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Pedro Sánchez, el Münchhausen español

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El síndrome de Münchhausen, o creerse las propias mentiras, es propia de sujetos con síndromes ficticios, que desarrollan un imaginario y acaban creyendo sus propias historias ficticias.

‘El origen del diagnóstico de la enfermedad data de 1951, año en el que el doctor Asher designa por primera vez la entidad patológica.

La enfermedad recibe su nombre por el excéntrico barón de Münchhausen, que pasó a la historia por la exageración con la que dotaba sus historias y vivencias personales.

(…) A partir de esas asombrosas y ficticias hazañas, que incluían cabalgar sobre una bala de cañón, viajar a la Luna y salir de una ciénaga al tirarse de su propia coleta, en 1785 Rudolf Erich Raspe, bibliotecario, científico y escritor alemán, creó a partir de las historias sobre Münchhausen recopiladas y publicadas por un autor anónimo 1n 1781, el título ‘Narración de los Maravillosos Viajes y Campañas del Barón Münchhausen en Rusia’.

(https://academiaplay.es/sindrome-munchhausen)

‘Mitomanía, mentira patológica o pseudología fantástica son tres de loa varios términos aplicados por los psiquiatras para nombrar el comportamiento de los mentirosos compulsivos o habituales.

(…)

Las historias no son delirios o una manifestación de la psicosis: si se le presiona, la persona puede llegar a admitir que lo que cuenta no es cierto, aunque de mala gana y en casos más fuertes el individuo no admitirá la verdad, generalmente terminará desviando la conversación con halagos u otros temas relacionados que contengan más veracidad.

(Wikipedia)

Es preciso señalar que las personas con un perfil narcisista utilizan de forma sistemática las mentiras para enaltecer sus gestas. Asimismo, también abundan las medidas para dominar y controlar a otra u otras personas o pueblos.

Si bien, una frase falsamente atribuida a Abraham Lincoln (1809-1865), expresa que ‘puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo’.

Volviendo con Pedro Sánchez, para mi, el representante máximo de las actuales mentiras de estado, vemos que su narcisismo llega a extremos ridículos, como quedó patente con la fotografía divulgada ayer por la Moncloa, recortando la imagen para destacar a Pedro Sánchez en la reunión del G20, con el siguiente texto: ‘Reunido en Bali, durante la cumbre de la G20, con nuestros socios europeos y aliados de la OTAN para analizar lo que había pasado en Polonia y Ucrania. Todos unidos para que vuelva la paz’.

Pero gracias al gobierno alemán, que publicó la imagen completa, se observa que no se trataba de una reunión en pequeño comité por el tema mencionado, se trataba de unas conversaciones informales amplias, con muchos más asistentes; y la imagen completa no es tan favorable para Sánchez. En la imagen completa, se observan diferentes corrillos, y, claro, Pedro Sánchez, como el ‘pelota’ por excelencia, próximo a Joe Biden pero en segundo plano y como oyente.

Ya estamos acostumbrados a esas expresiones narcisistas, así que no es nada nuevo. Pero, desgraciadamente, también hemos ‘normalizado’ sus mentiras de mayor calado, por ejemplo, su mantra de que el conflicto catalán es de convivencia entre los catalanes y, los catalanes sabemos que no es en absoluto así. Nuestro conflicto es con España, con el corrupto y antidemocrático reino español.

Ahora bien, Sánchez, con esa mentira repetida, sí que intenta y consigue profundizar la división entre unionistas e independentistas; y esto es lo que quieren. Esta es su irresponsabilidad y amoralidad, pues buscar beneficios propios y partidistas causando dicho mal, es y será imperdonable.

También es imperdonable la estrategia de Pedro Sánchez para impedir las comisiones de investigación, ya sea por la actuación policial en 2017, por los delitos de Juan Carlos I, o por la actuación criminal (23 muertos, palizas y entregas en caliente) con los emigrantes en la frontera de Melilla. Y, claro, siempre apoyado por el PP y Vox. Ese es el compromiso de Sánchez con la transparencia. Ocultar la verdad, también es mentir. Por eso, estamos en un régimen opaco en lo fundamental. Y eso es invivible para los demócratas. 

Y, desgraciadamente, esa estrategia inmoral es la habitual por parte del estado, solo hace falta recordar la siguiente frase del ‘emérito’ Juan Carlos I, pronunciada el 23 de abril del 2001, en el discurso de entrega de los premios Cervantes:

‘Nunca fue la nuestra, lengua de imposición, sino de encuentro; a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano: fueron los pueblos más diversos quienes hicieron suyo por voluntad libérrima, el idioma de Cervantes’.

Esa monstruosa mentira nunca la podremos creer los catalanes que, al hablar en catalán en la posguerra, estaban dolidos de oír ‘habla cristiano’; y, obviamente, a todos los pueblos americanos, a los que se les impuso el castellano a sangre y fuego.

Pero también oímos a ese ‘personaje’, que el 22 de noviembre de 1975, en su coronación, dijo:

‘Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional’.

Y sabemos que ha acabado huido a Abu Dhabi, por sus conductas, olvidándose de tan pomposo juramento. Ese es su valor. Pero, claro, qué valores puede tener un ‘personaje’ que, en el funeral del dictador y asesino Francisco Franco, dijo:

‘Una figura excepcional entra en la historia. El nombre de Francisco Franco será ya un jalón del acontecer español y un hito, al que será imposible dejar de referirse para entender la clave de nuestra vida política contemporánea. Con respeto y gratitud quiero recordar la figura de quien durante tantos años asumió la pesada responsabilidad de conducir la gobernación de España’.

Ese es el ADN carpetovetónico español, un estado centrípeto y extractivo, como el mayor agujero negro. Buena prueba de ello es que en la presidencia del gobierno español, ha habido castellanos, gallegos, andaluces, etc., pero catalanes solamente lo fueron:

  • El general Joan Prim i Prats (1814-1870), asesinado tras establecer la breve monarquía de Amadeo de Saboya (1845-1890). Por lo tanto, la presidencia de Prim fue del 18 de junio de 1869 al 27 de diciembre de 1870; un año y medio (el reinado de Amadeo I fue del 2 de enero de 1871 hasta el 11 de febrero de 1973).
  • Estanislao Figueras i Moragas (1819-1882) y Francesc Pi i Margall (1824-1901), durante la I República que sucedió al citado Amadeo de Saboya. Figueras fue presidente del 12 de febrero al 11 de junio de 1873; es decir, cuatro meses. Pi fue presidente del 11 de junio de 1873 al 18 de julio de ese mismo año, un mes.

En total, estos tres catalanes, ejercieron la presidencia de España, menos de dos años. Y, precisamente, en un período desgraciadamente atípico, SIN BORBONES. Es decir, después de la Revolución Gloriosa de 1868, y durante el Sexenio Revolucionario (hasta 1874); por lo tanto, tras el exilio de la reina Isabel II, en un período de monarquía parlamentaria y, después, en la Primera República.

Y en ese período SIN BORBONES, en ese Sexenio, las presidencias catalanas apenas duraron dos años. Porcentualmente, una presencia notable. Pero, estadísticas al margen, es destacable la mala aceptación de esos tres personajes, ya que, Prim fue asesinado, como ya he dicho; y Figueras acabó sus cuatro meses con la lapidaria frase que ya cité en un escrito anterior: ‘Señores, voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros’, y acto seguido abandonó el congreso de los diputados y se exilió voluntariamente a Francia.

En definitiva, desde 1700, el inicio del reinado borbónico con Felipe V, hasta la actualidad, en 322 años, la presidencia recayó en los catalanes mencionados, menos de dos años. Aquí las estadísticas ya fallan del todo. Esa es su muestra de convivencia.

Siempre nos han considerado tierra conquistada, desde 1714. Nos han considerado una colonia a la que explotar, controlar y dominar.

Por eso, nunca habrá un diálogo al mismo nivel, de igual a igual. Y no entiendo que ERC haya caído en esa trampa.

Los independentistas de base desconocemos la posible ‘letra pequeña’ que hubo a cambio de los indultos. Pero vemos las consecuencias, especialmente la vuelta al neo-autonomismo, la desmotivación y desmovilización de todos los independentistas, etc.

Pero, sea lo que sea lo firmado, y las promesas que se les hicieran y las que ‘consigue’ ahora ERC, como la falsa derogación del delito de sedición, transformado con más represión y censura de la libertad de expresión, todo, todo, es a cambio de nada o apenas nada. Todo es un engaño. Son como las lentejas por las que Esaú vendió a su hermano Jacob su primogenitura, según el libro del Génesis (capítulo 25, versículos del 19 al 35)

Los independentistas de base no queremos ser vendidos por un simple plato de lentejas, todos estamos identificados con el cantautor Ovidi Montllor, con su canción: ‘Tot explota pel cap o per la pota’ (1975):

‘Ya no nos alimentan las migas.

Ya queremos el pan entero.

Vuestra razón se va deshaciendo.

La nuestra es creciente.

Las migas vuelan al viento.

Dicen: Si no te dan, toma.

No es de ladrones decir: Amén.

Cuando el sudor de lo que hacemos,

no lo seca lo que recibimos.

Mojando de oro al que nos lo quita.

Es cuestión de saber claro

hasta cuando hemos de trabajar.

Por el sueldo que nos hacen ganar.

Entonces ya podremos juzgar

lo que quiere decir explotar.

Conscientes de la explotación,

no habrá más solución

que aprovechar la ocasión.

Y aquello que se dice, con pasión.

Hacer valer nuestra razón,

porqué …

Ya no nos alimentan las migas.

Ya queremos el pan entero.

Vuestra razón se va deshaciendo.

La nuestra es creciente.

Las migas vuelan al viento’.

(traducción propia del catalán)

En definitiva, sabemos que las mentiras políticas son generalizadas, lo vemos pues llenan todos los periódicos, por ejemplo:

  • el misil ‘caído’ en Przewodów (Polonia) que la OTAN, interesadamente, no quiere reconocer que fuera lanzado, aunque fuera por error, por el ejército ruso;
  • la importancia residual que se da a las protestas en Irán, con múltiples asesinatos y encarcelaciones masivas;
  • el olvido de las niñas afganas que no pueden estudiar;
  • la hipocresía de los gobiernos del primer mundo, en la cumbre de la COP27, cuando todo es postureo y búsqueda de intereses, de los más de 636 lobistas, y de los diferentes estados para negociar cláusulas beneficiosas para la compra de gas y petróleo;
  • etc.

Pero nosotros queremos una República Catalana ética, ajena a la basura que vemos. Y para esto no nos valen los supuestos ‘líderes’ que nos gobiernan ahora, pues ya nos han demostrado su escasa moralidad, conformándose con migajas, peor todavía, con promesas de migajas.

Queremos savia nueva, que nos consiga el pan entero. Por eso, solo nos queda seguir confiando con nuestro president legítimo, en el exilio, Carles Puigdemont.