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Tras 88 años de la rebelión criminal de Francisco Franco, todo sigue ‘atado y bien atado’

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

El 18 de julio de 1936 se produjo el levantamiento militar contra el gobierno republicano, democrático y legalmente elegido; rebelión que finalizó el 1 de abril de 1939, con la victoria del bando criminal comandado por Francisco Franco; que dirigió el estado hasta su muerte, en la cama, el 20 de noviembre de 1975. Es decir, han pasado 88 años desde la rebelión, 85 de su criminal victoria, y casi 49 años de la muerte del dictador, y todo sigue igual ‘todo atado y bien atado’, como intento explicar en este escrito.

El dictador y asesino, en su discurso de Navidad de 1969, pronunció la siguiente frase: ‘Todo ha quedado atado y bien atado con la designación como mi sucesor a título de rey del príncipe Don Juan Carlos de Borbón’; y en plena agonía de muerte, las últimas palabras de Franco a Juan Carlos fueron: ‘Alteza (*), lo único que le pido es que defienda la unidad de España’.

(*) en una entrevista a una televisión italiana, Juan Carlos comentó esas últimas palabras, sustituyendo la expresión ‘alteza’ por la de ‘Juanito’.

Y desgraciadamente, el dictador tenía razón, sabía lo que hacía, pues durante esos 88 años desde la sublevación militar, todos los poderes se crearon bunquerizados ideológicamente, y se han ido reproduciendo clónicamente, miméticamente, fractalmente, en diferentes escalas y tamaños, para inocularse en el organismo social, hasta pervertirlo, contaminarlo, en gran medida, con importantes excepciones, claro.

Toda la potencia del estado dirigida a la represión, pero vestida con el mensaje propagandístico de la ‘paz’ (*), magnificada con la medalla de la paz de Franco, creada y entregada por primera vez en 1964, para conmemorar los 25 años del final de la guerra. Esa medalla tenía el lema: ‘Paz 1939 – 1964: en la guerra tu sangre, en la paz tu trabajo’; y en el reverso: ‘honor y gloria a caídos y héroes’.

(*) una gran mentira orquestada por el ministro Manuel Fraga Iribarne (1922 – 2012)

El desarrollismo, a caballo del europeo, por las remesas de los emigrantes españoles que tuvieron que marchar para buscar trabajo en la construcción, especialmente en Alemania, y por la progresiva entrada de turistas a las costas españolas, permitió la popularización del Seat 600, la entrada de electrodomésticos, etc., la dictadura presumía de las cifras de crecimiento, si bien, por la crisis del petróleo de 1973, en su discurso navideño, Franco dijo: ‘el régimen vuelve a sus esencias’.

Así, los vencedores de la rebelión vieron recompensada su apuesta por su participación con el bando sublevado; y los perdedores, en gran parte (si bien con dignas excepciones), acabaron ‘comprando’ el mensaje de la mencionada ‘paz’, en gran medida, por el terror: muerte, cárcel, torturas, expoliación, represión de todo tipo de derechos y de libertades, etc.

Todos los vencidos hemos vivido la situación de que nuestros padres y abuelos temían hablar, de explicar sus vivencias en la guerra y postguerra, y así, desgraciadamente, se han perdido muchas microhistorias familiares de desarraigos, como describió muy bien Max Aub Mohrenwitz (1903 – 1972), que emigró al finalizar la guerra, y escribió ‘La gallina ciega’, tras visitar España del 28 de agosto al 4 de noviembre del 1969, constatando que:

‘(…) la España resultante de la intersección de sus recuerdos con sus lecturas, encuentros y noticias era una auténtica ucronía que no tenía correspondencia alguna con la España real en la que estaban insertos, no solamente los miembros de las nuevas generaciones posteriores a la suya, sino los mismos compañeros de la suya que se habían quedado en España o habían regresado a ella antes de la década de los cincuenta, integrándose de nuevo en la realidad. Aub se sintió súbitamente desplazado en el espacio y en el tiempo: un fantasma anacrónico en un mundo que ya no era el suyo, que, subrepticiamente, fraudulentamente, le habían cambiado rasgo a rasgo, ladrillo a ladrillo, minuto a minuto, sin que pudiera percatarse del cambiazo en sus años de observación telescópica. De la amargura, el dolor y la tristeza de ese viaje a un país desconocido nos queda testimonio válido y duradero en ‘La gallina ciega’, diario escrito en un tono y con una sinceridad que lo hacen documento indispensable para el entendimiento de una de las más dolorosas realidades de nuestro tiempo: la tragedia del desarraigo (…)’

(https://www.memoria.fahce.unlp)

Y ese miedo sigue en la actualidad, pues la represión tras el referéndum del 1 de Octubre del 2017, utilizó y sigue aplicando ese mecanismo para anular e inmovilizar a muchos independentistas imputados, pues los miles de multas, los juicios, etc., sirven de aviso, de escarmiento, en definitiva, de ejemplo, para la ciudadanía en general.

Vicent Partal, en la editorial de hoy, titulada ‘Alfons, i per què no vam proclamar la independència quan Franco es va morir? (Alfonso, y porqué no proclamamos la independencia cuando murió Franco), comenta:

‘Seguramente es el momento en que he quedado más tocado, de los muchos que he pasado hablando con gente de toda Europa sobre la independencia de los Països Catalans. En este caso era con un importante político letón, de aquellos que España no pudo comprar con los aviones militares. Tan sencillamente, me preguntó: ¿Y por qué no proclamásteis la independencia cuando murió Franco?

(…) le respondí que había la amenaza militar (…) Pero en Letonia esta amenaza todavía era mucho más presente y concreta. Letonia tenía poco más de un millón de habitantes, Riga era la capital de la flota del mar Báltico en la época soviética, lo que inundaba de militares la capital letona, y en Liepäja había el legendario 14 escuadrón de submarinos, con 16 de estos barcos estacionados permanentemente. Al final de la URSS, en el momento de la independencia, en Letonia vivían más rusos y ucranianos que letones. Poca broma.

Había, también, añadí, el hecho de que salíamos de una dictadura de décadas, terrible. Con prisioneros políticos, con muertos sin enterrar en las cunetas de las carreteras, que todavía siguen allí, con paredes famosas porque servían de paredón para los fusilamientos, como el de Paterna, que tanto angustiaba a Estellés. ¿Pero qué podía explicar a un letón? Ellos no tan solo salían de una dictadura de décadas tan terrible o más -con miles de deportados a Siberia-, si no, que lo cambiaban todo y cambiaban de todo: de sistema económico, de modelo de sociedad, de forma de gobierno, de organización estatal…

Finalmente, le dije que España nos había ofrecido la autonomía. Y nos lo creímos. Que nos creímos que aquello era un paso adelante que nos llevaría a la libertad, a la normalidad nacional, a la democracia. Y esta sí que era una diferencia radical. A los letones les prometieron de todo: la autonomía, la federación, la confederación, la unión de estados independientes, hasta llegar a la famosa confederación de estados independientes de Boris Ieltsin y Leonid Kravtxuk … Pero ellos dijeron que no a todo. O independencia o nada (…)

(Vilaweb, 17 de julio del 2024) 

Y el estado español sabe a la perfección, que el miedo es una herramienta represiva de gran efecto, pues la percepción de un peligro o la anticipación de un mal posible, real o imaginario, provoca sentimientos desagradables, acompañados de deseos de huida.

Jorge Luis Borges (1899 – 1986) describió una enciclopedia china, titulada ‘Emporio celestial de conocimientos benévolos’ que dividía los animales de la siguiente manera:

‘a) pertenecientes al Emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que acaba de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas’.

Y volviendo al franquismo / neofranquismo, su esquema mental – ideológico – simbólico, me parece que está en línea con esa teórica enciclopedia china, y así, siguen aplicando ese patrón, como vemos, pues, con la ‘pacificación sanchista’ a los catalanes unionistas los consideran encajados en diferentes grupos, el a, b, c…; mientras que a los independentistas nos consideran clasificables en los grupos g, i, m, n.., pero, siempre, también, del grupo a, pues Franco le dijo a Juanito que sobre todo, vigilase que no se rompiera España, y la herramienta represiva más letal y silente, es el miedo a la pérdida de la ‘paz’ mencionada, así como a la pérdida del relativo confort alcanzado.

Raine María Rilke (1875 – 1926), en ‘Cuadernos de Malte Laurids Brigge’ (1910), escribió:

‘Todos los miedos perdidos están otra vez aquí. El miedo de que un hilito de lana que sale del borde de la colcha sea duro y agudo como una aguja de acero; el miedo de que ese botoncito de mi camisa de noche sea mayor que mi cabeza, grande y pesado; el miedo de que esta miguita de pan que ahora se cae de mi cama, sea de cristal y se rompa abajo, y el miedo opresor de que con eso se rompa todo, todo para siempre; el miedo de que la tira del borde de una carta desgarrada sea algo prohibido que nadie debiera ver, algo indescriptiblemente precioso, para lo cual no hay lugar bastante seguro en el cuarto; el miedo de que si me duermo me trague el trozo de carbón que hay delante de la estufa; el miedo de que empiece a crecer cierto número en mi cabeza hasta que no tenga ya sitio en mí; el miedo de que me pueda traicionar y decir todo aquello de que tengo miedo, y el miedo de que no pueda decir nada, porque es todo inestable, y los otros miedos…los miedos’.

Los catalanes independentistas llevamos 310 años reprimidos, represión que, al nivel económico afecta a todos, a los catalanes unionistas también, pues el déficit en las estructuras de transporte, sanitarias, educativas, etc., no discriminan. Pero es evidente que el genocidio cultural de la lengua y de la cultura catalana, no afecta a los que, voluntaria y exclusivamente, viven aquí con su lengua castellana.

Por eso sólo tenemos dos opciones, o seguir como describió Ovidi Montllor i Mengual (1942 – 1995), en su canción ‘Si, senyor’ (sí, señor), del álbum ‘Un entre tants…’ (1972):

Sí, señor

OUI, Monsieur

Sí, señor

Qué sí, señor

Sí, señor

Tiene la razón, señor

Sí, señor

Diga, señor

Cierto, señor

Sí, señor

Sí, señor

A disponer, señor

Usted es un señor

Sí, señor

Sí, señor

Mandadme, señor

A sus órdenes, señor

Ya lo sabe, señor

Sí, señor

Re-sí, señor

Recontra sí, señor

Señor.

No se preocupe, señor

No me hace daño, señor

Adelante, señor

Sí, señor.

Vive el señor

Usted es el amo, señor

A sus órdenes, señor

Sí, señor.

Sí, señor

Que sí, señor

Eh. Sí, señor

Tiene la razón, señor.

Señor

¿está contento, señor?

¿puedo marchar, señor?

Gracias, señor

Gracias, señor.

Es decir, o seguimos de forma servil al dictado y gusto del estado centralista, centrípeto, neofranquista, etc. por décadas y décadas, o tomamos la iniciativa, unidos, para superar los miedos, los temores, y potenciar sus antónimos, la esperanza y la confianza en nosotros mismos. Pues sólo unidos, podremos volver a recuperar la ilusión y así, actuar proactivamente, de forma clara y efectiva, para conseguir la independencia.