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amadeopalliser@gmail.com
Como es sabido, un congreso es la convención de personas (en este caso, de militantes), un simposio, una asamblea, para debatir cuestiones previamente fijadas; que, democráticamente, debería dar cabida a la dispersión y la desunión, como intento exponer en este escrito.
El PSOE tiene fijado su 41 congreso federal, en Sevilla, para los próximos 29 de noviembre al 1 de diciembre; por su parte, ERC tiene programado su 30 congreso nacional, en Barcelona, para el 30 de este mes; por lo que me parece interesante profundizar al respecto, dado que la situación política actual está bastante revuelta.
Afrontar la complejidad, sin perder de vista las necesidades ciudadanas, requiere políticos preparados y honestos que primen el bien común, olvidando el beneficio personal y partidista. Pero, por lo que vemos, eso no deja de ser una utopía, una entelequia. Y así nos va y, desgraciadamente, en el reino español y en Catalunya no somos una excepción, como podemos ver en el concierto político internacional.
El congreso del PSOE, con el lema ‘España adelanta por la izquierda’, presentará, como único candidato a secretario general, al actual Pedro Sánchez, que fue el único candidato que presentó su candidatura a las primarias, por lo que el debate se centrará en los segundos niveles, el de coordinador general (actual Santos Cerdán), coordinadora adjunta (actual María Jesús Montero), etc., si bien la línea política general se mantendrá, a pesar de los miles de mociones menores.
Por su parte, en el congreso de ERC se enfrentarán tres candidaturas: ‘Militància Decidim’ (liderada por el expresidente del partido, Oriol Junqueras y Elisenda Alamany), ‘Nova Esquerra Nacional’ (el sector rovirista -la anterior secretaria general, Marta Rovira, que no repetirá- y, en su lugar, se presentan Xavier Godàs y Alba Camps) y ‘Foc Nou’ (la candidatura realmente renovadora y crítica, con Helena Solà y Alfred Bosch)
Así, de entrada, el congreso del PSOE será un nuevo trágala (alejada de la canción popular de los liberales contra Fernando VII; pues, en este caso, según la segunda acepción del diccionario de la RAE, se refiere a ‘obligar a alguien a aceptar o soportar algo por la fuerza’), que los palmeros de turno celebrarán, acríticamente, a pesar de la presunta corrupción y de las serias dudas sobre la gestión de la crisis por la gota fría valenciana, por citar los últimos ejemplos.
En cuanto a ERC, veremos una verdadera confrontación de pseudo líderes, para conservar el poder, con la excepción de ‘Foc Nou’ (fuego nuevo), que representa un giro sustancial a la estrategia de los últimos años.
Por eso me parece interesante recurrir a la etimología del término ‘congreso’, que deriva de la raíz ‘gradi’, caminar, dar pasos; y el participio ‘gressus’, con la adición de prefijos, y dio lugar a: ‘congressus’, congreso: caminar juntos hacia una meta; pero, también a otras palabras, como progreso (caminar hacia adelante), regreso (caminar hacia atrás), agresión (ir en contra de algo o alguien), digresión (de alejarse de algo o alguien), ingreso (entrar), etc.
Pues bien, los mencionados congresos, con la apariencia de caminar juntos, en realidad serán concentraciones de sus respectivos militantes, en el PSOE y en dos de las candidaturas de ERC, expresan la defensa de las actuales prebendas; y, en estos casos, sin el menor interés en el progreso, a pesar del mencionado lema del PSOE, pues, en realidad, son acríticas con el núcleo duro, el nudo gordiano, de su respectivo proyecto.
Estas opciones mencionadas son un claro ejemplo del ‘mantenella (o sostenella) y no enmendalla’, es decir, ‘del empecinamiento en errores garrafales, incluso a sabiendas, por orgullo o por mantener las apariencias, aunque el mantener el error cause un daño peor que no mantenerlo’, como es el caso de Pedro Sánchez y, también de Oriol Junqueras y Xavier Godàs, pues estas dos candidaturas persisten en su peor error histórico: el de regalar la presidencia de la Generalitat al represor Salvador Illa.
Y para más inri, Oriol Junqueras sigue sin querer desvelar qué votó, sobre ese tema tan crucial. Se lo han preguntado por activa, pasiva y perifrástica (*), pero, con su verborrea, desvía la respuesta, aprovechando para aleccionar, sin reconocer que ahora ya hemos visto su verdadera imagen (por más que intente seguir con la careta anterior) de su prepotencia y soberbia, que, hasta el 2017, también me engañó, como a otros muchos, que le votamos, por su forma aparentemente novedosa; pero, desde el 2017, nos defraudó y nos sigue defraudando y, del ‘amor al odio hay un paso’, como cantó Nathaniel Adams Coles (Nat King Cole, 1919 – 1965), si bien, en mi caso, no se cumplen los versos que dicen: ‘a veces te amo, a veces de odio. Pero cuando te odio, es porque te amo’.
(*) oración pasiva construida con el verbo ser más el participio de un verbo transitivo y un sujeto paciente; ejemplo: la norma fue aprobada por el parlamento.
Y cuando en esos congresos no hay progreso, es evidente que hay un regreso democrático, como es la candidatura de Pedro Sánchez, o la de Oriol Junqueras, queriendo ‘nadar y guardar la ropa’, ya que, en ambos casos, no dejan de ser una agresión a la transparencia, que es la base de la democracia.
Como ya he indicado, para que haya progreso, ha de haber confrontación (rememorando los encuentros -congresos- de adversarios, en un momento de la batalla); en caso contrario (como en ERC) habrá una digresión, alejarse de algo o de alguien, definirse por oposición del contrario. Y, respecto al PSOE, es preciso recordar que ‘elegir entre lo mismo, no es elegir. Es necesario ofrecer diferentes alternativas’.
Obviamente, la responsabilidad la tienen los respectivos militantes, pero no deberían olvidar a sus potenciales votantes, de cada vez menos, según las recientes encuestas.
Y no olvidamos que, en el pasado mes de agosto, en ERC, la opción de aprobar la propuesta de investir a Illa (155), fue una victoria pírrica, pues de los 8.500 militantes, votaron el 77% (6.545), de los cuáles, el 53,5% votó a favor (3.500), el 44,8% en contra (2.932) y el 1,7% (110) se abstuvo.
Es decir, que 3.500 militantes (básicamente los colocados por la estructura del partido, que, como todos, son empresas de colocación de sus afines), traicionaron a los 431.128 votantes de ERC de las pasadas elecciones del 12 de mayo del 2024, a los que, en la campaña electoral se les había dicho que nunca, y nunca es nunca, harían presidente al represor Illa. Y, colateralmente, también nos traicionaron a los 681.470 votantes de Junts, a los 129.059 de la Cup y a los 119.149 de AC.
Y, teóricamente, esos 3.500 militantes serán los responsables de investir de nuevo como su presidente, a Oriol Junqueras, así que el túnel en el que estamos los independentistas, se prolongará muchos kilómetros más.
Hoy, 27 de noviembre, según el calendario católico, se conmemora la festividad de sant Josep Calassanç i Gastó (1557 – 1648), natural del Peralta de la Sal (La Llitera, Aragón), sacerdote y pedagogo, y, por eso, hoy se celebra su memoria, como patrón de los maestros.
Pues bien, creo que Oriol Junqueras, católico, apostólico y romano, como se postula y alardea en sus sermones pastorales a sus parroquianos, debería tener un poco de modestia, y como profesor, que es, y nos recuerda repetidamente, debería ser mínimamente modesto y empático, y huir del adoctrinamiento ‘magistral’, tan alejado del co-aprendizaje, del avance progresivo, compartido mediante la coeducación. Y, respecto a Pedro Sánchez, nada más que decir, pues tampoco es santo de mi devoción.
Pero está claro que ambos personajes deberían ser menos narcisistas y ególatras, pues, con este tipo de perfiles ‘liderando’ sus respectivos partidos, no habrá democracia ni interna ni externa, y lo pagaremos / sufriremos todos.