Sao Paulo, el estado más poblado de Brasil y que llegó a ser uno de los principales epicentros de coronavirus en Brasil, completó este viernes un mes con caídas en el número de muertes por la COVID-19.
«Es un hecho inédito desde el comienzo de la pandemia», señaló el gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, en una rueda de prensa.
Doria confirmó que tanto los índices de infección como la ocupación hospitalaria han disminuido, lo que demuestra que «la tendencia de regresión de la pandemia ha sido consistente» en el estado más populoso de Brasil, con 46 millones de habitantes.
A pesar de la mejora de los números, el gobernador recalcó que Sao Paulo «no puede bajar la guardia» ante el virus, una enfermedad que ya ha dejado en el estado cerca de 1 millón de casos y 30.905 muertes.
Sao Paulo fue uno de los primeros estados de Brasil en implantar las medidas de distanciamiento social en el país ante el fuerte avance del virus en la región, pero a comienzos de junio, aun con el virus al alza, inició una desescalada gradual de su economía, que ha llevado a la reapertura de bares y comercios.
Doria recordó que, pese a la reapertura, el estado continúa en cuarentena y anunció un refuerzo del control policial en el litoral paulista, donde este fin de semana se espera un aumento de turistas coincidiendo con el puente del festivo del día de la Independencia, que se celebra el próximo lunes.
Las autoridades intentan que se repitan las imágenes de aglomeraciones vistas en los últimos días en diversas playas de Brasil, un país donde el virus ya deja más de 4 millones de casos y 125.000 muertes.
A pesar de ser el segundo país del mundo con más infecciones y decesos por la COVID-19, tan sólo por detrás de Estados Unidos, la pandemia ha comenzado a dar señales de estabilización, aunque los expertos aseguran que todavía es pronto para hablar de una mejora consolidada y generalizada dada la gran heterogeneidad de Brasil.