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Rectificar es de sabios y también de veletas mal llamados pragmáticos

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Los hechos nos demuestran que los sabios escasean, mientras que los ‘líderes’ oportunistas, trileros, como Pedro Sánchez, que dijo ‘hacer de la necesidad virtud’, es una muestra de hipocresía elevada a la enésima potencia, y estos días hemos visto que su títere en Catalunya, Salvador Illa, sigue el camino de su jefe, como explico a continuación.

El término ‘rectificar’ viene del latín rectificare, que significa corregir, hacer derecho; así, rectificar es modificar la propia decisión que se ha expuesto antes, retractarse, desdecirse, arrepentirse, abjurar de lo dicho.

Es decir, rectificar viene de ‘rectus’ (recto) y ‘facere’ (hacer); y está claro, que todo sabio, cuando se da cuenta de que se ha equivocado, lo reconoce sin vergüenza.

Pero es muy diferente que políticos, que siempre habían dicho blanco, por ‘necesidad’, pasen a decir negro, eso no es una rectificación, no es reconocer el error, eso es oportunismo táctico.

Y ese tacticismo, en temas esenciales, nos demuestra que sus convicciones fluctúan en función del mercado, del trapicheo propio del bazar en el que se mueven.

Y es evidente que no se mueven por hacer lo recto. Se mueven para garantizar sus poltronas y prebendas, nada más y nada menos.

Pero también está claro que los políticos de medio pelo se mueven por sus cinco minutos de gloria, por sus fulgurantes apariencias en los medios de comunicación y, de ese modo, seguir mostrando que actúan, que hacen cosas, que trabajan, aunque no sepamos por y para quien.

Así, vimos a Pedro Sánchez, que avaló y compartió la represión de Mariano Rajoy (PP), y que continuó como presidente, ya que los 9 presos políticos independentistas catalanes, condenados por la causa 20907/2017, sentencia 459/2019, del 14 de octubre del 2019, pero en prisión preventiva desde octubre del 2017, fueron mantenidos en prisión hasta el indulto del 22 de junio del 2021. Y Pedro Sánchez fue investido presidente el 2 junio 2018, así que, en su presidencia, nuestros líderes estuvieron 1116 en prisión, de estos, 617 días tras la sentencia mencionada.

Esa demora de 617 días para conceder los indultos demostró la nula convicción de Sánchez en la inocencia de nuestros líderes, máxime cuando los indultos fueron parciales (la posibilidad de ejercer cargos públicos no fue indultada) y reversibles (si reincidían); y Pedro Sánchez iba repitiendo que él, como un sheriff ‘caza recompensas’, garantizaba que ‘traería’ a Carles Puigdemont, para que fuera juzgado por la justicia española.

Pero claro, los indultos eran necesarios, si Pedro Sánchez quería limpiar su imagen de ‘gran estadista europeo’, que era su sueño imperial (y que, a días de hoy espero que ya ha abandonado); y, también, limpiar la imagen del reino español, tan bajo cero. Por eso, no hizo los indultos por convicción, si no que fue una primera muestra de su nuevo catecismo de ‘hacer de la necesidad virtud’.

Y claro, tras las elecciones generales del 23 de junio del 2023, que ganó el PP, que obtuvo 137 diputados, y el PSOE/PSC 121), Pedro Sánchez, para ser investido presidente, tuvo que aceptar las exigencias de los partidos independentistas (Junts y ERC) centradas en la aprobación de la ley de amnistía; exigencia que Sánchez aceptó rechinando los dientes y contra sus convicciones españolistas, si bien, imponiendo todo tipo de limitaciones y cortapisas, finalmente aceptó la tramitación de la ley de la amnistía, contraviniendo todas las promesas que había dicho en la campaña electoral (y que su acólito Salvador Illa repitió como un papagayo). Y, para justificar ese cambio de rumbo es cuando hizo público su creo del ‘hacer de la necesidad virtud’.

Pero hacer ese tipo de rectificaciones, contraviniendo sus convicciones, es propia de personajes falsos, aprovechados, interesados; posiciones muy alejadas de las rectificaciones de los sabios.

Y eso lo hizo evidente el president Carles Puigdemont, en la entrevista del pasado lunes, diferenciando entre la amnistía judicial (torpedeada por el poder judicial) y la amnistía política, que sigue aplicando Pedro Sánchez, avalando, de ese modo, la represión contra Carles Puigdemont, al evitar todo tipo de fotografía con él (cosa que había pactado hace un año) e impidiendo que tenga escolta policial, a pesar de los riesgos que esto comporta. y, como señaló Puigdemont, esa falta de escolta es una falta de reconocimiento de la figura del president, y esa es la causa no asumida por Sánchez, pues sigue sin reconocerlo como tal, como argumenta muy bien Vicent Partal en su editorial de Vilaweb de hoy (19/12), titulada ‘El boicot político a la amnistía, o como desnudar al PSOE con una sola frase’.

Y es evidente que Pedro Sánchez, al aprobar sin convicción la amnistía, no acaba de querer entender que una amnistía limpia el historial judicial y policial, es como si no hubiera pasado nada. Pero, claro, esto Sánchez no lo acaba de querer asimilar, ni, tampoco, que el estado actúo incorrecta e ilegítimamente.

Y su monaguillo en la represión, Salvador Illa, que había dicho en su campaña electoral, que nunca habría amnistía, ni por activa, ni por pasiva, cuando recibió las nuevas instrucciones de su jefe y amo, cambió de opinión, como buen disciplinado que es.

Y si hasta ahora, Illa también se ha negado a entrevistarse con Puigdemont, argumentando que ya lo hará cuando esté de nuevo en Catalunya; es evidente que, si su jefe se lo pide, para allanarle el camino, lo hará, claro.

Ya hemos visto que la consistencia ideológica brilla por su ausencia en el PSOE/PSC, pues son meros oportunistas, chapuceros ventajistas, que sólo buscan su propio bien.

Estos días hemos tenido varios ejemplos de decisiones explicadas a bombo y platillo por miembros de los gobiernos español y catalán, que, tras las criticas de los partidos independentistas, básicamente, han debido rectificar y matizar, por ejemplo, con:

1 – El proyecto de decreto de ‘ordenación de las enseñanzas del bachillerato’ que:

  • además de otras introducir ininteligibles modificaciones, como la fusión de las clases de química y física, o las de biología, geología y medio ambiente, lo que comporta la reducción de las asignaturas obligatorias, y sustituyéndolas por optativas, trimestrales, es una clara muestra de descafeinar y bajar el nivel de exigencia académica de los alumnos,
  • además, como digo, pretende juntar las asignaturas de literatura castellana y catalana; lo que comporta, una reducción de horas lectivas, con el claro prejuicio de la cultura catalana; pues el objetivo de Pedro Sánchez sigue siendo el de españolizarnos, descatalanizarnos, unificarnos con el resto de las comunidades autonómicas,

pero vista la reacción de Junts, ERC y Cup, de representantes de instituciones educativas y medios de comunicación, la consellera de educación de la Generalitat, Esther Niubó, no tardó más de 48 horas en rectificar y decir en el Parlament, que trataría con la ministra, Pilar Alegría, para que las literaturas castellana y catalana se mantuvieran independientes y como asignaturas específicas de la modalidad de bachillerato, y no optativas.

Y eso demuestra tanto la mala leche del españolismo español, como la falta de honestidad y la falsa convicción en su corrección.

2 – el cambio de competencias de los mossos d’esquadra, la policía autonómica catalana, aprobado en la reunión de la junta de seguridad del pasado 5 de diciembre, en Barcelona, en la que se aceptó que el servicio de urgencias catalán (teléfono 112) fuese compartido por la guardia civil y policía nacional española; y ‘olvidó’ los acuerdos alcanzados por Pere Aragonès y el PSOE, para posibilitar la gestión de control por parte de los mossos, en los puertos, aeropuertos, costas y el mar.

Y la consellera de interior, Núria Parlón, lo justificó diciendo que hasta dentro de unos años, hasta no haber ampliado la plantilla de los mossos, que no se trataría la ampliación de funciones.

Traspaso de competencias que se había acordado, también con el gobierno vasco, y ya fue llevada a término, y la ertzaintza, la policía vasca, ya lleva meses asumiendo y realizando esas funciones con plenitud.

Pero, por lo visto, los cuerpos policiales españoles tienen mucho poder y no aceptan que la policía catalana asuma más competencias.

Pero, ayer (19/12), Salvador Illa, en el Parlament, contradiciendo a su consellera, dijo que defendía que los mossos actuasen de policía integral, y que a primeros de enero se volvería a reunir la junta de seguridad, para confirmarlo.

Y es evidente que, si no fueran las críticas de todo tipo, y la debilidad parlamentaria del PSC/PSOE, en Catalunya y en Madrid, Pedro Sánchez y Salvador Illa no cambiarían, no girarían el calcetín, pero, claro, al ver las consecuencias, pasan a decir ‘donde dije digo, digo Diego’, y tan panchos.

Pero esta minicrisis nos ha mostrado, también, que el mayor Josep Lluís Trapero, ahora director general de la policía, no es partidario de la ampliación de las mencionadas competencias, como tampoco es partidario para potenciar y tecnificar la unidad de drones, y también es contrario a la creación de una unidad marítima de los mossos. Y así convenció a Núria Parlón, que acogió esas reservas, pues beneficiaban a las policías españolas, que no verían disminuir sus funciones en Catalunya.

Está claro que Trapero quiere frenar las medidas acordadas por el anterior responsable de los mossos, Eduard Sallent.

De ser ciertas estas informaciones de Guillermo RS, en su artículo ‘La cronología de una rectificación: un error de cálculo con los Mossos deja al president Illa a contrapié’ (elnacional.cat, 18/12), la profesionalidad de Trapero se me ha derrumbado.

Pues no sé si es por incompetencia, por sus ridículos celos contra éxitos de sus excompañeros del cuerpo o, por su convicción españolista, pero sea el motivo que sea, me parece que Trapero ha perdido sus papeles, y no está en el puesto y responsabilidades que nos merecemos los catalanes. Seguramente lo conocía mejor Salvador Illa, y sabía que era de su cuerda ideológica.

Hasta ahora sabíamos que Trapero no era un independentista, pero confiábamos que era un buen profesional, un buen policía con amplia experiencia. Pero me parece evidente que, por ejemplo, negarse a tecnificar el cuerpo con drones, es una demostración de haber quedado anclado en el pasado, y eso denota su falta de profesionalidad, pues un buen profesional intenta estar actualizado y formado en las nuevas tecnologías.

Y todo forma parte de la ‘normalización constitucional’ que asquerosamente nos repiten a menudo, la de una constitución que ‘nos dimos entre todos’, y que en Catalunya fue votada masivamente; olvidando los condicionantes y presiones militares y de todo tipo, que había en 1978.

Pero todas esas modificaciones, todos esos errores de cálculo, todas esas rectificaciones efectuadas únicamente por puntuales conveniencias partidistas (o personales), ofrecen una desconfianza y un descrédito total de la política y de esos ‘políticos’ actuales. Unos políticos como el represor Illa, que está traicionando nuestra simbología de todo tipo e índole, sin el menor pudor, como anteayer, contestando en castellano al portavoz del PP, Alejandro Fernández, que, por pura fachería, le había preguntado en esa lengua, aún dominando perfectamente la catalana.

Todos son mentiras, como la de desvirtuar la futura singularidad de la financiación catalana, en un conjunto de 17 singularidades, es decir, que cada comunidad autónoma pasará a ser singular y tratada como tal; y así, el reino español pasará a ser un estado plurisingular, es decir, en nada, que es lo que buscan.

Todo lo han convertido en un mercado persa, incluso en los aspectos más inocuos, como la mencionada fotografía con Puigdemont; fotografía que, de forma oportuna y buscando su minuto de gloria, consiguió Yolanda Díaz, de Sumar, socia de Pedro Sánchez, y foto que desagradó a Pedro Sánchez, por haber sido una foto gratuita, a cambio de nada, a cambio de ninguna cesión por parte de Puigdemont.

Y vemos que Pedro Sánchez sigue con su máquina apisonadora, a piñón fijo, como vemos, tirando adelante con la prórroga del impuesto de las eléctricas, mediante un decreto ley, sin tener el apoyo de Junts y del PNV; decreto que en un período de 30 días deberá ser aprobado en el congreso; pero habrá ganado un mes, y en ese plazo, el saltimbanqui Sánchez podrá hacer ‘maravillas’ para seguir engañando y ‘convenciendo’ a los débiles de espíritu; e incumpliendo de nuevo otro de los acuerdos con Junts.

Por suerte, podemos seguir contando con Carles Puigdemont, que nos ha demostrado, de forma reiterada, que no se dejará comprar por una fotografía, ni por nada en su propio beneficio, y que solo actuará en beneficio del conjunto de la ciudadanía catalana.