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Hoy ha sido un día complejo para la política catalana, empezando por la decisión conjunta de la mayoría de los partidos incluidos ERC y la CUP, para cargarse a la presidenta Laura Borràs. Y, en segundo lugar, una nueva sesión de la llamada mesa de diálogo entre los gobiernos de Madrid y el de la Generalitat (sin participar Junts).
Todo ha sido puro teatro, se ha escenificado lo peor que podíamos esperar.
En el Parlament, los citados partidos, supuestamente independentistas, han aceptado, acríticamente, los argumentos de la injusticia española, considerándolos como si fueran ciertos, cuando todos sabemos, y de cada vez más, gracias al maldito comisario Villarejo, que la guardia civil inventó y amañó todo tipo de pruebas contra el independentismo, y que el poder judicial lo aceptó como base para los procesos farsa, sin desmontarlos ni verificarlos.
Unos actúan así para defender la sacrosanta unidad de España, otros por mero interés partidista que defienden como si se tratara de una secta (Oriol Junqueras, Sergi Sol, etc.).
Y la llamada mesa del diálogo ha sido una muestra más de amoralidad, ya que en la rueda de prensa posterior, el portavoz del gobierno de Madrid, el ministro Félix Bolaños, ha hecho énfasis presentando el acuerdo como una derrota del independentismo: el ministro dice que gracias al acuerdo pactado, nunca más una parte de Catalunya impondrá su visión sobre la otra (…) superar la judicialización de la política y reforzar las garantías de diálogo, sin contemplar nada para parar las causas judiciales, ni para reformar el delito de sedición.
Por su parte, Laura Vilagà, la portavoz del gobierno de la Generalitat, ha hecho mayor énfasis en el reconocimiento del catalán en los organismos españoles, especialmente el senado, y el compromiso de impulsar el catalán en Bruselas, como idioma de uso, no oficial. Es decir, un acuerdo como el que tontamente consiguió Gabriel Rufián con el Netflix.
Siguiendo a Bolaños, NUNCA podremos imponer nuestra mayoría. Esto es la MUERTE de la democracia. Y lo dice sin pudor. Y aquí lo tragan todo.
Ante todo esto, estaba dudando si titular este comentario haciendo referencia al ‘Coloquio de los perros’ (1613), la novela ejemplar de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616), en la cual los objetos y personajes no parecen ser lo que son, y reflejan la hipocresía de su tiempo; o bien titularlo ‘diálogo de besugos’ (con perdón de los besugos), atendiendo, según el diccionario de la RAE, a la acepción de ‘besugo’ como persona torpe o necia; por lo que una conversación entre personas torpes o necias carece de coherencia lógica.
Efectivamente, no son torpes, siguen su lógica, lo que pasa es que no buscan solucionar el problema entre España y Catalunya, cada uno busca sus propios intereses, como sabemos.
Hay muchas metáforas que unen a los animales y los humanos: águila, lince, cotorra, sabandija, ganso, gallo, burro, alimaña, rata, zorro, zorra, buey, toro, cerdo, elefante, besugo…
Está claro que los políticos tienen muchas características de esos animales. Pero a todos les falta la característica que nos hace humanos: la ética y la moralidad.
Ver, por ejemplo, a Miquel Iceta (PSC/PSOE), promotor del 155 y ahora, como ministro, formar parte de esa mesa de diálogo (cuando hace unos días, decía que Carles Puigdemont debía volver y someterse a la justicia, y que después, ya se le encontraría una solución feliz…), y ahora, respaldando a Bolaños diciendo que el actual diálogo es el final de los monólogos (el suyo no, claro), que es el final de bloques (el unionista, no, claro), etc.; es una pura VERGÜENZA en MAYÚSCULAS.
Y todo eso, el mismo día que el tribunal supremo ha confirmado la sentencia de José Antonio Griñán y Manuel Chaves (ex presidentes de la comunidad de Andalucía y exministros del PSOE) por el caso de los ERE, por repartir de forma arbitraria más de 680 millones de euros, y no pasa nada, ni siquiera un reconocimiento ni crítica. El PSOE sigue diciendo que son personas dignas, honorables, que no se llevaron ni un euro (en su momento, peseta). Y, qué podemos decir de la justicia, a Griñán, condenado sólo 6 años por los delitos de malversación y prevaricación. Los mismos años que piden a Borràs, por, presuntamente, haber dividido unos contratos menores. Y, claro, a Oriol Junqueras, por la mal atribuida sedición, le inhabilitaron 9 años; a Borràs, le piden 21 años. Todo es muy justo y equitativo.
Si tras esto, no hacemos nada, es que no nos merecemos nada.
Que directamente, Felipe VI nos diga quién tiene que dirigirnos, cuáles han de ser nuestros líderes y así acabaremos la farsa.
Estoy muy deprimido para escribir más, sin que venga el Marchena de turno, y me impute.
