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¿Qué pasaría si pierden?

Miguel Ángel Sosa
Miguel Ángel Sosa
@Mik3_Sosa

El exceso de confianza nunca es buen compañero pues no solo nubla el juicio, también genera espejismos. A diario vemos y escuchamos noticias, encuestas y comentarios sin parar, que refieren lo que supuestamente será un holgado triunfo de Morena en las elecciones del próximo 6 de junio.

Con la cargada del aparato gubernamental y miles de siervos de la nación haciendo proselitismo, el partido en el poder hará todo lo que esté en sus manos para preservarse, pero quién puede asegurar que la ciudadanía quiera caminar en el mismo sentido.

Muchas veces se han visto falsos pronósticos en las encuestas, números errantes que dicen predecir lo que al final no se concreta. Hay ejemplos en elecciones de gobernador, alcaldías y diputaciones, con el común denominador de que en la política nada está escrito, solo platicado.

El exceso de confianza de Morena tiene muchas caras, puede ser la de Clara Luz en Nuevo León o Félix Salgado Macedonio en Guerrero; también, la de Raúl Morón en Michoacán o Mónica Rangel en San Luis Potosí. Todos ellos, regodeándose al saberse ganadores desde antes de arrancar para después tropezar a los pocos pasos.

Hablar de bastiones y voto duro es pretender explicar una realidad con instrumentos que ya no la representan y, además, restar mérito a la decisión que solo puede tomar la sociedad. ¿Qué pasaría si los que dicen que van a ganar, terminan por perder?, entraría entonces otro concepto de esos ex-pli-ca-lo-to-do: el voto de castigo.

Hoy más que nunca, debemos tomar con cautela a los pregoneros de las bolas mágicas que dicen predecir el futuro. Los más cautos observan, piden más tiempo y elementos para entonces sí, hablar de lo que está pasando.

Lo cierto es que para el gobierno está en juego, nada más y nada menos, que la supervivencia. Si Morena no obtiene la mayoría real o ficticia, a través de sus partidos comparsas, difícilmente el Presidente podrá avanzar con los planes programados para la segunda parte del sexenio.

Si Morena no es favorecido en las urnas, también vendrán tiempos de reacomodo rumbo al 2024. ¿Por qué son tan importantes las intermedias de este año?, precisamente, porque el régimen se juega todo y los que están afuera, también.