Originario de esta alcaldía y quien ha vivido en ella sus 59 años de vida, el académico de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, tiene una importante serie de ideas para fortalecer las condiciones de vida de los habitantes de esta alcaldía, ubicada en la zona centro-oriente-sur de la Ciudad de México.
Nació en la Ciudad de México, el 24 de enero de 1964, lo que le convierte en un acuario. Desde ese día a la fecha, ha sido vecino de la Delegación Iztacalco, en el Oriente de la Ciudad. Desde pequeño sintió fascinación por los números, lo que le llevó a realizar sus estudios profesionales en la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM.
“Como considero que una parte fundamental de mi formación personal se basa en los estudios, nunca he dejado de hacerlo. Hace no mucho, tuve el honor de obtener el grado de Doctor en Administración Pública.
Escucho toda clase de música, lo mismo para concentrarme al leer, para sortear el tráfico, y, obvio, para bailar de vez en cuando. Me considero un asiduo lector. Tengo la costumbre de leer todo lo que pasa por mis manos, desde un periódico o una revista, los trabajos de mis alumnos y, por supuesto, muchos libros también. Tengo varios favoritos, y me sería muy difícil hacer una lista, aunque en ninguna biblioteca deben faltar: Diálogos de Platón; Ética a Nicómaco, de Aristóteles; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; La región más transparente, de Carlos Fuentes; El manifiesto comunista, de Marx y Engels; El capital en el siglo XXI, de Tomás Piketty: Desarrollo y libertad, de Amartya Sen; Cien Años de Soledad de García Márquez y La Gran Brecha, de Joseph E. Stiglitz.
Siempre he estado ligado a la Universidad Nacional. Es mi pasión. A los 16 años jugué en la reserva profesional del equipo de fútbol de los Pumas -de los cuales soy un fiel seguidor-, la que decidí abandonar siguiendo el llamado de mi vocación social. Actualmente doy clases en las Facultades de Contaduría y Administración y en la de Economía.
Me considero un tipo de progresista. Hace tiempo leí una frase de Joaquín Sabina, con la cual me identifiqué, porque siento que me retrata: … me considero un rojo sin diminutivos. No soy un rojillo, soy un rojo, un rojazo. Y eso no quiere decir comunista, ni socialista, ni anarquista, quiere representar esa hermosísima ideología de hace unos años, que hacía creer que esta infamia de mundo podía cambiar de alguna manera.
Mi actividad profesional y mi participación en la vida pública y política en el país me han brindado la oportunidad de estar en espacios en donde es posible transformar las cosas, y esa es, precisamente mi concepción del poder. La capacidad de incidir de manera efectiva y positiva en nuestro entorno, en nuestra comunidad. Así, con el apoyo de mis vecinos, logre ser Diputado Local en la III Legislatura, y Diputado Federal en la LX Legislatura. Fue en ella en donde tuve el honor de que alguien, por primera vez, perteneciera a las Comisiones de Presupuesto y Cuenta Pública, Hacienda y Crédito Público y en la de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación.
Desde la humildad, he tenido la enorme satisfacción de ser declarado huésped distinguido en la ciudad de Puebla de los Ángeles y de recibir, en 2008, la medalla Ricardo Palma de la Universidad de Lima (Perú). La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística me concedió la presea Benito Juárez.
También he contado con la fortuna de poder compartir mis ideas en diversos medios de comunicación a través de columnas, entrevistas y mesas de debate. Hablando de temas económicos, de fiscalización y de medidas anticorrupción, me siento en mis espacios naturales.
Considero que las causas, siempre encuentran sus cauces y por ello me he involucrado en algunas que considero fundamentales: la defensa de nuestro petróleo, la pensión universal para los adultos mayores, los presupuestos participativos y la atención a las enfermedades catastróficas, son algunas de ellas.”