El narcisista, vanidoso, ególatra y petulante Pedro Sánchez, durante un homenaje en el Ateneo de Madrid a la escritora Almudena Grandes, fallecida hace un año, se reivindicó diciendo:
‘Una de las cosas por las que pasaré a la historia es por haber exhumado al dictador’.
‘Ante el poeta Luís García Montero, viudo de Grandes, varios ministros y figuras de la cultura, como Pedro Almodóvar y Ana Belén, el presidente comentó ‘el pasado luminoso del republicanismo’ y elogió la valentía de la autora madrileña, que nunca tuvo miedo a pronunciar juntas las palabras ‘patria’ e ‘izquierda’; y el presidente puso en relieve la resistencia y el espíritu de lucha que representa Grandes, en cuya obra tuvo un peso específico la memoria histórica. Y, sobre todo, ha puesto el acento en la deuda que España tiene con las escritoras, ‘es una conquista para las mujeres que han permanecido ocultas (…) para las escritoras, para las pensadoras, durante tantos siglos silenciadas’
El presidente ha aprovechado para reivindicar su acción de gobierno como una continuación del legado de la escritora, ‘hay que recoger su testigo, cada uno desde su trinchera, Almudena siempre estuvo a favor de un país más justo (…) y en esa línea, mañana mismo vamos a aprobar en consejo de ministros una ley integral contra la trata de seres humanos.
(…) El director de cine Pedro Almodóvar en su discurso aseguró ‘que la escritora madrileña hizo más por la memoria histórica que cualquier gobierno progresista’
(El País, 28 noviembre 2022)
Como era de esperar, en algunos diarios catalanes se han criticado, seriamente, las pretensiones históricas de Pedro Sánchez, como se puede ver en los fragmentos de artículos publicados hoy, que reproduzco en este escrito.
Efectivamente, sacar al dictador Francisco Franco de su mausoleo del Valle de los Caídos, para ser trasladado al cementerio de Mingorrubio, fue efectuado con gran pompa, presidido por la ministra de justicia Dolores Delgado, como notaria mayor del reino, y televisado durante todo el día, como si fuera un hecho de estado en lugar de ser tratado con el desdén que merecía, fue vergonzante.
‘trasladarlo para que repose al lado de su esposa (la no menos depredadora Carmen Polo), llevado a cuello de sus admiradores que iban gritando vivas a España y al dictador (…) estuvo peligrosamente cerca de convertirse en una manera de honrarlo.
(…) Desconozco si eso a Pedro Sánchez le valdrá un lugar ‘dentro de la historia’ como, por lo que se ve, él suspira obtener. También lo desconoce él, por mucha ilusión que le haga imaginárselo. Primero, porque la historia de nuestros días, por definición, no sabemos nada: no podemos saber (afortunadamente, añado) qué se escribirá sobre nuestra actualidad -tan trepidante- una vez los ahora vivientes ya estemos muertos. Es decir, relativamente pronto, cien años como máximo. Ni qué se escribirá, ni quién lo hará, ni cómo, ni con qué intenciones.
Por otro lado, en principio, a ‘la historia’ pasaremos todos, porque la historia incluye todas las personas y todos los hechos que nos han precedido. Pero Sánchez, naturalmente, se refiere a la gran historia, la historia -digamos- en letras grandes. Sánchez piensa en la posteridad, en ser recordado como una gran figura de su tiempo, una vanidad que, por lo que parece, acaban teniendo todos o casi todos los mandatarios’.
(Sebastià Alzamora, Ara, 30 de nov. 2022)
Todos sabemos que la historia la escriben los vencedores, y es preciso que pase mucho tiempo para que se escriba de forma científica y objetiva, de acuerdo con las exigencias académicas históricas.
‘Viendo cómo se explica en España el 1 de octubre del 2017 (Referéndum catalán), es fácil imaginar que la historia oficial será poco fiel a la realidad. ¿es esto la historia?
Es el relato del estado español: la gente que fue a votar y fue agredida son realmente los agresores, hicieron un golpe de estado, asociación criminal, terrorismo, y las imágenes de violencia policial eran un montaje de los independentistas … Si este relato se puede inventar en el siglo XXI, en una Europa informatizada, con móviles y con parabólicas y en estados de derecho y libertades, imagínate en el siglo XV cuando mandaba el rey y quien decidía qué libros se publicaban, cuáles se confiscaban y cómo se reescribían para ser reeditados era la Santa Inquisición’.
(…) leyendo, puedes preguntarte ¿y si no es cierto?, ¿y si aquel nombre que aparece no es de aquel rey que dicen, sino de su hijo?, ¿y si el cronista o el copista se equivocó?, ¿y si fue un error voluntario de la Inquisición? Los textos son interpretables en función de unos conocimientos y un contexto. Se dice hermenéutica y exégesis. No es suficiente con leer los hechos, es preciso analizar el contexto, y cuando lo haces y aportas nuevos datos, a veces los hechos caen o se interpretan diferente’
(Jordi Bilbeny, El PuntAvui, 30 de noviembre del 2022)
Ferran Sáez Mateu, en su artículo titulado ‘Problemas de memoria (colectiva)’, tras comentar el genocidio de Holodomor (Ucrania) producido por la gran hambruna de los años 1932-1933, como estrategia del gobierno de la Unión Soviética dirigida por Stalin, las manifestaciones de miles de ciudadanos chinos pidiendo la dimisión de Xi Jinping, y la tensión provocada por el PP y Vox en el parlamento español, el autor Sáez, apunta que:
‘(…) No digo ‘memoria histórica’ porque esta denominación sólo es utilizada en España: el creador del concepto, Maurice Halbwachs lo bautizó como mémoire collective, y así suele llamarse en todos los lugares. En la memoria colectiva de la antigua Unión Soviética el Holodomor resultaba simplemente inasumible, pues mostraba la cruda realidad de rusos oprimiendo y parasitando otros pueblos vecinos, como en la época de los zares. En el parlamento español no es posible asumir que la legalidad vigente -la monarquía- deriva indirectamente del golpe de estado del 18 de julio de 1936 contra la legalidad republicana y directamente de su aggiornamento el 1978. En la República Popular de la China se acaba de conmemorar el centenario del Partido Comunista, que incluye el terrible Gran Salto Adelante del camarada Mao y sus treinta millones de muertos por inanición, así como la siniestra Revolución Cultural, etc. Estos tres problemas graves de memoria probablemente no tienen solución. Se trata de relatos contradictorios, precarios, insostenibles, pero que han sido apuntalados institucionalmente.
(…) Después, pasa lo que pasa, claro. Como dice el viejo adagio escolástico, ex contradictione quodlibet, es decir, de una contradicción puede salir cualquier cosa.
(…) Las nociones de historia y de memoria colectiva no son equivalentes, aunque a menudo se haga un uso semántico intercambiable tanto en los medios de comunicación como en determinadas argumentaciones políticas. (…) El objetivo del historiador no es, ni ha de ser, la recuperación de la memoria colectiva es sí misma, si no la búsqueda de datos objetivos y contrastados de una época determinada -textuales, iconográficos, etc.- que permitan una interpretación coherente del pasado de acuerdo con unos protocolos metodológicos consensuados por la comunidad científica. Esta interpretación permite, como es natural, la posibilidad de recuperar la memoria colectiva; pero, en sí mismo, el objetivo no es -no ha de ser- esta recuperación. La memoria colectiva se basa en la sedimentación de un relato con componentes emocionales fuertes y una dimensión grupal que a menudo no coincide con la de las colectividades convencionales.
(…) La manera como se percibe a mi misma, subjetivamente, una determinada comunidad no tiene por qué coincidir con lo que han analizado los historiadores.
(…) ¿Tiene remedio todo esto? Con todos sus defectos, en Alemania y en Francia fueron expeditivos. El antisemitismo, dijeron, ya no es una opinión, es un delito. Chapeau!. Ahora, en cambio, todo continúa siendo ‘una opinión’. Companys no murió fusilado, me parecde que cayó de un tranvía; los treinta millones de muertos del Gran Salto Delante de Mao son mentira; la culpa de la invasión de Ucrania es de la OTASN, Walt Disney está congelado. Es mi opinión y todas las opiniones son postmodernamente válidas.
(Ara, 30 de noviembre del 2022)
Del artículo de Paul Krugman, ajeno al tema que nos ocupa, titulado ‘Así ha perdido China la guerra del covid’, me parece interesante resaltar las siguientes frases:
‘el problema de los gobiernos autocráticos es que no pueden reconocer errores y no aceptan pruebas que no les gustan’
‘se meten ellos solos en un callejón sin salida’
‘los autócratas pueden actuar rápidamente y con decisión, pero también pueden cometer errores gravísimos, porque nadie les puede avisar cuando se equivocan’
(Ara, 30 de noviembre del 2022)
Y, a mi modo de ver, Pedro Sánchez encaja a la perfección con estos pensamientos, ya que actúa de forma autocrática, falsamente democrática, ya que engaña a diestro y siniestro, para conseguir sus objetivos. Y le es imposible rectificar. No tiene la inteligencia ni la empatía para corregir.
Yo, personalmente, creo que Pedro Sánchez no pasará a la ‘gran historia’, pues no es un estadista, por mucho que se lo crea. Y su confesión de pasar a la historia por el traslado de Franco, muestra que el resto de su actividad, en su totalidad, es secundaria. Esa es la consideración que tiene de trabajar por la sociedad.
Este domingo pasado, Pedro Sánchez fue elegido presidente de la Internacional Socialista, cosa que los medios de comunicación institucionales españoles han publicitado de forma grandilocuente; cuando, en realidad, actualmente esa I.S., es irrelevante, no tiene nada que ver como en la época que el presidente fue Willy Brandt o François Mitterrand, la desaparición de los partidos socialistas francés e italiano le dieron la puntilla. Nadie sabe que hasta este congreso, el presidente era el griego Yorgos Papandreu.
Yo más bien pienso que a Pedro Sánchez le pasará como a Esponsiano, que no pasó a la historia como un emperador romano, se le consideraba un posible usurpador del Imperio romano durante el reinado de Filipo el Árabe. Una moneda de oro encontrada en Transilvania (Rumania) en 1713 en la que se observa su figura y la leyenda ‘IMP(erator) SPONSIANI’, y en el reverso un diseño que data de la República Romana, eran pruebas confusas, pero.
‘Estudios realizados recientemente por un equipo investigador de la University College de Londres y la Universidad de Glasgow, parecen indicar que el áureo encontrado es auténtico, y que los rasguños son propios de su uso.
Y aseguran que probablemente fue un comandante del ejército en la provincia romana de Dacia, alrededor de 260 d.C., cuando se separó del Imperio romano.
Según el estudio, se habría visto empujado a coronarse emperador durante ese período de caos y guerra civil, protegiendo la población de Dacia hasta el orden se restableció y la provincia fue evacuada, entre el 271 y el 275 d.C.’
(Noticias 324, 24 noviembre 2022)
En definitiva, visto lo visto, debemos alejarnos y rechazar argumentos y explicaciones de personajes como Pedro Sánchez, pues:
‘Todas las cosas están sujetas a interpretación, la interpretación que prevalezca en un momento dado es una función del poder y no de la verdad’
(Friedrich Wilhelm Nietzsche, 1844-1900)
Debemos utilizar todas nuestras energías para descalificar al sibilino Pedro Sánchez, que no tiene nada que ver con la Sibila, si no por su carácter ambiguo, con sus mensajes contradictorios. Y, en paralelo, dedicarnos a pensamientos que nos hagan crecer personal y cívicamente, como son los de Joan Fuster i Ortells (1922-1992), que, entre otras muchas cosas, comentó:
‘No hagas de tu ignorancia un argumento’
‘Reivindicad siempre el derecho a cambiar de opinión: es lo primero que os negarán vuestros enemigos’
‘Toda política que no hacemos nosotros, será hecha contra nosotros’
‘La libertad es un hábito, y no resulta nada fácil de adquirir. Sólo se adquiere con la práctica’
‘El que manda quiere que los mandados sean dóciles. Hemos de partir de esta obviedad’
‘Mis contradicciones son mis esperanzas’
‘Cuando una revolución es imposible, corre el riesgo de convertirse en lo contrario: en una reacción’
‘No aceptes la derrota hasta que no encuentres que saldrás ganando’
‘Me odian, y esto no tiene importancia. Me obligan a odiarles, y esto sí que tiene’