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Pensamiento contraintuitivo

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

En el actual complejo sistema híbrido, la primera víctima es la verdad (igual que en las guerras, como dijo Esquilo, 525 a.C. – 455 a.C.), por eso el lenguaje (el ‘verbo’) ya no nos sirve, pues es utilizado como una nueva arma, para aumentar dicha complejidad, como intento explicar en este escrito.

Un ejemplo de esa complejidad distorsionadora, lo tenemos con la expresión de ‘democracia iliberal’, o ‘antiliberal’; y la tragamos acríticamente, sin más, sin darnos cuenta que todos los adjetivos calificativos que añadamos al término ‘democracia’, no hacen más que descalificarla, pues, en realidad determinan a regímenes antidemocráticos.

Las democracias iliberales, como la Hungría de Viktor Orbán, o la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, por ejemplo, ignoran los límites constitucionales del poder, ignoran a las minorías, son manipuladoras, y se utilizan para legitimar a determinados poderes, por lo que deberían ser denominadas formas de poder autoritarias, más o menos blandas, según los casos.

Y ese alien cancerígeno ya está inoculado en todos los sistemas, pues las democracias sin un liberalismo constitucional producen regímenes centralizados que erosionan la libertad. Y los catalanes sabemos, por experiencia propia, que el falso federalismo de Pedro Sánchez, en realidad, presenta todos esos defectos mencionados, pues está claro que su falso federalismo centralizador, es totalmente contrario a un correcto federalismo, que, por definición, ha de ser descentralizador. Y si a eso le añadimos la tendenciosa actuación judicial, policial, etc., la telaraña funciona a la perfección.

El reciente ejemplo de introducción de las policías españolas en el sistema de alarma catalán (teléfono 112), es la mejor prueba de la centralización españolista; y, si bien, para cualquier ‘acuerdo’, se requieren meses de continuadas negociaciones para delimitar su aplicación, hoy hemos visto que el ministerio de interior, de Fernando Grande-Marlaska ya está trabajando para que esa centralización sea efectiva cuanto antes. Y que eso lo haga un exjuez repetidamente descalificado por el tribunal de justicia de la UE, por su ‘laxitud’ en la defensa de personas bajo su tutela judicial, lo que comportó torturas varias, nos muestra la verdadera cara del reino español, su faz represora y vengativa.

Y claro, tener como presidente a un personaje como Pedro Sánchez, caracterizado por su hibridismo ideológico, no es de fiar. Ya ha mentido demasiadas veces, y su palabra no vale nada; y una persona sin confiabilidad en su palabra, no es un buen ciudadano y, mucho menos, un buen gobernante.

Y, por desgracia, tenemos demasiados ejemplos de híbridos políticos, además del mencionado Pedro Sánchez, como el francés Emmanuel Macron (el mediático representante de las élites capitalistas), el valenciano Carlos Mazon (que todavía no ha demitido ni cesado), el surcoreano Yoon Suk-yeol (que utiliza todas las argucias para no dimitir), o la belga Ursula Gertrud von der Leyen (valedora de un acuerdo con Mercosur (aprovechando la debilidad francesa, para beneficiar al sector automovilístico y perjudicando al sector primario), etc.

¿Es lógico que un acuerdo en el que se lleva 25 años trabajando, se firme a prisa y corriendo, aprovechando la debilidad francesa, uno de los países contrarios, junto a Italia y Polonia, más preocupados en defender a sus sectores primarios (cosa que Sánchez ha olvidado)? ¿eso es democracia? (yo diría que no, que eso es su ‘democracia iliberal), ¿está garantizado que el parlamento y la comisión europea lo ratificarán? 

Todos esos personajes en realidad son peores que los icebergs, que ocultan más de lo que muestran; si de los icebergs únicamente emerge un 10% de su volumen, los citados personajes ocultan todavía más.

Los icebergs obedecen a leyes físicas, es decir, que el hielo glacial tiene una densidad aproximada del 0,89 g/cm3, pero los políticos híbridos, obedecen a leyes menos diáfanas, más oscuras y amorales, si no, ¿cómo se explica que Pedro Sánchez sea uno de los principales avaladores del acuerdo UE / Mercosur?, y que, encima, tenga la cara de decir que ese acuerdo beneficiará a los agricultores y ganaderos (que verán incrementar la importación de productos ‘competidores’, sin las exigencias de la UE, en cuanto a fertilizantes, control ecológico; costes de mano de obra más baratos, por la explotación infantil y menores garantías sociales; etc.), y oculte que los que más celebran  ese acuerdo son las grandes corporaciones industriales europeas y españolas (automóviles, hidroeléctricas, etc.), que ven ampliar su mercado con 295 millones de ‘consumidores’ (con el objetivo de alcanzar a los 780, incluyendo, potencialmente, a toda Sudamérica), máxime, en este momento que la protección arancelaria del futuro Donald Trump, ya está a la vuelta de la esquina.

Y, claro, todos los medios de comunicación de su pesebre, han aplaudido ese acuerdo.

Pero, claro, Pedro Sánchez mantiene su ADN de castellano conquistador, que quiere seguir prevaleciendo su espíritu monárquico – metropolitano, de su añorado imperio español: ‘benefactor’ gracias a su imposición de su lengua y religión; por lo que espera el eterno agradecimiento de sus excolonias, por haber sido ‘descubiertas y civilizadas’.

A Sánchez le es indiferente la ciudadanía, él, como Macron y Von der Leyen, no dejan de ser ‘los tontos útiles’ del más duro y salvaje capitalismo.

A nadie se le escapa que, en todo acuerdo económico, a medio plazo, siempre hay vencedores y perdedores, aunque éstos últimos, tarden tiempo en darse cuenta, pues los Luis Lacalle Pou (Uruguay), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Javier Milei (Argentina) y Santiago Peña (Paraguay), tampoco serán transparentes con sus respectivas ciudadanías. Y, por su parte, Von der Leyen se felicita, a bombo y platillo, que ese acuerdo será muy beneficioso para la UE.

En la física y química es aplicable el principio de los vasos comunicantes, según el cual, un líquido homogéneo puede llegar a tener el mismo nivel al encontrarse en envases conectados; pero, claro, cuando el líquido no es homogéneo, esa nivelación no se produce, ya que depende de la diferente densidad de los líquidos.

Pues bien, en economía también hay esa diferencia de densidad, y está claro que, comparativamente, por más que se unan la UE y Mercosur, siempre saldrán beneficiados los sectores con más densidad, con más peso específico: la industria europea y la agricultora y ganadería americana (de los 5 países que lo conforman)

En definitiva, todo es pura fanfarria, una gran pirámide de mentiras y engaños, como lo es, por ejemplo, que estados, oficialmente aconfesionales como Francia y España, celebren por todo lo alto la reconstrucción de Notre Dame, u organicen una misa oficial (el próximo lunes), en Valencia, por las víctimas de los fallecidos por la gota fría, misa que estará llena de personajes oficiales (desde el rey hasta …), menospreciando a los familiares de las víctimas, que han sido despreciados (ha sido invitada una minoría, con la excusa de que ‘se desconoce la creencia de dichos familiares’, pero, claro, se da por sentado que los oficialistas citados, son de la cuerda católica-apostólica y romana; cuando, en realidad lo que buscan es una foto ‘pacífica’, sin críticas por su gestión.

Por todo esto, predomina la lógica contraintuitiva, la entropía que busca la dispersión inelástica, es decir, una ciudadanía no perturbativa.

Y como defensa, solo nos queda, como a los franceses, saltarse las líneas rojas (con el consiguiente riesgo de dar voz a la extrema derecha), pero, como dijo Vicent Partal, tiene un aspecto liberador, pues se deja de estar atrapado por las mentiras del poder, basado en el principio: ‘o yo o el caos’, cuando el caos también lo son ellos, pues el mal menor también es un mal. Y eso Pedro Sánchez debería percibirlo, si fuera honesto, y reconociera, de verdad, a los partidos independentistas, ya  los de su izquierda (Podemos, EH Bildu, etc.)

Pero la realidad es que estamos en un régimen híbrido, en el que todo cabe, menos la democracia, la moral y la ética. Y así nos va y nos irá, pues si el lenguaje, el verbo y la palabra, ya no son el principio de nada, ¿qué podemos esperar?