Hoy hemos visto la interesante película ‘La sustancia’ (The substance), dirigida este año 2024 por Coralie Fargeat; película basada en la pregunta ¿alguna vez has soñado con una mejor versión de ti mismo? y esa película me parece una excelente metáfora de la situación actual en ERC. En el presente escrito efectúo mis elucubraciones al respecto.
Muchos soñamos con versiones mejoradas de nosotros mismos, pero no pasan de ser meras elucubraciones sin más, desgraciadamente intranscendentes.
Por eso, en este escrito me centro en la conflictiva situación de ERC, pues ayer, 14 de octubre, Marta Rovira, secretaria general y presidenta en funciones de ERC, pronunció un discurso de balance final de su mandato, efectuando duras críticas a Oriol Junqueras, presidente de ese partido, hasta el pasado mes de mayo, que presentó su dimisión para volver a ser candidato para renovar su cargo en el próximo congreso de ERC.
La mencionada película, satírica, de terror corporal, presenta la decadencia de una celebridad (Elisabeth Sparkle, interpretada magistralmente por Demi Moore) que decide utilizar una substancia que replica sus células y crea, temporalmente, una versión más joven y mejor de ella misma, causándole, sin saberlo, efectos secundarios terribles, pues las dos siguen conectadas como un único ser, que deben cambiar de cuerpo cada siete días, sin excepción, una descansando inconscientemente y la otra disfrutando del mundo, lo que provoca cada vez un mayor sentimiento de incompetencia, soledad y baja autoestima a la original.
La versión joven (Sue, interpretada por Margared Qualley), asciende en la fama y admiración, de forma adictiva extrae más estabilizador, para evitar tener que cambiar su cuerpo, provocando que Elisabeth envejezca rápidamente (…) y desesperada por recuperar su forma y aspecto original, decide terminar con la sustancia y revive un suero de terminación, lo que hará que Sue muera. Pero todavía ansiosa por sentir admiración, se detiene en el último momento y revive a Sue. Sue se venga, matando a Elisabeth, pero, al final no consigue detener el deterioro de Elisabeth, que se convierte en un monstruo grotesco de las dos, provocando un desenlace esperpéntico, sangriento, al estilo de Quentin Tarantino.
Esa lucha competitiva, ridiculizando las exigencias cinematográficas de Hollywood, que esclaviza a las actrices, ya que, a los 50 años, ya son invisibles para esa industria, es una clara muestra actualizada, a mi modo de ver, del mito de Fausto, obra de Johan Wolfang von Goethe (1749 – 1832), sometido al diablo Mefistófeles.
Y esa película me parece muy sugerente, por sus referencias a la espectacular y memorable película ‘2001, una odisea del espacio’ (2001 A Space Odyssey), dirigida en 1968 por Stanley Kubrick (por sus correspondencias blancas y luminosas del cuarto de aseo, la aparición del monstruo, como si se tratase del monolito, y, en ese momento, la música de Johann Strauss II, etc.)
Todos sabemos que la juventud y la novedad, siempre son mejor vistas, que la vejez y lo conocido, aunque no sea rutinario. He tenido múltiples ejemplos en mi vida laboral, y también en la vida política.
Y volviendo al conflicto de ERC, me parece que esa película, y la novela de Goethe, son claras metáforas del problema de esa organización, sometida al ‘modernismo’ de las nuevas caras, y americanas técnicas publicitarias y mediáticas, para dar una imagen de aparente renovación.
Pero la realidad es que nada ha podido tapar las rencillas que, en tiempos de poder, de vacas gordas, (beneficiándose de cargos, sueldos, dietas, coches oficiales, y toda clase de prebendas) se pudieron mantener ocultas y/o compensadas, ahora, en el inicio del período de sus vacas flacas, salen de nuevo a plena luz del día, de la forma más cruda y violenta.
Y en esa línea, precisamente ahora, que Marta Rovira, secretaria general durante los 13 años de la presidencia de Oriol Junqueras, haga públicas sus críticas, presentando a éste, como autor y responsable de todos los males y defectos; es vergonzante. Como lo es que, a su vez, Junqueras, en sus respuestas, intente escabullirse y evitar sus responsabilidades, excusándose con sus limitaciones durante los años de prisión (del 2 de noviembre del 2017 al 22 de junio del 2021)
Sea como sea, me parece evidente que esos dos altos cargos de ERC están haciendo un pésimo servicio a su partido, a pesar de que ambos digan que el partido está por encima de todo y de todos (pero eso son meras frases vacías); pues, la verdad, es que lo que prima es la preponderancia por el poder, especialmente por parte de Junqueras, ya que Rovira anunció su marcha (si bien, intentando dejar ‘atado y bien atado’ a su partido, mediante la lista denominada los ‘roviristas’, liderados por Xavier Godàs)
Y la realidad es que esas dos candidaturas (junqueristas y roviristas) no representan ninguna renovación, son más de lo mismo, pues ambos estaban de acuerdo en ese punto, que es el crucial y determinante, que, en realidad es una traición a todo lo que nos habían vendido durante sus trece años de gobernanza del partido. Y sus diferencias, en realidad, se centran en la no asunción y rechazo de ciertas campañas de contrapublicidad, de contraste, le llaman (carteles sobre el alzheimer de los hermanos Maragall, mariachis, muñeco colgado, campañas contra el president Puigdemont y su abogado Boye, etc.), que ambas facciones expresan que desconocían e imputan a sus ‘opositores’.
Esta situación no es novedosa, la hemos visto repetidamente en todo comportamiento humano, pues es habitual ver las situaciones en contraposiciones de blancos y negros, sin contemplar matices, grises.
Y esa visión dualista, es propia del maniqueísmo más puro y rancio, pues se remonta al profeta parto ‘Mani’ (216 – 274), que divide las cosas en dos partes: una completamente buena y aceptable, y otra mala y rechazable, sin puntos intermedios.
Pero sabemos que la realidad nunca es tan simple, que no se trata de una lucha entre dos principios enfrentados, el bien y el mal. Y, en ese caso, tanto Junqueras como Rovira, con toda seguridad, tienen aspectos positivos y negativos; por lo que no me parece ético ni moral que se presenten como santos impolutos libres de toda culpa, y consideren a sus opositores (compañeros de partido) como representantes de todos los males y culpables de todos los despropósitos realizados.
Evidentemente, para superar tanta irresponsabilidad, en el próximo congreso (30 de noviembre) los 8200 afiliados de ERC tendrán la opción de votar a terceras vías (como ‘Recuperem ERC’ y ‘Col.lectiu Primer d’Octubre’), descartando a ‘Militància Decidim’ (Oriol Junqueras y de su simplón papagayo Gabriel Rufián) y a ‘Nova Esquerra Nacional’ (patrocinada por Marta Rovira).
Joan Rovira, en su artículo titulado ‘La bomba atómica catalana’, comentó que:
‘(…) después de una derrota viene siempre un tiempo de flojera, de rendición más o menos asumida, de frustración, de miserias y de traiciones, y de acomodación a una realidad que te impone el vencedor.
Puedes hacerte todas las trampas al solitario que quieras, si te gusta jugar a cartas, o perder el tiempo con cualquier otro juego. Puedes lamerte las heridas hasta que te canses. Puedes dejar que te engañen y te traicionen los que ya te han engañado del todo, o puedes decapitarlos, descuartizarlos, quemarlos en la hoguera y bailar una sardana alrededor del fuego. También puedes imaginar tantas heroicas revueltas populares como quieras, hasta que te preguntes si tu te pondrías delante de una barricada.
(…) No sirve de nada. Empecemos por el principio: si has perdido, has perdido. Todo el tiempo que tardes en asumirlo y lamentarlo, será tiempo miserablemente perdido.
(…) Si continúas haciendo lo mismo, con la misma gente, de la misma manera, obtendrás los mismos resultados. Es decir, volverás a perder.
(…) Para ganar una guerra es preciso, siempre, siempre, un gran general, un buen estratega. Sin eso, el arte de la guerra no sirve para nada y las siguientes derrotas ya están escritas.
(…) desconfía de los que crean que con cuatro frases brillantes serás un gran general, un político victorioso (…) evidentemente, no es tan fácil, por que hay muchas batallas y guerras que se pierden y los culpables suelen ser gente inteligentísima y brillantísima, dignas merecedoras de adoración y sumisión infinita, por eso, ‘El arte de la guerra’ (de Sun Tzu, Sun Wu o Sunzi) no es un tratado para aficionados, narcisistas, estúpidos o cobardes.
(…) La llave de todo, de la guerra sin guerra, de la victoria que cae como un fruto maduro en tus manos, es conocer al enemigo, saber escoger los momentos y conocer el terreño de juego. Parece sencillo. Si lo fuera, todos ganarían siempre.
(…) Pero … hay un pequeño detalle, para ganar una guerra es preciso, siempre, siempre, un/a gran general, ¿un/a político?, ¿un rey / reina?, ¿un empresario/a? NO. Un/a gran general y una gran estrategia. Sin eso, el arte de la guerra no sirve para nada y las siguientes derrotas están escritas. Que es, más o menos, el camino que ahora mismo seguimos: directos hacia el desastre al cual nos están empujando (…)
(elmon.cat, 13 de octubre del 2024)
Volviendo a la película ‘La sustancia’, la pregunta recurrente es ‘¿Alguna vez has soñado con una mejor versión de ti misma/o? mejor en todos los sentidos’
Si ni siquiera se ha tenido ese sueño, ya estamos perdidos. Por el contrario, si hemos tenido y tenemos ese sueño, debemos actuar, sin esperar inyecciones milagrosas, si no, apoyando, unidos, al mejor general que tenemos, que, en estos momentos, es el president Carles Puigdemont, olvidando y desechando a pseudos líderes, como los mencionados de ERC, que sólo luchan por sus prebendas.