BUCARAMANGA, Colombia (AP) — El expresidente Juan Manuel Santos dio el viernes su versión sobre uno de los capítulos más oscuros del conflicto colombiano y pidió perdón a las víctimas de los “falsos positivos”, como han sido llamadas las ejecuciones extrajudiciales de civiles a manos de miembros del Ejército que los hacían pasar como guerrilleros muertos en combate para reclamar beneficios.
“Lo reconozco y les pido perdón a todas las madres y a todas sus familias, víctimas de este horror, desde lo más profundo de mi alma”, dijo Santos durante su declaración voluntaria a la Comisión de la Verdad, un organismo oficial pero no judicial que busca la verdad histórica del conflicto armado después de la firma del acuerdo de paz entre el gobierno de este exmandatario y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.
“El objetivo fundamental de acabar con los falsos positivos se logró… pero me queda el remordimiento y el hondo pesar de que durante mi ministerio muchas, muchísimas madres, incluidas las de 30 Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada, unos jóvenes inocentes que hoy deberían estar vivos. Eso nunca ha debido pasar”, dijo Santos, quien gobernó entre 2010 y 2018.
Santos fue ministro de Defensa y por tanto el jefe del Ejército entre 2002 y 2008, durante el gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez, periodo en el que hubo mayor número de víctimas de acuerdo con la Fiscalía y Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), tribunal de justicia transicional encargado de juzgar a los responsables del conflicto interno. En febrero de este año, la JEP elevó la cifra de víctimas de los falsos positivos a 6.402, triplicando el número oficial conocido hasta el momento.
El presidente de la Comisión, el sacerdote Francisco de Roux, aseguró que van a contrastar con análisis y otros testimonios la versión dada por Santos, la cual se suma a los ya dados por los expresidentes Ernesto Samper en 2019 y César Gaviria en 2020.
Camilo González Posso, presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, dijo a The Associated Press que si bien el aporte del mandatario es valioso, Santos podría declarar ante la JEP, donde sí habrían consecuencias penales para “contribuir a la verdad dando nombres, los responsables”.
El expresidente Santos dio una detallada cronología de los hechos, aseguró que primero oyó “rumores” sobre las ejecuciones extrajudiciales a los cuales no les dio mayor validez por falta de “evidencia”, sin embargo, precisó que se decidió a investigar en 2007 cuando organismos internacionales como la ONU y la Cruz Roja le hablaron de casos de víctimas específicas.
Las autoridades han determinado que las víctimas eran por lo general jóvenes de bajos recursos que eran engañados con una oferta de trabajo, trasladados a lugares remotos y luego asesinados.
La investigación interna en el Ejército avanzó, según Santos, y derivó en directivas que buscaban poner fin a los crímenes y a crear un comité de seguimiento a los casos. El exmandatario señaló que en 2008 hubo un punto de quiebre al salir a la luz los casos de Soacha, las madres de un grupo de muchachos que denunciaban que sus hijos habían sido reportados como desaparecidos cerca de Bogotá y luego encontrados muertos en Norte de Santander, frontera con Venezuela.
“Fue con ese comunicado que el país supo por primera vez, de manera oficial, que las desapariciones estaban ligadas al Ejército Nacional”, relató Santos, ganador del premio Nobel de la Paz en 2016 por lograr firmar un acuerdo con la guerrilla de las FARC.
Santos recordó que en 2008 el entonces presidente Uribe suspendió a 20 oficiales y 7 suboficiales de las filas del Ejército, incluyendo a tres generales y cuatro coroneles, por fallas ocurridas bajo su mando. El director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, dijo a la AP en mayo de 2021 que esta decisión del gobierno se tomó a su juicio tarde, cuando “ya habían ocurrido muchísimos asesinatos”.
Tanto Santos como Uribe, otrora aliados y ahora distanciados, han explicado que los falsos positivos no son el resultado de una política de gobierno. “No hay un solo militar que pueda decir que recibió de mi parte mal ejemplo o indebida insinuación”, dijo Uribe en febrero de 2021.
“No me cabe la menor duda de que el pecado original, lo que en el fondo dio pie para estas atrocidades, fue la presión para producir bajas y todo lo que se tejió alrededor de lo que muchos han llamado “la doctrina Vietnam””, dijo Santos ante la Comisión de la Verdad. “Pero al mismo tiempo, en honor a la verdad, tengo que decir que el presidente Uribe no se opuso al cambio de esa nefasta doctrina, que él mismo había estimulado. Nunca recibí una contraorden, ni fui desautorizado”, agregó.