El sector industrial de Estados Unidos se mantiene en terrenos negativos, al caer 0.2% anual en febrero y manteniéndose por un año consecutivo en un virtual estancamiento (durante todo 2023 solo creció 0.2%). Estimamos que, en 2024, su avance sea de solo 0.7% y 2.1% para 2025. En la media que este sector se recupere o repunte, favorecerá a nuestra economía vías las exportaciones y la inversión extranjera directa.
El PIB de EE. UU. creció 3.1% anual en el cuarto trimestre de 2023, sosteniendo tasas crecientes en el último año, desde 0.7% en el cuarto trimestre de 2022. El factor determinante de este buen ritmo ha sido el repunte de 4.5% anual en el gasto público, razón por la cual el déficit fiscal de ese país es elevado (casi 6% del PIB). Para este año, se espera una moderación gradual de dicha economía, estimándose que crezca 1.8% durante 2024 y 1.7% en 2025.
La meta inflacionaria de Estados Unidos es 2.0% yellos han vivido con un promedio de largo plazo de 2.5%. En febrero reportaron una inflación de 3.2% anual, por encima de las previsiones del mercado. Ellos están aún por encima de su meta. Por ello, la FED podría posponer para junio o el tercer trimestre el descenso de su tasa de interés.
En materia de tasas de interés, la FED ha vivido con una media de solo 1.8% promedio anual (2001- 2024 estimado), cuando su tasa actual de 5.50% es casi el triple que su promedio. La FED ha anunciado que, en lo que resta del año, podría ejecutar tres descensos en su tasa de referencia, condicionado a que la inflación muestre señales claras de que apunta hacia su meta de 2%, lo cual podría verse en 2025. Los descensos no serían necesariamente de 25 puntos base, podrían ser más agresivos si la inflación baja bien y si la economía se desacelera más de lo que esperan los analistas.
Prevalecen factores de riesgo globales que podrían complicar el crecimiento económico mundial de los próximos años. Estos factores pueden ser geopolíticos (guerras vigentes y sin visos de solución inmediata), inflacionarios, de los mercados financieros, político-electorales (hay elecciones en 70 países del mundo), entre otros.
Economía de México. Si se gestiona bien el nearshoring, se alejaría el riesgo de una recesión en México y Estados Unidos. En el mercado prevalece la hipótesis de que nuestra economía podría caer en un ajuste en 2025, ello tras las elecciones presidenciales de este año y mientras se definen las principales políticas que serían implementadas por la siguiente administración.
El PIB de México crecería 2.3% en este año y mejoraría levemente en 2025 (2.8%), asumiendo para ello que las exportaciones reanudan cierto dinamismo, además de que se fortalece la entrada de inversión extranjera. Una vez más lo señalamos: México necesita crecer 4% anual, a fin de generar los
1.3 millones de empleos que demanda el mercado laboral, suficiente para reducir la informalidad y mejorar el nivel de vida de la población.
Junto a lo anterior, el gran determinante de un buen ritmo de la economía para el resto de esta década será la inversión, misma que creció 19.5% en 2023 y se esperan tasas relativamente elevadas para los siguientes años (alrededor de 8% anual). De esta manera, hacia 2030, la inversión representaría casi 29% del PIB, una cifra histórica. A esto se sumaría el desempeño del consumo privado, en respuesta a buenas cifras del empleo y los salarios reales. Como complemento, las exportaciones mostrarán una tendencia ascendente, en respuesta al T-MEC y por los efectos del nearshoring.
El crecimiento de 2025 se daría en condiciones en que la inflación y las tasas de interés regresan a la “normalidad”, con niveles alrededor de 4% para la primera y 7.25% para la tasa Banxico. Sin embargo, el gran riesgo para la economía sigue siendo las finanzas públicas y la dificultad para financiar el elevado déficit fiscal que se prevé a mediano plazo. A esto se sumaría la deuda pública.