Pere Aragonès muestra su falta de respeto y empatía con Carles Puigdemont

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer, 13, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en un acto para celebrar el 93 aniversario de la Segunda República española, mostró su peor cara respecto al president Carles Puigdemont, y eso, como explico a continuación, me parece que es una muestra de los nervios y temores que dominan en ERC.

Pere Aragonès dijo: ‘Delante de aquellos que mienten y poden la confianza para entregarse a la Moncloa (en referencia a Salvador Illa, PSC/PSOE) y delante de aquellos que siguen vendiendo humo y construyendo castillos de cartas (en referencia a Carles Puigdemont, Junts), no podemos callar más. Hemos de decir la verdad a los ciudadanos de Catalunya.

¿Y qué es la verdad, según Aragonès?: acusar a Junts de querer ‘enredar’ a la ciudadanía con el regreso de Puigdemont. ‘Ahora dice que sí, que a la tercera va la vencida (…) pero que no nos vuelvan a enredar, Catalunya necesita un presidente que diga la verdad (…) el proyecto de Carles Puigdemont es Carles Puigdemont y el proyecto de ERC es Catalunya (…) el proyecto de Illa es España, el de Puigdemont es él mismo, y el de ERC es Catalunya’.

En esa misma línea, Jessica Albiach, candidata de Comuns/Sumar, en el acto de precampaña realizado ayer, bajo el mensaje: ‘La Catalunya que viene’ dijo que su formación no comparte el proyecto de Junts y cerró la puerta a alianzas postelectorales que incluyan esta formación en la ecuación. ‘Si es por nosotros, Junts estará fuera del gobierno, pues va contra el modelo que defendemos (…) estos comicios no van de las aventuras y desventuras de tres señores (Salvador Illa, Carles Puigdemont y Pere Aragonès) que piensan que todavía viven en los años 90’

Pues bien, la posición de Albiach no es nueva, no olvidamos que la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau pactó con Manuel Valls (de Ciudadanos) para evitar, en 2019, que Ernest Maragall (ERC) que fue el más votado, fuera alcalde; y cuatro años después, 2023, hizo lo imposible para ayudar a frenar que lo fuera Xavier Trías (Junts), que había ganado las elecciones. Colau prefirió votar a favor de Jaume Collboni (PSC/PSOE) junto al PP. Y esa es la coherencia del partido de Comunes/Sumar, es decir, sumar para que los independentistas no alcancen el poder. Esa es la única suma visible de ese partido unionista español. Por eso, no merece la pena gastar una línea más sobre esa formación política. No se merecen ni el desprecio, ni la crítica.

Pero, volviendo con Pere Aragonès, me parece evidente que a ese señor, mi presidente, mal que me pese, se le puede aplicar el refrán: ‘dime de lo que presumes y te diré de lo que careces’, o, haciendo un poco de broma: ‘cuando te digo que ‘las traes muertas a todas, me refiero a tus neuronas’.

Aragonès, y su partido de ERC, se atribuyen virtudes y presumen de ellas, como coherencia, buena gestión, etc.; y justamente, ésas forman parte de sus carencias, pues analizando sus actividades desde el 2017, de total entrega y servilismo hacia Pedro Sánchez (PSOE), bien podríamos aplicarles el refrán ‘dime con quién andas y te diré quién eres’.

Y volviendo a las críticas de ayer, dirigidas directa y abiertamente a Carles Puigdemont, me parece evidente que fueron una muestra de falta de respeto con el president legítimo, Carles Puigdemont, destituido, abusiva y alegalmente, por el gobierno central del PP, respaldado por el PSOE de Pedro Sánchez. Y, a la vez, una muestra de falta de empatía con el exilio y los exiliados, especialmente Carles Puigdemont, claro. Y, también, una desconsideración por el enorme trabajo que han venido haciendo Puigdemont, Comín y Ponsatí, en el parlamento europeo y ante las instancias judiciales europeas (en contraposición con el papel gris, anodino e irrelevante, efectuado por Marta Rovira, secretaria general de ERC, exiliada en Suiza)

El término respeto, etimológicamente viene del latín ‘respetus’: ‘re’ (volver) y ‘spectrum’ (aparición, derivado de ‘specere’, mirar), por lo tanto, respeto es ‘volver a mirar’, no quedarse con la primera mirada, con la primera impresión. Otros autores la derivan de ‘respectus’ (mirada atrás, atención intensa, consideración especial)

Por su parte, la empatía, del griego ‘empátheia’, significa afectado, emocionado, apasionado, experimentación de las vivencias de otro, de forma aproximada a la ‘simpatía’ ‘syn’ (idea de puesta en común, con, conjuntamente), más la ‘pátheia’ (patía) citada.

Y precisamente, Pere Aragonès mostró ayer esa falta de respeto, esa falta de atención intensa, esa consideración especial con Carles Puigdemont y, claro, también una falta de experimentar lo que viven otros, la puesta en común con sus ideas y, en definitiva, la falta de simpatía.

Y me parece claro que esas críticas, esa posición equivocada e irrespetuosa de Pere Aragonès, no fueron decididas por él, sino que le fueron dictadas por Oriol Junqueras, su gran valedor y mentor, el que le preservó de toda actividad relacionada con el referéndum del 2017:

Según unos politólogos, para dejarlo en reserva, ante la represión, pues, siendo vicepresidente económico Oriol Junqueras, José María Jové, secretario general de la vicepresidencia y de economía y hacienda; y Josep Lluís Salvadó, secretario de hacienda, fueron imputados en la operación Anubis (registro de la consellería de Economía), pero no fue encausado Pere Aragonès, que estaba en la consellería y era secretario de economía. El propio Aragonès, en la presentación del libro ‘Pere Aragonès, l’independentisme pragmàtic’, escrito por Magda Gregori (editorial Pòrtic, 2020) a la pregunta de Gregori ¿Por qué nadie le fue a buscar?, respondió que ‘yo no estaba implicado en la organización del 1 de O; llega un momento que Junqueras decide crear un cordón sanitario y proteger a gente. Oriol me había dicho: ‘hemos de reservarte porque ha de quedar alguien cuando todos hayamos recibido’.

Pero, personalmente, no descarto otra posibilidad: en ese mismo libro de Gregori, Aragonès se define como ‘una persona de orden’, y, ese aspecto, junto a la ‘cultura’ familiar, a mi modo de ver, podría ser el motivo de no involucrarlo en el meollo del referéndum; es decir, que es bien posible que Oriol Junqueras, en el 2017, no confiase ciegamente en Aragonès y, claro, años después, con las imputaciones e inhabilitaciones, Junqueras también se viese obligado ‘a hacer de la necesidad virtud’, y avalarlo para la presidencia (a falta de otros). No me parece razonable que se arriesgase el propio Junqueras y sus fieles Jové, Salvadó y Rovira, entre otros, y preservase a Aragonès.

Otro aspecto digno de estudio, fue la decisión de Pere Aragonès de adelantar las elecciones para dificultar la participación de Puigdemont y, especialmente, aprovecharse de la inhabilitación de Junqueras; una nueva versión del ‘tu también, Brutus (et tu, Brute)’, últimas palabras de Julio César. Pero eso es una libre interpretación mía, como he dicho, pues no la he leído ni oído en ningún medio.

Nunca conoceremos la intrahistoria, pero, volviendo al tema de la falta de respeto de ERC con Carles Puigdemont, y como he escrito en repetidas ocasiones, siempre he pensado que al regreso del president legítimo, el president circunstancial debería dar un paso atrás, y permitir la restitución del que fue destituido de forma arbitraria por el gobierno central; e igualmente con Carme Forcadell en la presidencia del Parlamento. Esa sería la única forma de mostrar que únicamente es nuestro Parlamento el que tiene la potestad de investir y de censurar a un presidente.

Y esa restitución es la que busca Puigdemont, y que muchos aplaudimos.

Pero es evidente que ERC, sobre todo, aspira al poder, y ahora que lo tiene, no quiere perderlo, y nunca lo cedería formalmente a Puigdemont, para su restitución. Por eso, las críticas de ayer efectuadas por Aragonès, a mi modo de ver, sólo se pueden enmarcar en esa ambición desmesurada de ERC.

Y con esas divisiones, está claro que difícilmente conseguiremos llegar a ninguna meta, ni que sea volante.

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