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Revancha y aguas bravas

Miguel Ángel Sosa
@Mik3_Sosa

Es de verdad preocupante que, en aras por ganar la agenda pública, los partidos políticos ahonden cada vez más en la división social. Las propuestas han quedado en segundo término y en su lugar aparecieron desde hace tiempo bandos alimentados por la sed de venganza y el revanchismo.

Continuidad o cambio, es el binomio que rondará como fantasma en las boletas de los procesos electorales venideros. Tener más de lo que se ha visto en este sexenio o dar un golpe de timón hacia otros lares, ahí converge la disyuntiva.

La gente se encuentra atrapada entre el fuego cruzado del oficialismo y la oposición, donde la metralla de críticas, desprestigios, acusaciones y calumnias cubre el horizonte e impacta a los ciudadanos de todas las edades y condiciones sociales.

Por supuesto que hay quienes gozan y se divierten con esa carnicería patrocinada desde el poder y, también, aquellos que incluso se benefician de pescar en el río revuelto en el que se ha convertido México. El problema radica en que la mayoría de la población sigue como mero espectador bailando al ritmo de la pelea estelar por la presidencia.

Mientras tanto, la defensa del INE, de la democracia y de las instituciones formalmente constituidas es un grito que ha escalado en el imaginario colectivo. Las manifestaciones rosas de este domingo fueron actos masivos que elevaron la demanda hacia el gobierno y sus formas de hacer política.

¿Servirán de algo estas movilizaciones? Me temo que en el corto plazo: no. Y digo «no» porque no existe por ahora un vehículo, ya sea instaurado o emergente, a donde puedan ser canalizadas las frustraciones y preocupaciones de quienes salieron a las calles con la esperanza de que las cosas cambien.

Los partidos de oposición formalmente constituidos no han sabido cómo amalgamar la gran esperanza de la sociedad civil por alcanzar otros destinos para el país. Con la eterna comodidad que les dan sus padrones internos y dirigencias clientelares, las fuerzas políticas que se autodefinen como de oposición navegan pegados a la costa sin alejarse hacia aguas más bravas.

Envueltos en la bandera de la defensa irrestricta de las libertades ahí va el Club de Toby, compuesto por el PAN, PRI y PRD, solo jugando a las guerritas de lodo y sin ideas claras de cómo aportar algo de utilidad para la patria.

¡Pobre México!, con un gobierno sordo a las demandas de quienes no son considerados parte del pueblo bueno, sumiso y obediente; pero también, porque los que se creen salvadores, los que despotrican contra el obradorismo y que están parados en la acera contraria, no han hecho nada más allá que vivir de las prerrogativas y arraigarse como señores feudales.