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Sincronismo o sincronicidad en las noticias de abuso sexual

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer, 24 de octubre, tuvimos dos noticias sobre abusos sexuales, la actitud de Iñigo Errejón (de Más Sumar, antes de Podemos) y la declaración de Mona Achache, nieta de Juan Goytisolo, ambas situaciones, asquerosas y rechazables. Y sobre este tema va el presente escrito.

La coincidencia de ambas denuncias, aparentemente fueron casuales, ya que no tienen un vínculo acausal, como definió Calr Gustav Jung (1875 – 1961) para el término de sincronicidad (derivada del griego sin y tiempo), pues, en ese caso, la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, debían ser acausales, no causales, por no ser una respuesta de una psique.

Pero, efectivamente, es una sincronía, una coincidencia significativa, a pesar de que no se puedan conectar mediante una línea causa / efecto.

Asimismo, todos tenemos muy presente las acusaciones contra Eduard Pujol i Bonelll, actual senador de Junts, que en el año 2020 fue acusado, injustamente, por acoso sexual por la periodista Núria Casas y, después de demostrar su inocencia, en el año 2021 fue ‘recuperado’ por su partido; si bien, nunca se recompensarán los daños causados, obviamente.

Efectivamente, es un tema muy complejo, social y legalmente.

Pero, en los casos que nos ocupan, las víctimas sí que tienen toda la razón, de acuerdo con la información disponible, y son una muestra más del machismo patriarcal, determinante e imperante en todas las sociedades.

Respecto a Iñigo Errejón Galván (n. 1983), si bien son graves las acusaciones, indirectamente reconocidas en su nota emitida en su cuenta de X, quedan en evidencia muchos aspectos, a cual más grave, pues Errejón no reconoció explícitamente su culpa en los abusos sexuales, ya que se escapó con argumentos, como que, tras diez años de vida pública política al máximo nivel:

‘(…) ha llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona, entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo, más justo y humano. La lucha ideológica es también una lucha por construir formas de vida y relaciones mejores, más cuidadosas, más solidarias y, por tanto, más libres. No se le puede pedir a la gente que vote distinto de cómo se comporta en su vida cotidiana.

Llevo tiempo trabajando en un proceso personal y de acompañamiento psicológico, pero lo cierto es que para avanzar en él y para cuidarme, necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus ritmos’.

Es decir, no reconoció sus abusos sexuales, sus abusos de poder machista y patriarcal.

Y, por lo que comentó Cristina Fallarás, eran sobradamente conocidas las actitudes y abusos sexistas de Erréjon, y el partido de Sumar, liderado por Yolanda Díaz, hicieron oídos sordos, e, incluso, sabiéndolos, le designaron portavoz en el congreso de diputados.

Y este es el tema más delicado, pues sabiéndolo, el partido lo ocultó, y eso es un grave e imperdonable delito, ya que, aunque ahora digan que hace días que están estudiando, no tienen excusas.

Errejón reconoció que se había convertido en una persona tóxica, y eso es propio del endiosamiento de muchos políticos, que se distancian de la realidad, por su falta de empatía, manipulación emocional, sin límites personales, abuso del poder y del control, ausencia de responsabilidad, cambios emocionales constantes, etc.

Evidentemente, espero que ayer fuese el colofón de la carrera política de Errejón y, claro, de su carrera docente, pues difícilmente debería ser readmitido para seguir dando clases en la universidad, ni en cualquier otro lugar.

No saber diferenciar entre la persona y el personaje, es propio de una esquizofrenia incontrolada, pues, pensar que ha de prevalecer la figura del doctor Jekyll sobre míster Hide, incluso después de tomar la poción inventada para convertirse en el maléfico criminal, no exime al doctor, ni mucho menos, más bien al contrario, pues Hide no deja de ser la expresión de la conciencia de Jekyll, como describió en esa novela ‘El extraño caso del Dr. Jekyll i Mr. Hide’, escrita en 1886  por Robert Louis Balfour Stevenson (1850 – 1894)

Como es habitual, ahora todos los partidos políticos se posicionan sobre el tema de Errejón, para sacar provecho, o para intentar minimizar los efectos negativos, claro. Pero, todos son igualmente responsables, ya que el sistema machista sigue imperando en nuestra sociedad.

En mi escrito del pasado día 8 de este mes, describí el caso de acoso sexual, contra Nevenka Fernández (n. 1974), concejal de Ponferrada, León, por el PP, durante los años 1999 y 2001, y la consecuencia final, es que la víctima debió marchar a vivir a Irlanda, ya que aquí en España le boicotearon todos los trabajos, a pesar de haber sido considerada inocente en el juicio. Y, claro, su acosador, sigue viviendo y gozando de sus privilegios y prebendas, incluso a nivel social, que es lo más vergonzante.

Pues bien, el otro caso que salió ayer a la luz, gracias a un artículo de Patricia Kolesnicov, titulado ‘La nieta del escritor Juan Goytisolo denunció que el novio de su abuelo la violaba y él lo ocultó’, pudimos leer:

‘Mona Achache cuenta el abuso en el docudrama francés ‘Little girl blue’. El autor español, que murió en 2017, le pidió que no dijera nada, supuestamente en nombre de diferencias culturales.

‘Tenía 14 años cuando, una de las muchas veces que fui a casa de mi abuelo, al que adoraba, su pareja, un fornido marroquí de gruesos mostachos, comenzó a entrar todas las noches en mi habitación, abusando de mí’. Esto, en la pantalla, lo cuenta la actriz Marion Cotiullard. Pero son palabras de Mona Achache, la directora del docudrama ‘Little girl blue’. El abuelo era Juan Goytisolo, ganador del premio Cervantes en 2014. Cuando la chica se lo contó, él le sugirió no decir nada para, bueno, no arruinarle la vida.

Pero eso no es todo, no es todo. El documental muestra una cadena de mujeres abusadas en lo que Achache llama ‘un linaje maldito’.

Su abuela, Monique Lange – que fue pareja de Goytisolo – había sido violada en banda durante las Fiestas de San Fermín en los años 50. Monique era novelista y editora de Gallimard, la creme de la creme de las editoriales. Como tal, era parte del grupo de intelectuales de la época, entre quienes estaba el celebrado escritor Jean Genet.

Bueno, Genet abusó de Carole, hija de Monique y mamá de Mona, cuando la nena tenía 12 años. Tres generaciones con el mismo destino.

En la época de Monique – dice Elvira Lindo en una columna en el diario El País – ‘el sexo se entendía siempre como algo liberador, sin reparar en daños colaterales’. Y tal vez eso, escribe, cegó tanto a Monique ‘como para dejar a su hija Carole en manos de un depravado comop Jean Genet, el hombre sin duda menos indicado para cuidar de una criatura de 12 años’.

En el documental, Marion Cotillard explica: ‘Genet se aprovechó de su fama e influencia. La fascinación de Monique por el escritor era tan grande, que quitó importancia al asunto y se limitó a destacar lo afortunada que era su hija de crecer a lado de un hombre tan talentoso y poderoso’.

Mona, que hoy tiene 43 años, hace un contrapunto: ‘Para mi madre, fue una tragedia. Ella solía decir que le guardaba mucho rencor a Genet, pero que fue él quien forjó su pensamiento. Los que le hicieron el mayor daño (…) nuestro concepto de genio siempre ha estado empapado de un sexismo que alienta la cultura del abuso sexual’.

El documental, en realidad, es una adaptación de la novela ‘Fille de’ (hija de), que escribió por Carole Achache y que empezaba diciendo: ‘Ya no sé si la quiero. La he protegido demasiado. Salí de su vientre como un milagro. Su nombre es Monique Lange, y tiene todos los ingredientes de un ángel. Podría prescindir de su sexo, de sus pechos, de su sangre y, sobre todo, del esperma. Y sin embargo yo vengo de ella’.

Monique Lange había conocido a Juan Goytisdolo -autor de obras como ‘Señas de identidad’- en 1956, cuando Carole tenía 3 años, y se casó con él en 1978, aunque sabía que el escritor era homosexual. Su madre, escribió Achache ‘tenía la particularidad de amar sólo a los homosexuales’. Pero no era todo rencor lo de Carole, también había mucho de admiración y una sensación de privilegio por haberse criado con grandes figuras de la cultura. Aunque hubiera tenido que pagar un precio por eso.

‘Una oleada de individuos notables que querían ser libres de la guerra. Violette Leduc, Duras, Florence Malraux, Jorge Semprun, Falikner, Jean Genet, Queneau, Giacometti. Me codeé con ellos sin ser consciente de mi privilegio’, escribe Carole.

Goytisolo, cuando supo lo ocurrido con Amir, le pidió a Mona silencio y le habló de diferencias culturales, ya saben. Unos años antes, su madre había escrito sobre Goytisolo y Amir en Marrakech: ‘Juan vive como un sultán. Amir es el esclavo soñado. Las mujeres cocinan y barren’. Carole Achache se suicidó en 2016.

Abuso y silencio, qué pareja estable’.

(Infobae, 24 de octubre 2024)

Es evidente que el cinismo oculta la gran chacra que es el machismo, y vemos, asimismo, la incompetencia de personas y personajes que no saben asumir su papel y sus responsabilidades, pues prefieren ser sumisas, como en el entorno de Goytisolo.

Ya he comentado en diferentes ocasiones, que es preciso diferenciar las obras de los artistas, y eso es coherente. Pero, ocultar los defectos del autor y darle los reconocimientos sociales y distinciones, es preocupante y cómplice, así como un insulto a las víctimas.

Es evidente que, a nivel general, nuestro personaje ha devorado o está devorando nuestra persona, y, así, nuestra razón queda en entredicho; y eso, habitualmente, es por puro egoísmo.

Pues, si bien la persona es un ente real, y el personaje es un ente ficticio, sabemos, por experiencia propia, que ambos se solapan, y que es habitual que el personaje acabe dominándonos, y deje de ser una ficción, para ser nuestra realidad artificial, ya que nuestro personaje no deja de ser una manera de blindarnos, a modo de mecanismo de defensa inconsciente, por definición.

Errejón reconoció ‘ no haber sido cuidadoso con las personas que le han rodeado, y eso genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica; he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona’; y está bien, reconocerlo, pero la excusa de los grandes patrones culturales, machistas y patriarcales, no le resta ni un ápice de su responsabilidad, como no le resta a Juan Goytisolo; por lo que ambas personas y personajes, deberían ser denostadas por los siglos de los siglos.

Sabemos de muchas personas tóxicas, egocéntricas, celosas, negativas, violentas, agresivas, manipuladoras y victimistas, que dominan los principales puestos de relevancia social, y, desde esos puestos, controlan a su albur las informaciones, para que coincidan con sus pensamientos e intereses.

En definitiva, ya se trate de una mera coincidencia, concurrencia, o sincronía, ambas noticias aparecidas ayer, deberían servirnos para efectuar un autoanálisis de nuestras conductas; a los hombres, para determinar nuestro machismo, y a las mujeres, para determinar su verdadero feminismo.