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Posturas

Martha Nava Argüelles
Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

De nueva cuenta la imagen integral del presidente, Andrés Manuel López Obrador quedó a deber en la visita que realizó a su homólogo estadounidense, Joe Biden y no sólo por una coordinación previa poco favorecedora respecto de la fecha que eligieron para el encuentro ya que Biden tenía compromisos que atender en medio oriente lo que evidentemente sería el tema a posicionar en la agenda mediática del país vecino y no la visita de AMLO.

Ahora, es importante entender el contexto, esta reunión se da después de que el presidente mexicano defendiera al activista Julian Assange fundador de Wikileaks y pidiera a las autoridades estadounidenses le entreguen un indulto, pues considera que si lo condenan a pena máxima y a morir en prisión, se debería iniciar una campaña para retirar la estatua de la libertad tema que, ciertamente, no compete al mandatario mexicano; y a su vez, se da después de que el presidente rechazara la invitación de Biden a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, pues no se incluyó, como lo pidió AMLO, en el evento a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo que muchos medios de comunicación del país vecino retomaron, pues consideraron que esta visita, un mes después, para tratar temas de migración, llegaba demasiado tarde pues debió tratarse durante dicho evento. Es decir, a los ojos de los medios de comunicación de los Estados Unidos la visita del presidente de nuestro país no fue del todo grata.

Por otra parte, hay que analizar toda la comunicación no verbal, porque independientemente del “épico” discurso de historia que emitió el titular del ejecutivo mexicano que duró más de 30 min -.para un momento que normalmente dura, en su totalidad, 20 – y de que el presidente de los Estados Unidos dijera que entre ellos existe una relación “sólida y productiva”, la realidad es que hubo algunos detalles que dejaron mucho a la interpretación. Por ejemplo, Biden no recibió públicamente a AMLO al llegar a la Casa Blanca es decir, la presencia del presidente mexicano no es tan importante como dice y también, de alguna forma regresó el “desprecio público” que hizo a su invitación a la Cumbre.

Otro ejemplo de comunicación no verbal y que fue objeto de muchos memes fue la postura al sentarse del presidente AMLO durante el encuentro en la oficina oval, y es que sin importar la estatura del personaje este siempre debe mantenerse erguido y desabotonar su saco al sentarse, algo que seguramente debió decirle su equipo de asesores, pues se trata de un protocolo básico, que además da una imagen de poder acorde a su investidura pues la postura que tomó comunicaba, no sólo que no estaba cómodo con el encuentro, sino que se sentía intimidado; al hablar debió hacerlo prácticamente de memoria -tal y como lo hace en las mañaneras- o apoyado por unas cuantas tarjetas, pues hacer uso de tantas hojas se ve poco profesional y desordenado.

Biden, por su parte, también tuvo sus momentos de desliz, y es que, aunque el presidente AMLO hubiese dado un discurso tan largo este debió evitar bostezar o hacer tan evidente su cansancio durante el encuentro y a su vez recibir a Andrés Manuel con el decoro que merece, pues al final del día este tenía como objetivo no escrito mostrar ante los medios que entre los titulares de ambos países no existe enemistad sino por el contrario, el trato es cordial pues se están llegando a acuerdos benéficos para ambos países.

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