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Hoy, quinto aniversario de los atentados del 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils, se ha efectuado el tradicional acto de recuerdo y respeto por las víctimas. Y, como es lógico, no ha sido del gusto de ninguna de las partes.
Reunir en un mismo acto a:
- Los familiares de las víctimas, deseosas del respeto privado, y del reconocimiento público, pues muchas de ellas se sienten abandonadas o poco reconocidas y ayudadas por las instituciones, a la vez que necesitadas de una clara información.
- Los políticos institucionales, ‘autocomplacidos’ con sus actuales butacas y prebendas, deseosos del correspondiente protagonismo y, a la vez, de pasar página (especialmente los unionistas representantes del estado español).
- La población en general, sin distinciones partidistas (como muestra de respeto) pero necesitada de una amplia y profunda investigación, necesariamente de las instancias internacionales, ya que de las españolas vimos que cerraron en falso el juicio, por lo que hemos quedado saturados por su clara tendenciosidad.
evidentemente, no puede funcionar. Es un planteamiento incorrecto. Un cóctel de difícil digestión por parte de todos.
Y una buena muestra la hemos visto en las desafortunadas e interesadas declaraciones posteriores al acto de las Ramblas, por parte de la alcaldesa Ada Colau, así como por parte de determinados medios de comunicación subvencionados, criticando que la población rompiera el minuto de silencio protocolario, al grito de ‘justicia’, pues han considerado que ‘no era el momento’. Es cierto, también, que algunos familiares afectados también han estado en desacuerdo con esos gritos.
Pero, si ese no era el momento, ¿cuál hubiera sido?, ya que la población no hemos tenido otra ocasión de mostrar nuestro desacuerdo con los políticos presentes. Por ejemplo, que el Parlament de Catalunya estuviera representado por Assumpta Escarp (del PSC/PSOE), y que también asistieran la senadora Eva Granados, el ministro Miquel Iceta y la presidenta del congreso Meritxell Batet , así como el teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, todos ellos del (PSC/PSOE), y todos ellos representantes del estado represor que ha propuesto el mantenimiento de los secretos oficiales durante 50 años prorrogables otros 10; esa prolija asistencia parece que a Colau no le ha molestado en absoluto, pero sí la presencia, en cuarta fila, de Laura Borràs, presidenta del Parlament de Catalunya, destituida por todos ellos, con la ayuda de ERC.
Pere Aragonès, president de la Generalitat, del citado partido de ERC que, con el fraudulento diálogo, está blanqueando el estado profundo español, también ha estado presente en el citado acto institucional, y seguro que se ha sentido molesto, también, pero al menos ha tenido un punto de discreción, no criticando (de momento) a Borràs, como sí ha hecho Colau, deseosa del máximo protagonismo.
Posteriormente, a las 12.00 h, delante de la Sede de la Comisión Europea en Barcelona, situada en el Paseo de Gràcia, y organizada por la plataforma ’17-A Exigim Responsabilitats’ (Exigimos Responsabilidades), se ha efectuado una importante y breve manifestación transversal y neutra, a la que sí que he podido asistir, y en la que se ha hecho lectura a unos manifiestos criticando que el congreso de los diputados rechazase, en su momento, la configuración de una comisión de investigación, al ser vetada por los votos del PSOE / PP / Cs y Vox. Manifiestos muy aplaudidos por los asistentes. Pero, claro, a ese acto no estaba presente ningún político de los mencionados, que ya habían vuelto a sus despachos (se supone), pues ya habían ‘cumplido’. La única presente ha sido la mencionada Laura Borràs, y su equipo de colaboradores más próximos.
Como he dicho, unos actos como los mencionados, no son fáciles de gestionar, y cada partido político lo aprovechará como si fuera un arma contra sus opositores, pues ya están en plena precampaña electoral del 2013.
Obviamente, los medios de comunicación institucionalizados, y los partidos unionistas, así como el gobierno, también aprovecharán para hacer sangre. Ya sabemos como, todos ellos, han utilizado amoralmente los muertos por la ETA.
Por eso, me parece interesante reproducir el siguiente cuento tradicional japonés:
‘Un confeccionador de cestos acababa de perder a su padre, del cual era su viva imagen. Un día de feria, un vendedor le enseñó una mercancía nunca vista: un disco de metal brillante y pulido. El hombre de los cestos pensó que su padre le sonreía desde el metal y, maravillado, pagó con sus ahorros la extraña joya. Cuando llegó a su casa, la escondió en un baúl. Cada día interrumpía su trabajo y se iba a las golfas a contemplarlo. Un día, su mujer lo siguió hasta el escondijo, en el cuál él quedaba embrujado ante el espejo. Intrigada, la mujer cogió el objeto, lo miró y vio la cara de una mujer. Gritó a su marido: ‘me engañas, tienes una amante y vienes a mirar su retrato’. ‘Te equivocas, contestó el marido, veo a mi padre otra vez y eso me ayuda a atenuar el dolor de su pérdida’. ‘Mentiroso’, contestó la mujer.
Los dos se acusaron de mentir y se hicieron todo tipo de acusaciones, de cada vez más agrias. Una vieja parienta intercedió en la discusión y los tres subieron a las golfas. La mediadora miró la imagen del disco metálico, y moviendo la mano, dijo a la mujer: ‘Bah, no te preocupes, sólo es una vieja’.
A menudo, los espejos son unos objetos en los que no encontramos reflejada la imagen que tenemos, sino la imagen que tememos’.
(Irene Vallejo, ‘Algú va parlar de nosaltres’ (Alguien habló de nosotros), editorial Columna, Barcelona 2022, págs. 260-261)
Volviendo al acto del día de hoy, me parece que está claro que todos vemos el reflejo que queremos o nos interesa ver.
Ahora bien, no podemos relativizarlo todo, hay cosas y situaciones objetivas. Y la participación, por acción u omisión, del estado en los atentados, presenta muchos claroscuros que, si los ocultan hasta dentro de 50 o más años, por algo debe ser.
Y precisamente contra ese oscurantismo es por lo que nos manifestamos. Sabemos, por las declaraciones del infame ex-comisario José Manuel Villarejo, que ‘sólo querían darnos un susto a los independentistas catalanes’ y, según el exministro de asuntos exteriores del PP, José Manuel García-Margallo, que meses antes ya dijo que ‘en agosto, pasarán cosas en Catalunya’, pero, claro, para la fiscalía, para el poder judicial, para la policía, para los partidos y medios unionistas, eso son meras minucias que usamos los ‘conspiranoicos’ independentistas catalanes.
Por todo eso, pedimos, exigimos, que las instituciones judiciales internacionales investiguen a fondo estos atentados, y pongan ‘luz en la oscuridad’ (utilizando el título de una serie televisiva muy popular).