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Pensar en grande o en pequeño, pero pensar

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Hay muchas frases al respecto, y una que me parece bastante completa es: ‘Piensa en grande y tus hechos crecerán; piensa en pequeño y quedarás atrás; piensa que puedes y podrás’ (Napoleón Hill, 1883 – 1970)

Y he pensado en este consejo, por encontrarnos, los independentistas catalanes, en un momento político un tanto desorientado, por decirlo de forma suave. Y eso, a muchos, nos comporta una cierta depresión.

Sabemos que todo proceso de negociación, efectuado en privado, pero con las filtraciones interesadas, a las que debemos sumar las desinformaciones perturbadoras, comporta la lógica desorientación que tenemos. Y por suerte, todo ello tiene una fecha límite, el 27 de noviembre al mediodía; pues, ese es el tope para investir, o no, a Pedro Sánchez como presidente del gobierno.

Como he comentado repetidamente, creo que la mejor opción sería no investirlo, y ‘desvertirlo’ de su actual poder. Ya sé que la expresión de investir (coronar, habilitar, ungir) tiene como antónimo las expresiones ‘desfavorecer, negar’; y no es correcta la que he indicado de ‘desvestir’, pero me parece que indica claramente mi idea de despojarle de sus ínfulas, de su vanidad, orgullo y prepotencia, por considerar que tiene todo el juego controlado / manipulado, como expliqué en mi escrito de ayer.

Y no es que queramos el ‘cuanto peor mejor’, pues sabemos que, si ganan el PP/Vox, no podremos esperar nada (ahora, con el PSOE tampoco, está claro). Pero en una situación como la que estamos, creo que sería mejor volver a votar, y volver a decidir; aún con el riesgo, nada desdeñable, de que se repitan unos resultados similares; si bien, ese es el problema de los unionistas españoles.

Ante esta situación, los independentistas catalanes deberíamos tener claro que no podemos decaer, debemos reafirmarnos, persistir; y eso no requiere solamente resistir, pues resistir sería pensar en pequeño, lo que nos haría hacer pasos atrás. Que es lo que les pasa a los partidos políticos ‘independentistas’, casi de forma generalizada.

Sabemos, que, en este momento, no tenemos la fuerza social suficiente para pensar en grande y actuar, también en grande. Eso, ahora, es una utopía.

No es que tengamos que pensar en pequeño, ni mucho menos, pues eso, como he dicho, nos haría retroceder, todavía más. Es evidente que nuestras expectativas, nuestros objetivos, determinan las metas que conseguiremos, y si son unos objetivos timoratos y limitados, el resultado será penoso, como pasa con el actual gobierno de la Generalitat, que actúa en un plano totalmente autonomista.

Y no debemos olvidar quepensar en pequeño nos hará más pequeños’; que nunca se consigue nada grande, pensando en pequeño.

Por lo tanto, nuestra forma de proceder debería fortalecer nuestra resiliencia, y para ello, se requiere un enfoque glocal, pensar de forma global y actuar de modo local. Esta idea, de ‘pensar en grande y actuar en pequeño’, es sumamente enriquecedora y válida, y, con toda probabilidad, la más exitosa, dadas las actuales limitaciones de nuestro colectivo.

Pero, en paralelo a ese pensamiento glocal, deberíamos procurar superar las rivalidades, las individualidades existentes entre nosotros (como en todo colectivo, claro), pues movernos en un perpetuo ‘Campo de Agramante’ quijotesco, caracterizado por el desorden, la discordia, etc.; nos hace malgastar las pocas o muchas energías que tenemos. Sólo así eliminaríamos a los arribistas, caracterizados por su delirio de poder, por pequeña que sea la parcela en cuestión.

Y también es sumamente importante no minusvalorar a los unionistas españoles, sabemos que tienen todos los poderes del estado, y se mueven a la perfección con su amparo. De todos modos, deberíamos ser capaces de no perdonar: a cada acción una reacción; siempre pacífica, pues no somos violentos.

Ayer vimos, de nuevo, al deplorable Felipe González, en Avilés, junto al controvertido empresario mexicano Carlos Slim y el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, en los debates de la XXVIII reunión plenaria de la Fundación Círculo de Montevideo, un fórum de reflexión del mundo hispanoamericano que se realiza con el título ‘El renacimiento de la ética’. Y en su exposición, el ultranacionalista español Felipe González, mostrando su falta de ética (precisamente en un foro sobre ella) se burló de Carles Puigdemont, por la escasa participación en la votación organizada por el Consejo de la República (4,5% de participación), llegando a decir: ‘Fue un éxito brutal, pobrecito Puigdemont, le ha salido fantástica la consulta (…) y la propuesta de Puigdemont (amnistía) le parece ‘tan absurda, como él’.

Nosotros podemos parecerle absurdos (yo participé en esa votación, a favor de no investir a Pedro Sánchez), pero nunca caeremos tan bajo como el mencionado Felipe González, presunta ‘X’ de la trama asesina de los GAL, protegido por los mencionados poderes, más o menos ocultos, del estado.

No podemos confiar en los nacionalistas españoles, que nos han engañado siempre, pues recordamos que Felipe VI, el 20 de abril de 1990, dijo, en catalán: ‘Catalunya serà el que vulguin els catalans’ (Catalunya será lo que quieran los catalanes), como recogió La Vanguardia el día siguiente, 21. Pero, el 3 de octubre del 2017, tras el referéndum, dijo ‘ha supuesto la culminación de un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Catalunya’.

Efectivamente, esos poderes tienen el dominio y control de los medios de comunicación más potentes, y no pierden ocasión para mentir e insultar a Puigdemont, pues consideran que es ‘el enemigo número 1 del estado’; ya comenté en mi escrito de ayer, los comentarios de la infame Àngels Barceló.

Nosotros no tenemos poder para contrarrestar esas opiniones; pero deberíamos invadir las redes sociales para evidenciar nuestro cabreo por sus diatribas mentirosas y hacer pública la realidad; como, por ejemplo, deberíamos reenviar y difundir las opiniones positivas, como la del periodista letón Otto Ozols, que en una entrevista realizada por Blai Avià i Nóvoa, dijo que:

‘las palabras del gobierno letón sobre el catalán son una vergüenza y no representan a los letones’, ‘el cambio de posicionamiento del gobierno es un buen ejemplo de la presión diplomática y militar española’

(…) hay una razón por la cual los últimos presidentes y ministros de asuntos exteriores españoles han visitado unas cuantas veces un país tan pequeño como Letonia. La cuestión de la oficialidad del catalán, para el gobierno letón, se enmarca en el problema más amplio de la seguridad nacional

(…) sea como sea, a mi me avergüenza que el gobierno letón negocie con la libertad y la independencia de otra nación, una nación con unas circunstancias históricas y lingüísticas muy parecidas a las de Letonia’.

(…) El ministro de exteriores Krisjänis Karins sólo representa a su partido ‘Unidad’, si es que representa a alguien. Hablamos de un partido que esta última década ha estado vinculado a unos cuantos casos de corrupción. Bajo el mandato de Unidad, Letonia ha caído en la estagnación económica, y el soporte de ese partido ha caído dramáticamente. El señor Karins no es el dirigente más popular ni respetado del panorama político letón. Es parte de un pequeño grupo de cínicos y traidores que no representan la nación letona. Ni él no su partido son una referencia para nadie’ (…)

(Vilaweb, 25 de octubre, 2023)

Como vemos, el estado español, y Pedro Sánchez, no dudan en ‘pactar’ con el diablo, con tal de frenar el reconocimiento del catalán (que, oficialmente, defienden, como he explicado de forma reiterada). Por eso sabemos que no podemos confiar en nadie de la tropa unionista española y, menos, de los que tenemos aquí con nosotros.

Por todo ello, el president Carles Puigdemont, escarmentado con tantas mentiras y engaños, propuso la figura de un mediador, un relator, extranjero, para garantizar la objetividad y transparencia de las negociaciones. Y, claro, Pedro Sánchez se está negando totalmente.  

Hace unos días cité la película ‘Sound of Freedom’ (2023), escrita y dirigida por Alejandro Monteverde; pues bien, en esa película, el protagonista, el policía estadounidense (representando al activista real Timothy ‘Tim’ Ballard), que investiga en las redes para perseguir la pedofilia y el secuestro de niños y niñas, muestra su agotamiento por observar tanta basura; pero, aún así está satisfecho por su trabajo, hasta que un día le preguntan si considera positivo su trabajo, y responde que sí, que ha descubierto y detenido a 188 responsables de redes pedófilas. Pero le repreguntan: ‘¿y a cuantos niños has rescatado?, y responde que a ninguno, que su trabajo no es ese. Pero, claro, ese interrogatorio le hace replantear su trabajo, y dar un giro, involucrándose. Y, de ese modo, consigue importantes éxitos.

Y me parece que la moraleja de esa película, que explica una historia real, a los independentistas catalanes de base nos muestra que debemos cambiar de actitud, que no podemos seguir más tiempo con la dinámica que tenemos; pues así nos iremos debilitando, ya que es pensar y actuar en pequeño.

Deberíamos ser proactivos, mantener el pleno control de las iniciativas que tomemos, anticipándonos a los acontecimientos. El citado Napoleón Hill, como he indicado, además de pensar y actuar en grande, recomendaba: ‘piensa que puedes y podrás’. Y esto, precisamente es lo que nos hace falta, pensar que podemos, pues solo así superaremos el actual estado depresivo en el que nos encontramos.