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También esto pasará

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Es evidente que todo sujeto percibe cada momento en función de su subjetividad, determinada por su entorno, sus condicionantes económicas, culturales, sociales, etc.

Y eso no es ninguna novedad, nuestra propia experiencia nos lo ha ido mostrando.

Asimismo, sabemos que el paso del tiempo comporta cierto olvido y determinada reinterpretación.

Pero me parece interesante recordarlo, para intentar aplicarlo al análisis de la situación política actual, como haré en este escrito. 

Para ello, en primer lugar, me parece conveniente recordar que el psicólogo Abraham Harold Maslow (1908 – 1970) expresó la jerarquía de las necesidades humanas, mediante una pirámide, situando en cada peldaño, diferentes categorizaciones. Esta pirámide ya la he comentado en un par de ocasiones, pero nunca está de más recordarla:

  • en la base las necesidades fisiológicas: respiración, alimentación, descanso, sexo, etc.,
  • inmediatamente los aspectos de seguridad: física, de empleo, de recursos, familiar, salud, propiedad privada, etc.
  • seguidamente, los componentes de afiliación: amistad, afecto, intimidad sexual, etc.
  • acto seguido, los aspectos de reconocimiento: autorreconocimiento, confianza, respeto, éxito, etc.
  • y en la cumbre de la pirámide, la autorrealización: moralidad, creatividad, espontaneidad, etc.

Maslow consideró que la salud psicológica está basada en el cumplimiento prioritario de las necesidades humanas innatas y, una vez cubiertas, el sujeto aspira a las del peldaño superior, y así, sucesivamente, hasta alcanzar la autorrealización, es decir, de realizar todo su potencial; así, las personas autorrealizadas, según el autor, presentan un ‘síndrome de personalidad coherente y representan una salud y un funcionamiento psicológicos óptimos’  

Siguiendo con este psicólogo, para ir ascendiendo en esa pirámide, deben tenerse plenamente garantizadas las necesidades de los peldaños actual y precedentes, pues, en caso contrario, todo sería humo, inconsistencia.

Sabemos que todos nosotros, histórica y globalmente, somos irrelevantes, salvo excepciones de personas significantes, unas honrosísimas y otras miserables y despreciables. Pero, aún así, con el paso del tiempo apenas quedan registradas unas fechas y acontecimientos.

Obviamente, ni las autobiografías, ni la mejor y más objetiva biografía, contemplan fielmente la realidad del sujeto, pues todos somos inabarcables. Yo lo he podido comprobar, al hacer una recopilación histórica de mi familia, remontándome hasta el siglo XVI, pero, además del árbol genealógico con cuatro datos censales eclesiásticos (nacimientos, bodas, hijos, herencias, y poco más) apenas pude recopilar datos de sus respectivas vidas, salvo la de algunos personajes más relevantes, por su cargo y sus acciones; pero, incluso me sería imposible hacer una biografía de mis padres, no sería capaz, pues no tengo pleno conocimiento de sus pensamientos, me quedaron muchas preguntas pendientes; a pesar de ello, he publicado varios libros con todo lo recopilado, al objeto de que los nietos, si les interesa, puedan ‘conocer’ algo de su historia.

Así, todos pasamos, y seremos olvidados; nuestros nietos recordarán algunos hechos y vivencias, nada más. Después ya no seremos recordados por nadie.

La siguiente leyenda popular, que también reproduje en otro escrito, lo explica muy bien.

‘Esto también pasará

Cuenta la leyenda que un rey pidió a los sabios de su corte un anillo especial: Quiero que fabriquéis un anillo precioso y para ocultar en él un mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación. Ese mensaje ha de ser muy breve para poder inscribirlo.

Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de dos o tres palabras que pudiera ayudar al rey en esos momentos en los que consideraba que esa ayuda podría marcar la diferencia.

El monarca tenía un anciano sirviente al que consideraba como de su propia familia, así que también le consultó. Éste, sorprendentemente, le dijo:

No soy un sabio ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque un sabio lo compartió conmigo hace tiempo.

El anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo doblo y se lo entregó al rey con la advertencia: ‘No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando sientas que todo ha fracasado y no encuentres salida a tu situación.

El momento llegó muy pronto: el país fue invadido por la nación adyacente y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida, mientras sus enemigos le perseguían. Llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio. Estaba en una encrucijada donde la muerte le esperaba al final de todas sus decisiones. La desesperación invadió al rey.

Y entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: ‘Esto también pasará’.

Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos. Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino.

A su vuelta, en la capital hubo una gran celebración que se prolongó durante varios días. El monarca, rememorando aquella desesperante situación en el precipicio y la posterior victoria, se sintió orgulloso de sí mismo y así se lo mostró a todos sus invitados a través de sus historias y brindis.

El monarca llegó hasta su anciano sirviente, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. Le contó cómo aquellas palabras le habían ayudado a no descubrir su posición o a no tirarse por aquel precipicio cuando todo parecía perdido. Creía haber encontrado la clave para su estrategia en el mensaje de su anillo.

Sin embargo, el anciano, a pesar de que compartía la alegría de su rey, tan solo le dijo: Ahora vuelve a mirar el mensaje.

El rey parpadeó, perplejo. No entendía por qué debía mirar el mismo mensaje que ya había cumplido su propósito.

Al notar esta confusión, el anciano matizó: No es solo para situaciones desesperadas. No es únicamente para cuando estás derrotado, también sirve cuando te sientes victorioso. No es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: ‘Esto también pasará’. Entonces, y solo entonces, comprendió la profundidad de aquellas palabras.

Recuerda que todo lo circunstancial pasa, ya sea porque se queda atrás o porque te habitúas -le recordó el viejo sirviente-. Sólo quedas tú, que permaneces por siempre’.

(https://lamenteesmaravillosa.com)

Es preciso señalar que la autora Milena Busquets publicó una novela con recuerdos autobiográficos sobre la relación con su madre (la también escritora Esther Busquets), titulada, precisamente como esa leyenda (Anagrama, 2015)

Aplicando la teoría de Maslow y la citada leyenda a la situación política entre España y Catalunya, me parece de interés resaltar las siguientes elucubraciones:

Efectivamente, gran parte de los catalanes unionistas españoles y buena parte de los emigrantes recién llegados, tienen que centrarse en cubrir sus necesidades básicas, las fisiológicas (alimentación, vivienda, etc.) y de seguridad (empleo, propiedad privada, etc.); y por eso, no tienen, entre sus objetivos, cubrir necesidades de orden superior: las de nivel social, de aprecio y de autorrealización.

Está claro que la crisis económica también afecta a los catalanes independentistas, aquí no hay excepciones, como todos sabemos y sufrimos, pues en nuestras familias y amistades tenemos personas que lo están pasando mal. Pero, su situación difiere de los anteriores sectores, como explico seguidamente.

Los dos grupos mencionados más arriba, para poder cubrir las necesidades de afiliación, reconocimiento, etc., deben hacer el esfuerzo previo de conocer nuestra historia, nuestra cultura, nuestra lengua, pues sólo así se verán reconocidos, ya que la integración social, es fundamental para ser respetados. Y, obviamente, para cubrir las necesidades de autorrealización, deben superar sus prejuicios, aceptar los hechos y ayudar a buscar soluciones. Maslow, como he dicho, señaló que las personas autorrealizadas presentan un ‘síndrome de personalidad coherente y representan una salud y un funcionamiento psicológicos óptimos’.

Éste es el elemento diferencial con los catalanes independentistas en situación económicamente crítica, ya que su conocimiento y respeto al país en el que viven, a su cultura, ya lo tienen.

Por eso, a mi entender, es básico que todo ciudadano conozca y respete la historia de la tierra y de los hombres / mujeres que lo han habitado y habitan. Que no acepten, acríticamente, el dogma impuesto por el estado castellanizado. Sin ese conocimiento previo, seguirán siendo ‘ciudadanos catalanes’, a todos los efectos; pero no serán ‘catalanes’, serán ‘españoles en Catalunya’, y les podremos considerar herederos de los ‘vencedores’ (de 1714 y de 1936-39).

Es verdad que todo pasa (en el tiempo), y que las cosas pasan (suceden) por algo, y, muchas veces, por ignorancia, o por hacer los incorrecto sin ser ignorante (que todavía es más grave)

La leyenda del anillo podría ser interpretada como un cierto escepticismo, como la aplicación de la expresión francesa ‘laissez faire, laisser passer’ (dejar hacer, dejar pasar’), que promueve la libertad absoluta de los mercados. O, en su caso, podría promover el pasotismo, el ‘ya se lo harán’, ‘nosotros ya hemos hecho suficiente, ya continuarán nuestros hijos y nietos’, etc.

Pero:

‘Cada uno es responsable de lo que le sucede y tiene el poder de decidir lo que quiere ser. Lo que eres hoy es el resultado de tus decisiones y elecciones en el pasado. Lo que seas mañana será consecuencia de tus actos de hoy’.

(Swami Vivekananda, 1863-1902, monje hinduista)

como dice el refranero: ‘A Dios rogando y con el mazo dando’ (*), debemos pretender evitar la doblez ética, como, por ejemplo: ‘poner una vela a Dios y otra al diablo’, ya que ‘no se puede estar en misa y repicar al mismo tiempo’. Es decir, debemos trabajar y esforzarnos para conseguir los objetivos que deseamos.

(*) En la obra ‘Philosofia vulgar (1568), el autor sevillano, Juan de Mal Lara (1524 – 1571) relata la historia de un carretero cuyo carro quebró en un camino; y tras el accidente, se encontró con San Bernardo. Al rogarle que Dios, por su intercesión arreglase el vehículo, el santo le contestó: Yo rogaré a Dios, amigo, y tú, entretanto, da con el mazo’.

Por todo ello, siguiendo con Maslow, si queremos autorrealizarnos, debemos trabajar para que nuestro país tenga las más altas cotas de libertad y de reconocimiento; sólo así nos sentiremos plenamente integrados, responsables y coherentes.

Por el contrario, los catalanes unionistas, nunca, y nunca es nunca, podrán alcanzar esa cota máxima de autorrealización personal. Podrán amasar riquezas y prebendas, podrán vivir cómodamente; pero su ignorancia, desconsideración y falta de respeto, les mantendrá insatisfechos, incoherentes. Si yo me fuera a vivir a Nigeria, por decir algo, y no quisiera integrarme ni conocer la historia y la cultura de ese país, nunca podría autorrealizarme, está claro, es evidente. Pues la autorrealización es bidireccional, uno no puede sentirse autorrealizado en un desierto.

Para finalizar este escrito, me parece que es interesante hacer una pequeña referencia a la película que vimos anteayer ‘El sol del futuro’, del director y actor Nanni Moretti, que interpreta a un reconocido realizador italiano, que está a punto de empezar a rodar una película política. Pero, entre su matrimonio en crisis, la situación de su coproductor al borde de la bancarrota y una industria cinematográfica en pleno cambio, y todo parece estar en su contra, siempre al borde del precipicio y tendrá que volver a pensar su forma de hacer las cosas si quiere que su pequeño mundo tengas un futuro brillante. Y, no quiero explicar el final, para no hacer un ‘spoiler’, pero me parece que la moraleja puede ser interpretada positivamente, siempre tendremos un sol en el futuro, si trabajamos para ello.

Así, en la situación en la que estamos, deberíamos recordar que ‘también esto pasará’, pero debemos ir dando con el mazo. No podemos quedarnos en el sofá de casa esperando que otros descubran el mítico oasis perdido de Zerzura, que, según las leyendas, atesoraba enormes riquezas: el ejército perdido de Cambises II (559 a.C. – 522 a.C.) los 50.000 persas sepultados por el Harmattan, el caliente y seco viento del desierto.