- El exgobernador aportó a la democracia moderna del país con elementos prácticos de justicia social: Max Correa.
- El legislador Max Correa propuso inscribir su nombre en letras doradas en el Muro de Honor.
Dar crédito y honor al exgobernador Alfredo Zarate Albarrán representa una oportunidad para retomar el camino del diálogo, la democracia, el federalismo y la soberanía estatal, así como el destierro de las formas corruptas de hacer política, sostuvo el diputado Max Agustín Correa Hernández (Morena), al exponer la propuesta para inscribir el nombre del exgobernador con letras doradas en el Salón de Sesiones del recinto legislativo.
En reunión de la Comisión de Gobernación y Puntos Constitucionales, el legislador reseñó los principales logros y aportaciones del exgobernador Zárate Albarrán, quien nació el 5 de septiembre del año 1900 en el municipio de Temascaltepec y fue asesinado en marzo de 1942 en el Centro Charro de Toluca.
El exgobernador, detalló el diputado Max Correa, fue un ciudadano que aportó a la democracia moderna del país, con elementos prácticos de justicia social, fue impulsor del federalismo, se forjó en las trincheras zapatistas y participó en la lucha por la reforma agraria y el reparto de tierras, integró el grupo denominado Toluca y militó en el Partido Socialista de los Trabajadores del Estado de México.
Fue presidente del Senado de la República y, al inicio de su mandato en 1941, asumió la vicepresidencia del Bloque Permanente de Gobernadores que respaldó la expropiación petrolera realizada por el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río.
De acuerdo con el legislador, en marzo de 1942, en una comida convocada por el Tribunal Superior de Justicia del Estado de México para festejar a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el gobernador Zarate Albarrán fue baleado con ocho impactos de tres diferentes calibres, por lo que perdió la vida tres días después.
El delito fue cometido por el diputado y presidente de la XXXV Legislatura local, Fernando Ortiz Rubio, que además era jefe de Tránsito de Toluca y quien fue detenido ese mismo día en la carretera a la ciudad de México y desaforado el 6 de marzo de 1942; pero en noviembre de 1944 obtuvo su libertad porque los ministros que habían asistido al banquete le otorgaron un amparo federal.
Después del fallecimiento del exgobernador, en contra de lo señalado por la Constitución Política estatal, el presidente Manuel Ávila Camacho decidió que la vacante la cubriera el exdiplomático carrancista Isidro Fabela Alfaro.
Para el legislador el crimen de Estado cambió la historia estatal y constituyó el inicio de las formas corruptas de hacer política en nuestra entidad, pues la imposición de Fabela Alfaro como gobernador llevó a la conformación de un grupo político que trabajaría desde entonces para encubrirse y sostenerse en el gobierno estatal y en nuestra entidad.