Revocación de mandato, parece inevitable hablar del tema después de que fuera tan baja la participación, pero no sólo eso, después de ver todas las reacciones exhibidas en redes sociales, con el gran humor sarcástico característico del mexicano, sin duda es el tema a seguir. Y es que, este ejercicio era una excelente oportunidad para el presidente, Andrés Manuel López Obrador, no sólo de mostrar el músculo de su poder de convocatoria -y seamos honestos de su poder en general- sino, sobre todo, de hacer exactamente eso que tanto le apasiona pero que no pudo hacer correctamente, esta vez, campaña.
Si bien lo intentó, por ejemplo, cuando a menos de un mes del ejercicio “democrático” el Congreso aprobó una propuesta de Morena para que los dichos de los funcionarios públicos no sean considerados propaganda oficial y por lo tanto no aplica la veda electoral de campaña o proceso de revocación. O con la puesta en marcha del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), que era necesaria para mostrar su labor y, ante todo, presumir al pueblo uno de los proyectos más importantes de su administración. Lo cierto es que, lo primero se aprobó muy cerca del proceso y al segundo le faltó mucho desarrollo para ser el proyecto que tanto pregona.
Aunado a esto, ciertamente tuvo algunas piedras en el camino como, nada más y nada menos, la casa gris de su hijo mayor José Ramón López Beltrán tema que, a la fecha, sigue dando de qué hablar principalmente porque es, el mismo presidente, el que insiste en poner en agenda al periodista que encabezó la investigación, Carlos Loret de Mola, al solicitar su “rendición de cuentas” con el argumento de que es necesario para combatir la corrupción. También, recordemos que no ha resuelto temas importantes como la inseguridad que impera en el país o bien, uno de los más delicados por tratarse de un grupo vulnerable, los medicamentos para niños con cáncer.
Y es que, este último, ha sido tema de conversación en redes sociales, pues muchos consideran que el dinero destinado al ejercicio de revocación de mandato pudo ser usado para la compra de esos medicamentos o bien para la compra de vacunas contra el COVID para los niños, tema que no ha favorecido en nada la imagen del ejecutivo.
Sin embargo, AMLO se proclamó vencedor con el ejercicio del pasado 10 de abril porque de los más de 16.5 millones de personas que participaron en el proceso casi el 92% quiere que siga en su cargo; queda claro que no podía decirse perdedor, no está en su naturaleza, aunque sí quedó en evidencia que no tuvo el poder de convocatoria necesario para hacer que todos aquellos que supuestamente lo apoyan votaran, lo que inevitablemente refleja una fuerte pérdida a su imagen política y por ende, a la de su partido. Y esto es tan cierto, que la fotografía donde Morena celebra el “éxito” de la revocación de mandato, proyecta los rostros desencajados de los líderes que son la imagen del partido en sus diferentes ámbitos.
Mientras tanto, la oposición celebra la “derrota” del presidente, que propiamente no es una derrota, pues seguramente ellos ven en el 82% del padrón que no fue a votar una oportunidad celosa de adeptos que convencer a su favor. Al final, siendo honestos, nadie ganó.
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