de ningún tipo. Aún habiendo hecho dos referéndums en un breve espacio de tiempo.

Por el contrario, en Ñordistán, el estado español más carpetovetónico (con perdón de los pueblos carpetanos y vetones, como expliqué en anteriores escritos), aquí el aspecto material de la mesa, los asistentes, etc., será un escollo que haría sucumbir al titánico diálogo, así que, a la simple patera que acabará formándose, no digamos.

Por eso, me parece interesante la siguiente fábula (de origen desconocido), pues la considero muy didáctica, tanto para los políticos del gobierno central, como para los representantes catalanes:

‘La asamblea de las herramientas:

Según cuenta una curiosa fábula, un martillo, un tornillo y un trozo de papel de lija, decidieron organizar una reunión para discutir algunos problemas que habían surgido entre ellos. Las tres herramientas, que eran amigas, solían tener peleas a menudo, pero esta vez la cosa pasaba de castaño oscuro y era urgente acabar con las disputas.

A pesar de su buena predisposición inicial, pronto surgió un problema: chocaban tanto, que ni siquiera eran capaces de acordar quién tendría el honor de dirigir el debate.

En un principio, el tornillo y la lija pensaron que el mejor candidato era el martillo, pero en un pispás cambiaron de opinión. El tornillo no se cortó un pelo y explicó sus motivos.

Mira, pensándolo bien, martillo, no debes ser tú el qe dirija la asamblea. ¡Eres demasiado ruidoso, siempre golpeándolo todo! Lo siento, pero no serás el elegido.

El martillo se enfadó muchísimo, porque se sentía perfectamente capacitado para el puesto de moderador. Rabioso, contestó: Con que esas tenemos ¿eh? Pues si yo no puedo, tornillo miserable, tú tampoco ¡Eres un inepto y sólo sirves para girar y girar sobre ti mismo, como un tonto!

¡Al tornillo le pareció fatal lo que le dijo el martillo! Se sintió tan airado que, por unos segundos, el metal de su cuerpo se calentó y se volvió de color rojo.

A la lija le pareció una situación muy cómica y le dio un ataque de risa que, desde luego, no sentó nada bien a los otros dos.

El tornillo, muy irritado, le increpó: ¿Y tú de qué te ríes, estúpida lija? ¡Ni en sueños pienses que tú serás la presidenta de la asamblea! Eres muy áspera y acercarse a ti es muy desagradable porque rascas ¿No te mereces un cargo tan importante y me niego a darte el voto!

El martillo estuvo de acuerdo y sin que sirviera de precedente, le dio la razón. ¡Pues, yo también me niego!

¡La cosa se estaba poniendo muy pero que muy fea y estaban a punto de llegar a las manos!

Por suerte, algo inesperado sucedió: en ese momento crucial … ¡entró el carpintero!

Al notar su presencia, las tres herramientas enmudecieron y se quedaron quietas como estacas. Desde sus puestos observaron cómo, ajeno a la bronca, colocaba sobre el suelo varios trozos de madera de haya y se ponía a fabricar una hermosa mesa.

Como es natural, el hombre necesitó utilizar diferentes utensilios para realizar su trabajo: el martillo para golpear los clavos que unen las diferentes partes, el tornillo para hacer agujeros, y el trozo de lija para quitar las rugosidades de la madera y dejarla lustrosa.

La mesa quedó fantástica, y al caer la noche, el carpintero se fue a dormir. En cuanto reinó el silencio en la carpintería, las tres herramientas se juntaron para charlas, pero esta vez con tranquilidad y una actitud mucho más positiva.

El martillo fue el primero en alzar la voz: Amigos, estoy avergonzado por lo que sucedió esta mañana. Nos hemos dicho cosas horribles que no son ciertas.

El tornillo también se sentía mal y le dio la razón: Es cierto …Hemos discutido echándonos en cara nuestros defectos cuando en realidad todos tenemos virtudes que merecen la pena.

La lija también estuvo de acuerdo: Sí, chicos, los tres valemos mucho y los tres somos imprescindibles en esta carpintería ¡Mirad qué mesa tan chula hemos construido entre todos!

Tras esta reflexión, se dieron un fuerte abrazo de amistad. Formaban un gran equipo y jamás volvieron a tener problemas entre ellos’.

(mundoprimaria.com)

Esta fábula también es pedagógica para el activismo independentista catalán, pues vemos que cada grupo va a la suya (y nosotros a la nuestra), aunque, en realidad, el objetivo último es el mismo. Pero, generalmente, priman los personalismos, y eso perjudica siempre, con independencia del ámbito de actividad que se intente abordar.

Otra lección que desatiende el mal alumno que es el estado español, es el levantamiento cautelar de la privación de la inmunidad de los tres europarlamentarios: Carles Puigdemont, Clara Ponsatí y Toni Comín.

Sabemos que ‘la soberbia es la rabia del impotente’, y el poder judicial, policial, militar, etc., es decir, todos los poderes del estado español, con su rey a la cabeza, sienten esa rabia contra todo lo que les suena a independentismo catalán, pues se ven impotentes, pensaban que ‘descabezando el gobierno’ (como dijo la soberbia vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría) lo que consideraban que era un simple suflé, bajaría. Esa es otra muestra de su ignorancia supina.

Los independentistas catalanes, ante tanta soberbia, esperamos que también se cumpla la siguiente leyenda:

Leyenda del baobab:

El baobab, admirado por todos, quiso ser más alto, más fuerte y hermoso… Y en su camino le era igual hacer daño a los otros árboles. Hasta que un día, los dioses, hartos de su soberbia, le castigaron: lo arrancaron de la tierra y lo plantaron al revés, con las raíces al aire’.

Pero, para ello, deberemos movilizarnos, pues los ‘dioses’ tienen otros menesteres más urgentes.

Y la experiencia nos ha enseñado, y nosotros sí que lo hemos aprendido, que o lo hacemos nosotros, o nadie lo hará, ya que, una vez la mayor parte de líderes llegan al poder, les pasa como al siguiente rey:

‘Cuento oriental: la caña de bambú.

Existió una vez un rey muy anciano que veía que su final estaba cada vez más cerca. No tenía descendencia, y un día decidió llamar a su consejero espiritual, un hombre muy sabio. Él se presentó en seguida en palacio, y el anciano rey, muy encorvado y cansado ya, le dijo:

Te mandé llamar porque veo que me quedan pocos días y me gustaría encomendarte una misión.

Lo que sea, querido rey…

El rey agarró un bambú que tenía junto a él, y le dijo:

Quiero que entregues este bambú a la persona más tonta del reino.

Pero, señor, esta tarea es muy complicada … hay muchas personas en el reino …

Lo sé, pero tienes muchos días, y confío en ti.

De acuerdo, lo haré.

El consejero partió en seguida en busca de la persona más tonta. Para ello, recorrió todos los lugares del reino: los pueblos, las pequeñas aldeas de campesinos, los puertos repletos de marineros, las grandes ciudades …

Habló con los más humildes, con mercaderes, pescadores, aldeanos, agricultores, artesanos … Y no conseguía averiguar quién era el más tonto. Así que, al cabo de un mes de búsqueda incansable, el consejero se dio por vencido y decidió regresar al palacio para explicarle al rey que había sido una tarea imposible.

Al llegar, se encontró con que el rey ya estaba postrado en la cama, y a punto de morir.

Ven, acércate, le dijo al consejero, nada más verle. Ya me queda poco. ¿Conseguiste entregar el bambú?

Señor, no he dado aún con la persona más tonta del reino. Todos me parecen sensatos…

Bueno, olvídalo, le dijo el rey, ahora tengo una preocupación mayor … Estoy a punto de morir y tengo muchas riquezas. No quiero dejar aquí tantas riquezas. Quiero llevarlas conmigo cuando muera. ¿Cómo puedo hacer esto?

Entonces, el consejero miró al rey y le tendió el bambú. Se dio media vuelta y se alejó.

(tucuentofavorito.com)