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Soy un ‘métèque’, que ‘paren el mundo, que me bajo’

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

La victoria de Donald Trump, con su segura repercusión en Ucrania, Palestina, etc., una victoria contra la democracia, la ética y el feminismo; y eso, junto al panorama que vemos internacionalmente y en el reino español, me han dejado tocado y hundido, como un paria, por lo que sólo me queda la mencionada salida de Mafalda: ‘que paren el mundo, que me bajo’, como explico a continuación.

Un compañero de la manifestación de la Avenida Meridiana, ayer por la noche, casualmente (y también premonitoriamente), me envió un vídeo con la canción ‘Le métèque’ (1969), de Georges Moustaki (Giuseppe Mustacchi, en griego, Youssef, en egipcio, Joseph, en francés, 1934 – 2013); una canción genial.

Es preciso señalar que el término ‘le métèque’, era una expresión despectiva con el que algunos franceses denominaban a los inmigrantes mediterráneos como Moustaki, que era judío de origen griego y egipcio.

Pues bien, yo ya no entiendo nada (ni quiero entender nada), estoy sobrepasado, y me siento como un métèque ideológicamente. En el disco de esa canción, el mencionado artista incluyó, también, la canción ‘Ma Solitude’ (Mi soledad), y así me siento, distanciado, a muchos kilómetros físicos y mentales, del actual entorno político.

No entiendo que 71 millones de ciudadanos de los EUA hayan votado a un personaje como Trump, una persona con gran cantidad de juicios pendientes, y una sentencia en trámite; con un ego patológico, un carácter irascible y vengativo, carente de toda moralidad y ética, racista, machista, y un largo etc.

Y no quiero entender que esos 71 millones de votantes, no quieran una presidenta (Kamala Harris), una mujer negra con ascendencia india; una candidata que, como es sabido, representa una cierta continuidad del gobierno de Joe Biden (y eso, para muchos, puede ser repudiable), pero, aún así, por edad, carácter, formación y preparación, es infinitamente mejor que Trump.

Pero no me hace falta ir tan lejos, pues tampoco entiendo nada (ni quiero entender) de la política española, pues, después de ver la negligencia de todos los políticos implicados, directa o indirectamente, por la catástrofe provocada por la DANA en Valencia, esos personajes siguen mostrándonos y confirmándonos su incompetencia y su amoralidad, es decir, su incapacidad para ocupar los cargos que ocupan, pues todos intentan trasladar las responsabilidades a sus opositores, e … intentar sacar un beneficio partidista, que es más rastrero y repugnante.

Un ejemplo de esto último, lo vimos ayer, efectuado por Pedro Sánchez, pues hizo presión para que le aprueben los presupuestos generales para el 2025, diciendo que ‘ahora hay más razones para aprobar unos presupuestos estatales, porque la reparación del País Valenciano y otras zonas afectadas por el temporal, como Castilla-La Mancha y Andalucía, comportará al estado un gran coste económico. Es decir, ahora hará falta diseñar unos presupuestos que tengan en cuenta todo el gasto que comportará la DANA’.

Asimismo, Sánchez anunció un real decreto que incluye un plan de reparación de 10.600 millones de euros, pero aseveró que el coste total acabará siendo superior. ‘Ofreceremos a todos los grupos un nuevo marco presupuestario para atender esta urgencia, porque habremos de revisar el impacto en el déficit público, y espero que tengamos el soporte de la cámara para aprobar y tramitar unos presupuestos que hoy son más necesarios que ayer’.

El PP respondió a Sánchez que no participará en ningún chantaje.

Sobre el particular hay tres artículos que me parece que dan una respuesta adecuada al respecto:

José Antich, en su editorial de hoy, titulada ‘Pero ¿qué tiene que ver la DANA con los presupuestos?, comenta:

‘Tanta necesidad tiene Pedro Sánchez de tirar adelante los presupuestos generales del estado, que este martes ha cometido un error de manual, cuando ha mirado de presionar a los grupos parlamentarios para los aprueben como el camino – para ayudar a los damnificados por la DANA.

Estas cosas no se hacen así y menos cuando todavía se desconoce el número final de muertos que acabará habiendo en el País Valencià y los cadáveres todavía reposan en el recinto ferial de València.

Con este torpe movimiento, lo que acaba haciendo es justo lo contrario de lo que pretende, ya que poco o nada tienen a ver las cuentas con las ayudas económicas necesarias y urgentes que el gobierno español ha de poner en marcha y que serán, como es lógico, muy elevados.

Pero hay una cosa más: a la hora de hacer un envite de esta naturaleza has de contar con los daños colaterales que se pueden producir: ¿los tirarás adelante con el PP o con Vox? No parece ni tan solo probable. Entonces, te acabarán faltando los votos de siempre, los del PNB y Junts por la derecha y los cuatro de Podemos por la izquierda. O sea, como siempre.

(…)

Decir que los presupuestos son imprescindibles para la reconstrucción del País Valencià es un brindis al sol, ya que hay alternativas parlamentarias para conseguir el mismo resultado. Vamos a la ley y las opciones existentes.

Es factible aprobar partidas presupuestarias extraordinarias sin necesidad de aprobar unos nuevos presupuestos generales del estado. La ley general presupuestaria 47/2003, de 26 de noviembre, prevé mecanismos para modificar el presupuesto vigente, también en caso de prórroga presupuestaria, mediante créditos extraordinarios y suplementos de crédito (esto está establecido en el artículo 51 y otros de la ley).

Estos instrumentos permiten financiar gastos específicos que no estaban previstos en el presupuesto inicial (también en el prorrogado) o que requieren una ampliación de los créditos asignados.

Para la aprobación de un crédito extraordinario o un suplemento de crédito, es preciso que el gobierno presente un proyecto de ley a las cortes generales. Este proyecto ha de justificar la necesidad del gasto y especificar el financiamiento. Una vez aprobado por las cortes, el crédito se incorpora al presupuesto vigente, con lo que se permite la ejecución del gasto extraordinario, sin que sea precisa la aprobación de nuevos presupuestos generales del estado.

Como es así de sencillo, se debería estar instando al gobierno español para que tomase este mecanismo y aquí sí que podría conseguir un amplio acuerdo de la cámara.

Lo contrario es aprovecharse de la situación y pretender ganar los tres años que le faltan de la legislatura, hasta su final, el 2027.

Está pidiendo un cheque en blanco y no una ayuda a las decenas de miles de damnificados que han perdido sus familiares y vecinos, que, en su enorme tragedia se han quedado sin nada. Absolutamente sin nada (…)

(elnacional.cat, 5 de noviembre)

Elisa Beni, en su escrito titulado: ‘Una mezquindad extraordinaria’

‘El que es un miserable no deja de ser miserable en carroza, a caballo y a pie. Por esto no creo nunca a ningún miserable, ni en el arrepentimiento de ningún miserable’ (Goethe)

Cuando ya pensaba que había visto y sentido el olor de todo el barro que hay entorno del que realmente sepulta Valencia, oigo a Pedro Sánchez utilizando la tragedia para presionar la aprobación de unos presupuestos generales, para los que tiene máxima dificultad -Junts, Podemos- y de los cuales, como es sabido, depende el futuro de la legislatura. No hay ninguna otra interpretación posible de sus palabras: ‘espero que tengamos el soporte de la cámara para aprobar y tramitar unos presupuestos que hoy todavía son más necesarios que ayer’, y, yendo más lejos, ‘ahora hay más razones que nunca para impulsar unas nuevas cuentas estatales’, rematando con ‘la responsabilidad de aprobarlos se multiplica hasta límites colosales’.

No puedo entender que sus nuevos chamanes del relato y de la estrategia no hayan visto la mezquindad de poner ese discurso en boca del presidente del gobierno español, colocando a un lado de la balanza los muertos, el desastre, la destrucción, y al otro su necesidad inclemente de aprobar unos nuevos presupuestos. No hay otra interpretación posible, si hoy son ‘más necesarios’ es por el inmenso desastre, y si hay ‘más razones’ para tirarlos adelante es por la tragedia, y se ‘multiplica hasta límites colosales’ la responsabilidad de quien le diga que no es por la catástrofe que ha costado vidas y haciendas.

Es preciso que me deis el soporte político para toda la legislatura si no queréis pasar como perjudiciales para los valencianos (…)

Lo que pasa es que no es cierto. El gobierno central podría presentar un presupuesto extraordinario para las ayudas al País Valencià y el resto de territorios afectados, que no encontrarían la oposición de ningún grupo del parlamento, con casi total seguridad.

(…)

Probablemente, tenemos la peor generación de políticos en los tiempos de más zozobra: gente sin ninguna virtud para la gestión en circunstancias difíciles, sin afán de servicio a la ciudadanía, sin ningún horizonte de grandeza que mantenerse en el poder o perjudicar a sus adversarios, sin conocimientos de lo que quiere decir sacrificarse por el bienestar de sus administrados, aquellos que pagamos impuestos en los países del primer mundo, entre otras cosas, para estar seguros que serán asistidos en caso de hecatombe.

(…)

La naturaleza calculadora y tacticista de los responsables políticos no tienen parangón ni solución.

(…)

Todas las excusas que hemos oído son despreciables.

(…)

No puedo explicar hasta donde llega mi profunda decepción, mi indignación y mi rechazo, no respecto a los ideales que siempre me han movido, sino delante de las personas que pretenden encarnarlos. De los otros, poca cosa puedo decir, para defraudarte has de haber esperado alguna cosa’

(elnacional.cat, 6 de noviembre)

Y Vicent Partal, en su editorial de hoy, titulada: ‘Nosotros ponemos los muertos y Sánchez se aprovecha para hacer aprobar el presupuesto y sobrevivir él’:

(…) Los políticos españoles no saben comportarse decentemente. Es así. No tienen límites en su inmoralidad. Sólo piensan en ellos mismos y en sus juegos políticos. Los unos y los otros. Es así.

Hablo hoy de Pedro Sánchez, el presidente actual del gobierno español y dirigente de los socialistas.

(…)

Es que ayer fue el líder del PSOE y presidente del gobierno español el que traspasó otra línea roja, cuando pidió a todos los grupos parlamentarios, en Madrid, que le aprobasen el presupuesto para el próximo año, amparándose en las consecuencias de la gota fría.

Sólo ha pasado una semana de la tragedia, todavía no se han encontrado los desaparecidos, todavía aparecen cadáveres, las calles continúan siendo intransitables, el barro llena pueblos y ciudades, mucha gente vive en condiciones claramente inhumanas, pero ya vuelven a tener aquí a los buitres, probando de aprovecharse de nuestros muertos.

Para encarar las enormes necesidades derivadas de la gota fría, Pedro Sánchez no necesita ningún presupuesto nuevo. Miente abiertamente cuando dice esto.

(…)

Y aquí radica la inmoralidad del presidente español. Él está muerto políticamente si no tiene presupuestos (…) y ahora ha encontrado la manera para hacer su presión, utilizando nuestros muertos para su beneficio político (…)

(Vilaweb, 5 de noviembre)

Y, mientras tanto, otros miserables, como el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en su mezquindad, en su gestualidad de solidaridad con los valencianos, hizo colgar en algunas marquesinas de las paradas de los autobuses, un trapo, con un lazo negro, una senyera coronada, rota con tres barras, dos rojas y una amarilla, como la española; una decisión identitaria indigna, ocultando la identidad del pueblo valenciano, pues españolizar su senyera, no tiene nombre ni justificación.

En definitiva, que toda esa gentuza no me representa. Como dice el famoso eslogan: ‘No en mi nombre’ (los romanos decían ‘Nomen omen’, en referencia a ‘nomen est omen’: el nombre es un presagio)

Por eso, me identifico con ‘Le métèque’, como dice la citada canción de Georges Moustaki:

Con mi cara de métèque, un judío errante, un pastor griego

y mi cabello a los cuatro vientos

con mis ojos desvanecidos, lo que me hace parecer que estoy soñando

un sueño mucho más

con mis manos como merodeador, músico y merodeador

(…)

Y por eso, sólo me queda gritar, como una de las viñetas de Mafalda (de Quino, Joaquín Salvador Lavado Tejón, 1932 – 2020):

‘Paren el mundo, que me bajo’