- Sin tratamiento, el riesgo de suicidio derivado de trastorno bipolar tipo 1 es hasta 20-30 veces mayor, por lo que no podemos ignorar este problema de salud pública: Maureen Terán, conferencista, escritora y fundadora de Es Tiempo de Hablar A.C.
- En 2024, más de 303 mil personas fueron atendidas en el Sistema de Salud por condiciones de salud mental, siendo la ansiedad y la depresión los trastornos más frecuentes.

Ciudad de México, marzo de 2025 — ¿Por qué hablar de salud mental es un desafío? Porque se asocia con debilidad, vergüenza o locura. En México, más de tres millones de personas viven con trastorno bipolar tipo 1, pero más del 50 por ciento no tiene un diagnóstico. A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 40 millones de personas lo padecen, lo que lo convierte en una de las principales causas de discapacidad. A pesar de ello, sigue siendo un tema invisibilizado y rodeado de prejuicios.
El trastorno bipolar tipo 1 no es solo una cuestión de cambios de humor. Sus episodios maníacos pueden llevar a la euforia extrema, la impulsividad descontrolada e incluso al delirio. En el otro extremo, la depresión puede hacer que una persona se hunda en la desesperanza, el aislamiento y los pensamientos suicidas. Por ello, sin diagnóstico ni tratamiento, estos ciclos se agravan y afectan cada aspecto de la vida.
Los datos del Sistema de Salud contra las Adicciones 2024 revelan una realidad innegable: la salud mental en México sigue siendo un desafío urgente. Con más de 303 mil personas atendidas, la ansiedad (52.8%) y la depresión (25.1%) encabezan la lista de padecimientos más frecuentes, afectando de manera desproporcionada a las mujeres. Mientras que ellas presentan mayores índices de trastorno bipolar (67%) y estrés postraumático (66.7%), en los hombres predominan los trastornos del neurodesarrollo, como el TDAH (81.1%) y el espectro autista (77.8%). Estas cifras no solo evidencian la crisis de salud mental en el país, sino que también subrayan la necesidad de atención especializada, acceso a tratamientos y una conversación honesta sobre estos padecimientos. La urgencia no es solo médica, sino también social: el estigma sigue siendo una barrera tan grande como la falta de diagnóstico y tratamiento. Hablar de salud mental ya no es una opción, es una responsabilidad colectiva.
“Aceptar mi diagnóstico de trastorno bipolar tipo 1 no me quitó nada, me devolvió todo. Me enseñó que no soy mi enfermedad, pero sí soy responsable de mi bienestar. Hablar de salud mental no es solo un derecho, es una necesidad urgente. Y es que, sin tratamiento, el riesgo de suicidio por este transtorno es hasta 20-30 veces mayor que en la población general, por lo que no podemos ignorar este problema de salud pública”, asegura Maureen Terán, conferencista, escritora y fundadora de Es Tiempo de Hablar A.C.
El trastorno bipolar tipo 1 no te define, pero sí es tu responsabilidad
Maureen, autora del libro Soy un bipolar real, tenía 27 años cuando le diagnosticaron trastorno bipolar tipo 1 mientras estudiaba su maestría en Inglaterra. Lo negó durante siete años, convencida de que era algo pasajero. Pero las crisis no desaparecieron. En uno de sus episodios psicóticos, subió a un campanario en Oxford creyendo que tenía superpoderes. “Cuando pierdes la noción de la realidad, no le tienes miedo a nada”, recuerda.
Para ella, no se trata de ser fuerte o débil. El trastorno no mata por sí solo, pero la falta de tratamiento y autocuidado puede ser fatal. “Por tu trastorno no te vas a morir, pero si no te cuidas, indirectamente sí puedes hacerlo”, le advirtió su doctora.
Vencer los tabúes, el estigma y la cultura del silencio
Decir en voz alta “tengo un trastorno mental” sigue siendo un acto de valentía en la sociedad actual. Muchas personas lo esconden por miedo a perder oportunidades profesionales o ser rechazadas en su entorno social. Un estudio reveló que el 90 por ciento de los trabajadores que han pasado por un problema de salud mental no se han sentido capaces de hablar abiertamente en el trabajo. Así, esta cultura del silencio solo refuerza el estigma y dificulta que quienes necesitan ayuda la busquen sin temor.
La ignorancia también juega un papel en la discriminación. Aún persiste la idea de que alguien con trastorno bipolar es inestable o peligroso, cuando la realidad es distinta. Con tratamiento y un sistema de apoyo, una persona con bipolaridad puede tener una vida plena y funcional. De acuerdo con los expertos de Es Tiempo de Hablar A.C., la diferencia entre el caos y la estabilidad no es la voluntad, sino el acceso a atención médica adecuada.
Hacia una mejor calidad de vida con trastorno bipolar tipo 1
Aceptar el diagnóstico del trastorno bipolar tipo 1 es solo el inicio. El verdadero reto es entender que el tratamiento debe ser constante. Dejar la medicación solo porque un día te sientes bien puede ser un error fatal. Los estudios clínicos revelan que hasta el 50 por ciento de los pacientes con trastorno bipolar dejan su tratamiento en algún momento, lo que incrementa significativamente el riesgo de recaídas y hospitalización. “Es como la diabetes: si dejas la insulina, tu salud se deteriora”, explica Terán.
Ahora bien, la estabilidad emocional no sólo depende de fármacos. Construir una rutina con hábitos saludables es fundamental: alimentación balanceada, actividad física, terapia y un patrón de sueño regular pueden marcar la diferencia entre una crisis y una vida funcional. Pequeños cambios generan un impacto profundo en la salud mental.
“Romper el silencio sobre el trastorno bipolar tipo 1 no es solo una cuestión personal, sino una responsabilidad colectiva y una agenda urgente. Si la conversación sigue siendo un tabú, el estigma seguirá creciendo y miles de personas continuarán viviendo en la sombra, sin acceso a diagnóstico ni tratamiento. La salud mental no debería ser un secreto, sino una prioridad. Es momento de exigir acceso universal a la salud mental y derribar las barreras que aún persisten. No tengan miedo de pedir ayuda, pues ir al psiquiatra no significa que estés loco, significa que quieres estar bien”, concluye Maureen Terán.