El Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S.J., pide en la Revista IBERO aprovechar los beneficios de la IA y no permitir que la tecnología agrave las desigualdades en el mundo.

Ciudad de México a 14 de junio 2025.- En línea con los principios de la Compañía de Jesús, el Rector de la Universidad Iberoamericana, Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S.J., destacó los beneficios de utilizar la Inteligencia Artificial en los procesos educativos; sin embargo, advirtió, el uso de esta tecnología para formar a las y los profesionistas del mañana debe realizarse sin dejar “a nadie atrás”, trabajando para que la IA no agrave las desigualdades que existen en el mundo.
‘De los datos al cuidado. Consideraciones ignacianas sobre la inteligencia artificial en la educación’ es el título de la colaboración del especialista en el último número de la Revista IBERO, que lleva por título ‘La Inteligencia Artificial en la Educación: Oportunidades y Desafíos’. En su artículo, el Rector da cuenta del trabajo que las instituciones educativas jesuitas han realizado, desde la espiritualidad propia de la Compañía de Jesús, para identificar los riesgos del uso de esta tecnología en los campos académico y pedagógico; y también para aprovechar las oportunidades que trae consigo.
En su texto, el Dr. Arriaga Valenzuela recuerda también que tuvo oportunidad de entregar al fallecido Papa Francisco una declaratoria sobre el uso ético de la IA, suscrita por rectores y rectoras de universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina, en la que se exponían algunos desafíos fundamentales que esta tecnología plantea para la enseñanza, la sostenibilidad ambiental y la protección de la dignidad humana.
“Uno de los principios centrales de la educación jesuita es la opción por quienes están en los márgenes y en condiciones de alta vulnerabilidad. La implementación masiva de plataformas que usen IA corre el riesgo de agravar las desigualdades existentes si no se toman medidas explícitas de inclusión. La brecha digital, el acceso desigual a dispositivos o conectividad, y la falta de formación docente son barreras reales”, advirtió el Rector de la IBERO, y aprovechó para resaltar que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) impulsa la inclusión y la equidad como principios rectores del desarrollo tecnológico en la educación.
Para el especialista, las tecnologías digitales, que ayudan a reducir costos, facilitan la personalización del aprendizaje, y ofrecen recursos que estaban fuera del alcance de muchos y muchas, deberían ampliar el acceso a la educación de grupos históricamente marginados, como estudiantes que habitan en zonas remotas, personas desplazadas, o quienes enfrentan barreras por discapacidad o pobreza.
Pero para el Dr. Arriaga Valenzuela, el potencial de las herramientas tecnológicas se ve amenazado por “persistentes desigualdades en el acceso, la infraestructura y la alfabetización digital, lo que puede terminar por reforzar las brechas existentes, en lugar de cerrarlas”. Ante este panorama, llamó a insistir en la adopción de enfoques éticos y humanistas en la integración de tecnología en los programas académicos: “Esto supone entornos digitales accesibles, con interfaces inclusivas, multilingües y culturalmente pertinentes. Asimismo, se requiere garantizar inversiones sostenidas en conectividad, equipamiento y formación docente, con especial atención a los contextos marginales o empobrecidos. La equidad es una tarea pendiente tanto en nuestro país como en América Latina y otras regiones del mundo”.
El Rector de la Universidad Iberoamericana pidió que las acciones no se queden en la crítica o el señalamiento, y que incluyan el diseño y la adopción de políticas públicas comprometidas, la colaboración entre distintas áreas del conocimiento, y visiones que pongan fin a las condiciones de pobreza y exclusión: “Esto implica revisar críticamente los mecanismos de concentración de poder y recursos, identificar las formas en que ciertas normas perpetúan asimetrías, y diseñar intervenciones que no sólo remedien los efectos más visibles, sino que replanteen las condiciones estructurales que los generan”.
El sacerdote jesuita también detalló que su reflexión se inserta en la trayectoria de investigación y formación que hace de nuestra institución parte de un ecosistema de universidades del más alto nivel, reconocida en México y en el extranjero.
“La universidad llama, por un lado, a formar a personas competitivas y conscientes de su entorno; por otro lado, a considerar que esta formación no puede prescindir de un compromiso con la justicia social y el desarrollo equitativo y sostenible. Ambos criterios deben priorizarse ante el incuestionable e imparable avance de nuevas tecnologías que reconfiguran el campo de la enseñanza”, agregó el Dr. Luis Arriaga Valenzuela, S.J.