*La investigadora Teresa Rojas Rabiela participó en el laboratorio de ideas. César Camacho, presidente de El Colegio Mexiquense, propone reunir el conocimiento y hacerlo llegar a los tomadores de decisiones
Herencia desde tiempos pre agrícolas, hace miles de años, los humedales, así como las técnicas de los campos drenados y las chinampas, han vivido un deterioro constante y la reducción de su superficie en 90% en los últimos 500 años, pero los vestigios y tradiciones que sobreviven señalan la necesidad de proponer elementos para que los tomadores de decisiones, las comunidades y la sociedad civil trabajen en recuperar y revertir el daño a esos sistemas, con el doble afán de obtener servicios ambientales de ellos, pero también de recuperar el conocimiento que implican.
En el laboratorio de ideas de febrero participó Teresa Rojas Rabiela, profesora-investigadora del CIESAS e investigadora nacional emérita, con la conferencia «Humedales, chinampas y campos drenados en los altiplanos mexicanos», en la que hizo un repaso pormenorizado desde los tiempos en que había fauna pleistocena hasta el siglo XX y lo que va del actual.
En sus mensajes inicial y final, César Camacho, presidente de El Colegio Mexiquense, institución que organiza los encuentros mensuales, pidió reunir el conocimiento disponible para hacer llegar propuestas a los tomadores de decisiones de los tres órdenes de gobierno, que se conviertan en políticas públicas de recuperación tanto de los humedales como de las técnicas de campos drenados y de chinampas, pues si bien fue muy corto el tiempo en que se hizo daño a la naturaleza, es imprescindible empezar una tarea titánica que lleve a recuperar lo perdido.
Rojas Rabiela explicó de entrada su propuesta de enfoque etnohistórico para abordar el tema y dijo que los humedales son ecosistemas terrestres en los que se da la saturación por agua como factor dominante que determina la naturaleza del suelo y de la vida, y se refirió asimismo a los campos drenados y las chinampas propiamente dichas, detallando las características de unos y otras.
Habló en varios momentos de la riqueza natural de los humedales, señaló que desde la llegada de los españoles empezó el desecamiento de vasos de agua y ríos que dio paso siglos después al establecimiento de haciendas, y presentó muchos ejemplos tanto de sociedades prehispánicas en Mesoamérica y otras partes del actual México, como de otras naciones, en los que se trabajó en campos drenados y en chinampas, ubicados en entornos que permitían también la navegación.
Se ocupó igualmente del siglo XIX y del porfiriato, cuando hubo, afirmó, una fiebre por desecar cuerpos de agua para ampliar haciendas ganaderas y agrícolas, a la vez que mantuvo su argumento de que la recuperación puede cumplir el doble papel de dar servicios ambientales y evitar la pérdida definitiva de un conocimiento milenario, a más de volver a tener un paisaje que genere recreación.
Usó en su exposición numerosas fuentes, como los códices Florentino y Mendocino, mapas coloniales y de siglos posteriores, e incluso fotografías antiguas y recientes, además de libros de estudiosos, y los escritos por ella, que han trabajado en diferentes zonas del país y que dan testimonios de una riqueza hoy disminuida a su décima parte.
Citando a Pedro Armilla, estudioso de las chinampas, dijo que el sistema lacustre en el Postclásico tardío, cuando llegaron los españoles, tenía orillas a 2 250 msnm y un total aproximado de 8 mil km2, de los cuales entre 800 y 1000 km2 eran de lagos y pantanos.
Los comentarios fueron hechos por Gustavo Jaimes Vences, profesor-investigador de El Colegio Mexiquense, quien expuso aspectos relativos al tema de la zona lacustre del Alto Lerma, con los trabajos de la investigadora Yoko Sugiura Yamamoto, de cuyo equipo ha formado parte y el cual ha logrado éxito en conocer la forma de vida de los pueblos que habitaron hace más de 1500 años lo que hoy son los municipios de la región de las ciénegas; en tanto, José Antonio Álvarez Lobato atendió la moderación del encuentro.