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Pedro Sánchez, nuestro Scheherezade (Xahrazad)

‘Las mil y una noches’ es una antología de cuentos orientales (árabes, indios, persas, turcos y egipcios) publicada en el siglo XIV, tiene la estructura de un gran marco narrativo que se subdivide en otros pequeños relatos.

La historia marco es la siguiente: un sultán sorprendió a su mujer engañándolo con otro hombre. Furioso, decidió que cada día desposaría a una doncella de la nobleza, pasaría una noche con ella, y a la mañana siguiente la mataría. Xahrazad se presentó voluntaria, a pesar de las protestas de su padre, y acabó con esa sucesión de muertes mediante su talento narrativo, cada noche empezaba un cuento que dejaba inacabado hasta la noche siguiente. Así consiguió conservar la vida, pues al final, el sultán decidió quedarse con ella para siempre.

“Cada cuento empieza con una apariencia de destino que se manifiesta mediante una anomalía, y una anomalía siempre genera otra. Por lo tanto, se establece una cadena de anomalías. Y como más lógica, bien ligada, y esencial sea la cadena, más bella es la historia. Por bella quiero decir ‘vital’, absorbente y estimulante. La cadena de anomalías siempre tiende a la normalidad. El final de cada historia de las Mil y una noches se compone de una ‘desaparición’ del destino, que se hunde de nuevo en la somnolencia de la vida cotidiana.

El protagonista de las historias es, en realidad, el mismo destino. Los trucos narrativos que se utilizan a menudo para presentar este tema son la coincidencia, la retrocausalidad y la profecía autorrealizada”. (…) Las técnicas utilizadas son: la anticipación, la repetición, la sátira y la parodia, el narrador poco fiable, la novela negra, el terror y la ciencia-ficción” (Wikipedia).

Como sabemos, Pedro Sánchez, en plan Xahrazad, nos va sorprendiendo semanalmente con nuevas leyes, nuevos reglamentos de actuación, nuevos procedimientos que deberemos seguir, durante su ‘nueva normalidad vigilada’, y hasta que se disponga de la vacuna a nivel general.

Y esa cadena de anomalías, en las que cada una genera otra anomalía, desgraciadamente la vemos en cada nueva reglamentación, por ejemplo, ayer, el PSOE pactó con el partido de derechas Ciudadanos, que la distancia interpersonal de seguridad ahora pase de 2 a 1,5 m. y el motivo no es médico-científico, sino, económico, para llenar más los espacios comunes, los complejos comerciales, etc.

Por lo tanto, esa cadena de instrucciones no es vital, absorbente ni estimulante, es pura y dura prevalencia capitalista.

Discrepo en cuanto a que la cadena de anomalías tienda a la normalidad, ya que, en nuestro caso, la normalidad, es decir, sin mascarilla ni distancia física, con besos y abrazos, difícilmente volverá; incluso cuando tengamos la vacuna, continuará el virus del miedo, y éste tardará mucho tiempo en ser superado, ya que contra ese no hay vacuna.

Ese miedo forma parte de la profecía autocumplida que tenemos asumida ya de modo consciente o inconsciente.

Y en nuestro caso, además del miedo al virus, Pedro Sánchez usa y abusa del virus ‘VOX’ (partido de extrema derecha) y ahora, también, del virus de la ‘policía patriótica’.

Hacer constantes alusiones de ‘o nosotros o el caos’, entendiendo el caos como un gobierno de derechas; como si el actual gobierno realmente fuese de izquierdas, cuando su política es similar a la que hizo Mariano Rajoy. No hay que olvidar que Sánchez y el PSOE apoyaron la aplicación del 155 contra Catalunya, y ahora, con la pandemia, ha aplicado el ‘155 sanitario’, que piensa perpetuar.

Ese miedo a la derecha es real, efectivamente, pero nosotros tenemos muy presente que nuestros representantes políticos y sociales siguen en prisión o en el exilio, y el actual gobierno no ha hecho ni hará ningún paso, no aplicará ninguna medida de gracia, nunca tendrá la valentía de aplicar una amnistía; entre otras cosas, por comulgar con la derecha, con el estado profundo, considera que hicimos mal, que nuestros representantes políticos y sociales infligieron las leyes, y por eso, ya les va bien la situación actual. Además, piensan que la pandemia acabará matando, también, el espíritu de protesta, que perderemos nuestras esperanzas de independencia. Y están muy equivocados, obviamente.

Nuestra esperanza de independencia persistirá, es como la pistola de Txékhov (Antón Pávlovich Chéjov, 1860-1904), “que es un principio dramático que postula que cada elemento en la narración debe ser necesario e irremplazable, o de lo contrario, ser eliminado; (…) si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí (…) Uno nunca debe poner un rifle cargado en el escenario si no se va a usar. Está mal hacer promesas que no piensas cumplir” (carta de Chéjov a Aleksandr Semiónovich Lázarev – pseudónimo de A. S. Gruzinski, 1889. En este caso, el ‘arma’ era un monólogo que Chéjov consideró superfluo y sin relación con el resto de la obra de Gruzinski)” (Wikipedia).

Nuestro independentismo sigue estando en el escenario, es cierto que, por la pandemia, puede parecer que esté hibernado, pero volverá a aparecer con más fuerza e impacto (eso espero).

También es cierto que las promesas e ilusiones que entre todos nos hicimos, todos pensábamos que podrían cumplirse. Yo discrepo de los que creen que nuestros representantes fueran de farol, como dijo la exconsellera Clara Ponsatí, y muchos han abonado. Para mi es impensable que arriesgaran la libertad por un farol; tampoco creo que confiaran en la magnanimidad del estado profundo español.

Muchos estamos muy cansados de nuestro truculento y falso ‘Xahrazad Sánchez’, con su cadena de anomalías, con sus múltiples rectificaciones, por lo que la única fórmula que tenemos es recurrir al citado recurso chejoviano, salir de la hibernación, tomar temperatura y avanzar hacia nuestra Ítaca.

Seguir con España, es no tener futuro, pues todo seguirá igual. Ahora se ha sabido que “el PSOE, el PP y Vox bloquearán la comisión de investigación sobre el rey emérito, relativa a la trama vinculada a las presuntas ilegalidades cometidas por miembros de la Casa real y las influencias políticas, diplomáticas y comerciales con Arabia Saudí (…) Fuentes socialistas (…) volverán a bloquear la petición en la Mesa del Congreso, amparándose en informes de los letrados del Congreso y, sobre todo, en una sentencia del Tribunal Constitucional. Y esta vez, sumarán el argumento del arranque de una investigación por parte de la Fiscalía del Tribunal Supremo (…)” (El Confidencial).

Es decir, no cambia nada, el PSOE de Pedro Sánchez, salvando lo insalvable, junto con la derecha. Ese es el futuro que nos espera, esa es la nueva normalidad de Sánchez, y encima con mascarilla, distancia de seguridad, etc. Uffffff.

Por eso, sólo tenemos un camino y debemos seguirlo, sin más demoras.

Amadeo Palliser Cifuentes