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Sentimientos contradictorios

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

En la actual situación política catalana, caracterizada por un exceso de información (que, en buena parte es desinformación interesada) sobre temas importantes, me parece interesante resaltar el odio, si ODIO, que manifiestan muchos unionistas españoles contra nosotros, los independentistas catalanes.

Un odio patrocinado y potenciado por Felipe VI, con su nefasto discurso del 3 de octubre del 2017, y, claro, seguido por todos los poderes estatales, y, como no, por la ciudadanía acrítica y servil.

A modo de ejemplo, vemos que el PP, Vox y Jusapol (el sindicato de la policía nacional) asistirán el próximo domingo día 8, a una manifestación organizada por la extremista SCC, ‘sociedad civil catalana’ (nada más y nada menos, atribuyéndose el nombre de todos los catalanes, vaya vergüenza); una concentración en Barcelona, a las 12.00 h., en el paseo de Gràcia / c. Provença, para recorrer cinco travesías, hasta la Gran Vía.

A esa manifestación asistirán, claro, Alberto Núñez Feijóo y Isabel Díaz Ayuso (PP), Santiago Abascal (Vox) y pretenden ‘llenar’ Barcelona con ciudadanos provenientes de toda España (con desplazamientos organizados gratuitos, como los bocadillos de ‘chopped’ y las correspondientes banderas, evidentemente).

El motivo de esa manifestación es expresar su negativa a la posible amnistía; y, para ello, seguirán la consigna borbónica del ‘a por ellos’ (que somos nosotros)

Otro ejemplo, de hoy, es que el partido de Coalición Canaria (CC) que había votado a favor de Feijóo en su fracasada investidura; ahora ha dicho que votará a favor de Pedro Sánchez (PSOE), para ‘quitar la llave a Puigdemont, pues CC tiene el ‘llavín’ de la investidura. Sería interesante conocer las contraprestaciones que ha ofrecido Pedro Sánchez para conseguir ese cambio de voto. Todo se compra y se vende, hasta la dignidad.

Con ese cambio de posición de CC, Junts verá reducidas sus opciones. Con su abstención, quedaría investido Sánchez. Pero, de forma muy coherente, la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, ha dicho, inmediatamente, que, si las negociaciones son positivas, votarán que SI, y, en caso contrario, votarán que NO, pero que de ningún modo se abstendrán.

Y un tercer ejemplo, lo tuvimos ayer, con la designación que ha efectuado Pedro Sánchez, para conformar el equipo negociador de su investidura. Un equipo compuesto por 7 ‘personajes’: Pilar Alegría, Félix Bolaños, Santos Cerdán, José Ramón Gómez, Hana Jalloul, María Jesús Montero y Óscar Puente. Este equipo negociador se complementará, con el apoyo de Salvador Illa, para hacer ‘de puente’ con los partidos independentistas (interlocución que, rápidamente, ha sido rechazada por Jordi Turull y Carles Puigdemont, lógicamente).

Estos negociadores deberán tratar con todos los partidos, gallegos, vascos, catalanes, valencianos, etc., para conseguir el voto afirmativo a la investidura.

Desconozco si son las personas idóneas para negociar con el BNG, PNV, EH Bildu, etc.; pero, desde la perspectiva independentista catalana, está claro que no son las personas adecuadas.

Vilaweb, en un artículo titulado ‘Los trapos sucios del equipo negociador de Pedro Sánchez’, señala diferentes aspectos del currículo de esos ‘personajes’, entre los que resalto los que me parecen más relevantes:

Pilar Alegría, actual ministra de educación y portavoz del gobierno, ha sido una férrea impulsora de exigir el 25% del catalán en las escuelas; asimismo, ha defendido, repetidamente, que ‘estamos mucho más cerca de ver cómo los fugados bajo el gobierno del PP, rinden cuentas delante de la justicia española, cosa que fue imposible con el anterior código penal’.

María Jesús Montero, actual ministra de hacienda, que siempre ha negado la existencia del infra-financiamiento, y se ha negado a reformar el sistema fiscal; y que también se ha posicionado claramente contra los exiliados: ‘Ojalá sirva la reforma del código penal para que el señor Puigdemont pueda ser extraditado a nuestro país y pueda responder delante de la justicia, que es lo que desde el primer momento el gobierno de España ha pretendido’.

Félix Bolaños (actual ministro de la presidencia), el servil fontanero de Pedro Sánchez, en la reciente campaña electoral dijo: ‘Puigdemont huyó por la incompetencia del gobierno del PP, mientras que con este gobierno los tribunales dan la razón a la posición de España y, por lo tanto, está más cerca de rendir cuentas delante de la justicia (…) además, a Puigdemont se le paró el reloj el 2017, y le han dado la espalda el Parlamento y la Justicia europea, pero, sobretodo, la sociedad catalana, que quiere mirar al futuro y no a los representantes de la época más negra de Catalunya (…) no sé qué tiene en la cabeza ese señor’.

Santos Cerdán, el escudo de Pedro Sánchez ante las críticas de Felipe González y Alfonso Guerra; y el interlocutor para investir alcalde de Barcelona a Jaume Collboni (PSC/PSOE) para frenar a Junts.

Óscar Puente, el ariete y sustituto de Pedro Sánchez en la investidura de Feijóo, y, claro, contrario a los independentistas, como expresó: ‘A Turull le molesta mucho que Iceta bailase mientras él estaba en la prisión. Le habría de molestar más que, mientras que él estaba en la prisión, el president de su gobierno estuviera en Bruselas comiendo chocolate Godiva; a fin de cuentas, Iceta no le debe nada; Puigdemont, sí’

Etc.

Es evidente que no podemos pretender que Pedro Sánchez busque ‘hombres buenos’, es decir, neutrales y objetivos.

Vimos que en el famoso ‘Acuerdo de Viernes Santo’ (Good Friday Agreement), 10 de abril de 1998, firmado en Belfast el 2 de diciembre de 1999, para solucionar el conflicto de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, que acabó con un referéndum. Y en esa negociación, los principales protagonistas fueron los políticos y mediadores:

  • Tony Blair, primer ministro británico, que aceptó la interlocución con el Sinn Féin (partido político próximo al IRA), sin romper con los unionistas del Úlster.
  • Bertie Ahern, primer ministro de la República de Irlanda.
  • David Trimble, líder del Partido Unionista del Úlster (UUP), fuerza política principal de Irlanda del Norte.
  • Gerry Adams, líder del Sinn. Féin.
  • John Hume, líder del católico Partido Socialdemócrata y Laborista, segundo partido en importancia del Úlster.
  • George Mitchell, exsenador estadounidense y exasesor del presidente Bill Clinton, como mediador entre las partes, por lo que el acuerdo fue denominado ‘Plan Mitchell’

Está claro que hay una notable diferencia en el planteamiento de ambas negociaciones, pues:

  • mientras que, en el caso del conflicto irlandés, el equipo fue al más alto nivel de ambos bandos y con un mediador de prestigio,
  • en el actual caso español, vemos que Pedro Sánchez anunció que se reuniría con los portavoces de todos los partidos con representación parlamentaria, excluyendo, de ese modo, a Carles Puigdemont (Junts) y Oriol Junqueras (ERC), siguiendo, de ese modo, el mismo patrón que impuso en su descafeinada mesa de diálogo. Asimismo, el equipo elegido, es propio de la fontanería de la Moncloa, es decir, no son de primer nivel.

Y ese planteamiento, nos muestra muchas cosas:

  • que Pedro Sánchez no desea solucionar el problema,
  • que no quiere dar la imagen de que el ‘estado’ español negocia con los independentistas catalanes, pues, para negociar, evidentemente, ha de haber un reconocimiento del opositor para situarse en un mismo plano de libertad: amnistiados; y de igualdad: entre iguales. Y, mejor, con un relator / observador objetivo.

Es decir, que no quiere quemarse, pues ya piensa en las próximas elecciones del 14 de enero; así de valiente es el ‘generoso’, como ahora se considera Pedro Sánchez; que quiere dar la imagen de dialogante, pero cerrando todas las puertas y poniendo todos los obstáculos para ello.

Ante esta situación, como he dicho, muchos independentistas catalanes vemos que nuestros sentimientos, emocional y afectivamente, son ambivalentes (atracción y rechazo), pues, si bien, racionalmente, deseamos que las negociaciones vayan bien para afianzar un proceso hacia un referéndum acordado; emocionalmente sentimos que, si no es así, no pasa nada, que se repitan las elecciones generales. Y eso no es un ‘cuanto peor mejor’, pues a los efectos que nos ocupan, tanto da el PSOE que el PP, ‘tanto monta, monta tanto’, ya que ambos partidos representan la misma concepción española del ‘todo por la patria’ (o, como decían algunas pintadas, ‘todo por la tapia’).

Y esa ambivalencia no es nada cómoda, más bien nos provoca un gran malestar.

Sigmund Freud (1856 – 1939), dijo que ‘los sentimientos encontrados reflejan la experimentación de un amor bien fundado y un odio igualmente justificado hacia la misma persona’ (1926); si bien el abanico emocional es mucho más amplio: sentimiento de atracción, de repulsión, de cariño, de respeto, de asco, de indiferencia, de rabia, etc.; y sabemos que además de los sentimientos, somos capaces de razonar, para buscar recursos complementarios. Ahora bien, si ese razonamiento nos muestra la incapacidad que tenemos a nivel personal y en nuestros pequeños círculos, la verdad es que ese razonamiento no nos ayuda. Por eso, esta situación de disonancia cognitiva nos genera frustración, rabia, tristeza, incertidumbre, etc.

La disonancia cognitiva, formulada en 1957 por el psicólogo Leon Festinger (1919 – 1989), se basa en la necesidad humana para solucionar estas incongruencias, y, así, reducir las tensiones que nos comportan. Y, para ello, las personas buscamos ideas nuevas, motivaciones, cambio de actitudes, etc., como apunté en mi escrito de ayer, al hablar del pensamiento lateral, divergente; pues, en caso contrario, nos veremos forzados a aceptar las tesis unionistas, adaptarnos a sus exigencias, y, claro, esto aún incrementaría nuestra tensión.

Por su parte, los unionistas, los que nos ODIAN, resuelven su disonancia cognitiva por la aplicación de todo tipo de irregularidades, represión, etc., supliendo los sentimientos que eso les puede generar, por un sentimiento que consideran superior: salvar a su patria; igual piensan los soldados en las guerras: que matar por un bien superior, éticamente es aceptable.

Evidentemente, la situación es compleja y personal.

Por eso me parece adecuado y motivador, reproducir el siguiente cuento de los Cherokees:

‘Lobo blanco, lobo negro

Estando un anciano con su nieto en la hoguera, comienzan a hablar tras haber vivido una injusticia.

El anciano le dice a su nieto:

Tengo la sensación de que dentro de mi corazón habitan dos lobos que luchan. Uno de ellos es negro, está enfadado y lleno de ira. Decide pelear muchas veces sin razón, guiado por la rabia ante el más mínimo contratiempo. Además, dentro del lobo negro, hay envidia, orgullo y ego sin límite.

El otro es un lobo blanco, rebosa amor, paz y perdón. No le gusta combatir, solo lo hace cuando siente que necesita cuidarse a sí mismo o a los demás. Dentro del lobo blanco hay bondad, humildad, empatía y compasión hacia sí mismo y su entorno.

Ambos lobos, el blanco y el negro, lucha por dominar la batalla dentro de mí.

El nieto, preguntó entonces: ¿Y cuál de los dos ganará?

El anciano contestó: aquél al que yo alimente.

El nieto, no contento con la respuesta, preguntó: ¿Cuál vas a alimentar para que se quede en tu corazón?

El anciano respondió: ambos se quedarán en mi corazón y ganarán la batalla.

Desconcertado, el nieto volvió a preguntar: ¿cómo es posible que ambos sean vencedores?

Finalmente, el anciano añadió:

El lobo blanco y el lobo negro, aunque a veces luchan, se necesitan el uno al otro. Cada lobo tiene una finalidad y cualidades que preciso para vivir.

El lobo negro tiene mucha astucia, agudeza y capacidad estratégica. Está acostumbrado a la oscuridad y nada más sentirse herido se despierta para protegerme.

El lobo blanco, por otro lado, me muestra un lado más pacífico de las cosas, lleno de amor y compasión para dar. Tiene una mirada limpia de todo cuanto le rodea.

Si solamente alimento al negro, seré incapaz de disfrutar de la vida y las de las personas que me rodean. Me convertiré en una persona irascible y llena de furia.

Por otro lado, si tan solo alimento al blanco, corro el riesgo de quedar desprotegido ante las amenazas, sin capacidad de reacción.

Debo alimentar a ambos por igual para que dejen de luchar entre ellos.

Cada lobo, tanto el negro como el blanco, es útil dependiendo de la ocasión. Por eso, alimentando y cuidando de los dos lobos que habitan en mí, podré crear el equilibrio, la paz y la armonía que necesitan y preciso’

(https://celiadelahoz.com)

Y esa dependencia de la ocasión, los catalanes la expresamos con la frase: ‘seny i rauxa’ (cordura y arrebato).

Y ambas ‘capacidades’ nos han de ayudar para afrontar la situación actual; una situación desigual, contra todo un estado eximperial y excolonial, pero con sus ancestrales vicios, como sabemos. Lo que no podemos hacer es doblegarnos y seguir con la frustración actual.

Así que nos queda una única alternativa: ser lo que somos y seguir trabajando para conseguir lo que queremos.