Y quien trabaja en la oficina del fiscal del Estado de México es nada más y nada menos que Carlos Antonio Alpízar Bobadilla, hijo del exsecretario general de la Presidencia del Consejo de la Judicatura Federal, Carlos Antonio Alpízar Salazar.
Nos cuentan que Alpízar Jr. ocupa un puesto en la secretaría particular del fiscal José Luis Cervantes Martínez, desde donde opera (y coyotea) asuntos de su padre. Vale la pena recordar que Alpízar Salazar fue señalado de presionar y amenazar a jueces y magistrados para que estos otorgaran resoluciones favorables en temas del máximo interés para el gobierno de López Obrador.
Pese a las múltiples denuncias por tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito que pesan en su contra en el Consejo de la Judicatura y la Fiscalía de la Ciudad de México, Alpízar Salazar fue rescatado por Adán Augusto López y cobijado en la Subsecretaría de Desarrollo Democrático de la Secretaría de Gobernación, desde donde da órdenes a su hijo en la fiscalía mexiquense.
Usando el nombre del fiscal Cervantes Martínez y hasta del fiscal general Alejandro Gertz Manero, hijo y padre extorsionan a empresarios y ciudadanos en asuntos legales y litigios. De no ceder, las contrapartes son amenazadas con la apertura de carpetas de investigación en la fiscalía del Estado de México. ¡Vaya joya de familia!
¿Será que el procurador mexiquense está enterado de esto o se hace de la vista gorda?