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Programas de Alimentación Escolar hacen frente a dos pandemias: COVID-19 y malnutrición

·      Desde marzo 2020, cerca de nueve millones de niñas, niños y adolescentes en la subregión mesoamericana, dejaron de recibir lo que, para muchos de ellos, era la única comida o la más nutritiva del día con el cierre de las escuela

Ciudad de Panamá, 8 de febrero 2021. A casi un año del cierre de las escuelas, como consecuencia de la crisis sanitaria por la emergencia de la COVID-19, autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han reiterado la importancia de continuar promoviendo sistemas alimentarios sostenibles, particularmente ahora que Mesoamérica enfrenta otros desafíos en materia de inseguridad alimentaria, hambre, pobreza y malnutrición.

Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2020, firmado por las Naciones Unidas, la población subalimentada en Mesoamérica alcanza a 15,2 millones durante el periodo 2017-2019. Y estas cifras podrían haber aumentado luego del cierre de las escuelas y, por tanto, de los Programas de Alimentación Escolar (PAE) que significaban para muchos de los estudiantes su principal fuente de alimentos nutritivos en el día.

Ante esto, el Coordinador Subregional de FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches Peraci, aseguró que los PAE son ejemplos de programas sociales que hacen frente a la crisis sanitaria y que aportan en el compromiso de los países por cumplir las metas de Desarrollo Sostenible al 2030, puesto que contribuyen a garantizar el derecho humano a la alimentación adecuada para los escolares.

En ese sentido, Sanches Peraci aplaudió que los gobiernos de la Subregión Mesoamericana atendieran el llamado de no limitar el acceso de alimentos a través de los PAE, y buscaran otras alternativas para dar cobertura a la población escolar. Tal es el caso de Honduras, Costa Rica, Panamá y la República Dominicana, en donde se siguen distribuyendo canastas de alimentos en los hogares de niños de edad escolar.

Adicionalmente, en su más reciente informe, la FAO ha insistido en que es necesario seguir promoviendo la educación alimentaria y nutricional frente a la otra pandemia, la obesidad, como uno de los mayores y crecientes retos en la subregión. De acuerdo a datos oficiales, por cada persona que sufre hambre existen más de seis que sufren sobrepeso u obesidad. Si bien el exceso de peso afecta a todos los grupos etarios, en edad escolar, entre el 20 y 40% los niños y adolescentes presentan sobrepeso u obesidad.

Para hacer frente a esta otra pandemia, la malnutrición, las escuelas también han representado espacios idóneos para promover mejores prácticas alimentarias y de estilos de vida saludables, a través de intervenciones de educación alimentaria y nutricional, que dan respuesta a esta otra cara de la malnutrición en la población estudiantil. 

Los avances en alimentación escolar en la subregión

La FAO también ha reconocido los importantes avances en la promoción de la alimentación saludable en las escuelas de los países de Mesoamérica, destacando entre ellos que en los últimos cincos años, Guatemala, Honduras y Panamá aprobaron leyes que regulan específicamente la alimentación escolar e incorporan la participación de la agricultura familiar en los procesos de adquisiciones de alimentos.

Por su parte, en 2020, El Salvador desarrolló la estrategia de alimentación escolar sostenible y una ley de agricultura familiar; mientras que en Costa Rica y la República Dominicana se implementan estrategias de atención en alimentación y nutrición durante el confinamiento.

Además, se han incrementado los presupuestos públicos para los PAE, los cuales durante la COVID-19, en 2020, superaron aproximadamente los 500 millones de dólares para la atención de 7,5 millones de niños, niñas y adolescentes, en escuelas públicas desde pre-primaria, primaria y, en algunos países, la secundaria.

Lo anterior es muestra de la relevancia que tienen los PAE como instrumento de política pública para los países mesoamericanos. Señala el Sr. Sanches Peraci que los PAE son claros ejemplos de políticas de protección social sensibles con la nutrición que pueden hacer una real transformación e inclusión social, sobre todo en los territorios de mayor pobreza.

Para la fase post COVID-19, y ante un potencial retorno de las clases presenciales, la recomendación de la FAO ha sido continuar con la adquisición de alimentos a nivel nacional, de preferencia provenientes de la agricultura familiar, promoviendo la diversidad de la producción, del consumo y de la gastronomía nacional, para dinamizar las económicas regionales y reducir los desperdicios de alimentos.

La FAO ha reiterado la efectividad e impacto que tiene la alimentación escolar a nivel de desarrollo socioeconómico de los países mesoamericanos y en los territorios de mayor rezago social y económico, e insta la participación del sector privado a través de cooperativas y asociaciones de productores, que permitirán la continuidad en el abastecimiento de alimentos saludables para los servicios de la alimentación escolar.