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Un, dos, tres, butifarra de payés

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Si bien toda generalización es inexacta, popularmente, el carácter catalán se define con el refrán ‘seny i rauxa’ (juicio y sentimiento), pero hemos de tener presente que el límite de nuestra concepción se corresponde con nuestro lenguaje, pues ‘somos como somos porque nos describimos como nos describimos, y es incorrecto pensar que nos describimos como somos, porque efectivamente somos así’ (Ferrater Mora). Y es evidente que, en momentos críticos es cuando más necesitamos la ‘rauxa’, como intento explicar en el presente escrito.

Jaume Vicens Vives (1910 – 1960) inició la teorización del seny y la rauxa, en su obra ‘Noticia de Catalunya’ (1954), y describió:

‘La paradoja que sella el alma de los catalanes (…) por un lado laboriosos, constructivos, reposados, previsores, capaces de encontrar fórmulas adecuadas para el normal desarrollo de las relaciones públicas y privadas (…) Y por otro lado (…) una actitud en la que se hermanan la exasperación y el sentimentalismo, como si se nos pusiera ante los ojos un tupido velo que nos deformara la visión y nos hiciera ver falsos espejismos’

Xavier Rubert de Ventós (1939 – 2023), en su obra ‘Pensadors Catalans’, capítulo ‘Miquel Batllori’ (1987), sentenció:

‘Catalunya consiste en una síntesis de seny y rauxa’.

Según el Diccionari Català – Valencià – Balear, de Mn- Antoni Mª Alcover i Francesc de B. Moll (Palma de Mallorca, 1985):

  • El término ‘seny’, del latín sensum (sentido, juicio), expresa: sentido, facultad cognoscitiva, ponderación mental, capacidad mental sana, juicio, razón.
  • El término ‘rauxa’, del latín rabiem (furia, locura) y probablemente proviene de ‘rauja’, que, en provenzal significa rabia, furia. Y expresa: un impulso anímico fuerte, manifestado con obras externas y con poca intervención mental moderadora; determinación súbita, más emocional que meditada.

Actualmente, el seny se relaciona con sabiduría, sensatez, prudencia, la capacidad de reflexionar, tomar decisiones ponderadas y mantener el control en situaciones difíciles; mientras que la rauxa se relaciona con la cólera y el enfado, la pasión y el entusiasmo, la fuerza que impulsa a las personas a actuar con valentía y determinación, incluso con enfrentamiento, confrontación para abordar desafíos aparentemente imposibles.

El seny, tiende al conservadurismo, incluso del derrotado, complaciente; si bien hay un seny creativo, arriesgado, proactivo. Pero en el seny predomina la falta de asumir riesgos (pero n o por cobardía), mantener el statu quo, la zona de confort, la normalidad, la tranquilidad, pues, el seny se entiende como ‘hacer las cosas bien hechas’, pensarlo bien antes de decidir cualquier movimiento, analizando todas las variables posibles, y esto, en muchas ocasiones, puede ser un lastre.

Josep Ferrater Mora (1912 – 1991) indicó que:

  • ‘el sentido común alude a la posesión de una tendencia irreprimible a la vulgarización, a la eliminación del ideal, a la supresión del espíritu’
  • ‘el seny no excluye, sino que muchas veces postula, el atrevimiento y la valentía, todo lo que desde cierto punto de vista, puede parecer insensato, pero que, mirado desde el horizonte de la continuidad, se convierte en una actitud pensada. El auténtico seny no se limita a perseguir lo que es más accesible, las realidades cotidianas e inmediatas; el auténtico seny, diríamos el ideal del seny, es perseguir lo que es justo, conveniente y correcto, aunque esta persecución sea en algunos instantes la acción más insensata que alguien pueda imaginar’.
  • ‘las cuatro formas definitorias de la vida catalana son, por este orden: la continuidad, el sentí, la medida y la ironía (…) La oposición de seny y rauxa resulta impropia, por la simple razón  que estos rasgos psicológicos no representan ninguna dualidad opuesta, sino una única noción integrada (…) el seny, solo, resultaría igual de estéril que la rauxa, nos llevaría al inmovilismo y a no aprovechar ni siquiera las ocasiones favorables, por miedo de no perder nuestras seguridades inmediatas’.

Pues bien, tras esta larga introducción, a continuación, me centro en un ejemplo que estos días está llenando muchas páginas y tertulias deportivas politizadas, es decir, la butifarra (corte de mangas) que Joan Laporta, presidente del F. C. Barcelona, hizo el pasado viernes, al enterarse de la admisión a trámite de su petición de medidas cautelarísimas por parte del consejo superior de deportes, permitiendo, por lo tanto, la inscripción transitoria de dos jugadores: Dani Olmo y Pau Víctor.

Ese gesto, y sus gritos, que rápidamente se hicieron virales, han sido aplaudidos por gran parte de los seguidores del citado club y, obviamente, criticados por los nacionalistas españoles (incluidos los catalanes), y Javier Tebas (que durante su juventud fue delegado provincial de las juventudes del partido de extrema derecha Fuerza Nueva), y ahora presidente de la liga de fútbol profesional (elegido por primera vez en 2013) ha denunciado el gesto ante la justicia ordinaria, pidiendo la inhabilitación de Laporta.

Quico Sallés, en su artículo titulado ‘La butifarra de Laporta’, ha comentado:

‘Es curioso que la cohorte españolista y sus mariachis catalanes abonen con una genuflexión indecente las imposiciones de unos estamentos del fútbol manipulados por peligrosos falangistas.

(…)

Lo único que le critico a la ostentosa butifarra de Joan Laporta (…) es que no hiciera más. De hecho, debería haber hecho una decena, y más después que tanto en Madrid como aquí hayan cargado los neulers contra un presidente que actúa desacomplejadamente como un catalán. Es muy triste, -decepcionante, no, porque era de esperar- que el santoral de la catalanidad tradicionalmente más inspirado en el ‘Desconsol’ de Llimona que no en Roger de Flor o Enric Pérez Farràs, critique y retraiga a Laporta la jugada del fútbol español contra el Barça.

Madrid y su franquicia catalana han removido cielo y tierra para aprovechar la ocasión para intentar hacer caer a Laporta. Deben añorar Enrique Piñeyro y de Queralt, Marqués de la Mesa de Asta, el franquista que el fascismo impuso como presidente de un club irreductible y del cuañ´, el régimen fusiló el presidente.

(…)

Laporta no sólo tiene el derecho de hacer la butifarra, sino que tiene el deber por la dignidad del club, de su historia e, incluso, en defensa del modelo de negocio que supone el fútbol globalizado de hoy día.

Ya hay más que suficiente de este color y de aguantar ser el burro de los golpes de los complejos españolistas de una institución que no pueden controlar. Ah, y estos que hablan de la imagen de un presidente … compárenla con la de los cuatro presidentes anteriores. Se responderán solos. Con más butifarras iríamos mejor’

(elmon.cat, 10 de enero del 2025)

Y Silvia Barroso, en ese mismo diario, en su artículo titulado ‘Alergia a Laporta, el hombre que no obedece’, expone:

‘El Barça es demasiado importante para no tenerlo controlado. Y, en manos de Laporta, el establishment español ve un artefacto inestable que les puede explotar en la cara.

(…)

La cautelarísima concedida al Barça por el consejo superior de deportes ha desatado todos los demonios que ya sacaban la cabeza desde hace días. Pero la histeria no es solo de la derecha política española, sino también de la prensa publicada -y radiada- en Madrid y de la gran mayoría de medios editados en Barcelona.

Esta unanimidad en la animadversión contra la actual directiva del Barça tiene una raíz profunda en la alergia a Joan Laporta, de la misma manera que el odio a Carles Puigdemont. No es casual que algunos medios -de Madrid y de Barcelona- hayan lanzado la teoría que la decisión del consejo superior de deportes debe venir de una llamada de Waterloo a la Moncloa.

(…)

Lo que no se tolera de Laporta es su decidida actitud de no obedecer, de tener ideas propias y sostenerlas.

El Barça, como entidad social y como empresa con proyección internacional, es demasiado importante para no tenerlo controlado. Y, en manos de Laporta, el establishment español -incluido el establishment español de Catalunya- ve un artefacto inestable que les pude explotar en la cara. Por eso ha sido conveniente para muchos actores, incluso con pocas afinidades entre ellos, generar un estado de opinión que haga creer la idea que la gestión de esta directiva es nefasta. Este relato se ha impuesto, o se ha acentuado, las últimas semanas. Y ahora que todo indica que el final del caso Olmo no será el que encajaba con esta premisa, los que la sostenían están perdiendo los papeles.

(elmon.cat, 9 de enero del 2025)

Yo soy un culé (seguidor del Barça) pero no soy socio y, desde la pandemia, he perdido bastante interés por el fútbol; y, con la poca información que tengo sobre el tema de la inscripción de estos dos jugadores, creo que la gestión podría haberse realizado con anterioridad, sin tener que esperar a las últimas horas del 31 de diciembre pasado; pero, claro, como he dicho, desconozco totalmente las negociaciones financieras con instituciones árabes que, finalmente, han aportado los millones precisos; y creo que utilizar el reglamento para impedir reinscribir a un jugador, es un fraude de ley.

Pero tengo claro, y estoy totalmente de acuerdo con los anteriores escritos, de Sellés y Barroso, de que, la situación actual, es una muestra más de la caza de brujas independentistas, una muestra más del intento de españolizar todas nuestras instituciones; y, ahora que la Generalitat ya es una delegación española, el Barça es, simbólicamente, ‘más que un club’, como en la larga dictadura.

Por eso, Tebas (españolista en pro) no tolera que Laporta esté descontrolado y que sea, asimismo, un independentista; e, igualmente, la corte de mariachis catalano-españolistas, como les llama Sallés, entre ellos el periodista Màrius Carol, exdirector de La Vanguardia, socio y culé, que critica a Laporta por las formas inadecuadas de un presidente. Y fijarse en las formas y olvidarse del fondo, es una manipulación malintencionada.

Michel Eyquem de Montaigne (1533 – 1592) llamó ‘barbarie a aquello que no cuadra con nuestras propias costumbres’, nada nuevo, los romanos llamaban bárbaros a los que no hablaban el latín ni estaban bajo su dominio y control.

Por eso, los mariachis catalano-españoles, piensan y actúan como el citado Carol.

Es preciso indicar que hacer el gesto de la butifarra (corte de mangas) ‘es un movimiento generalmente de carácter reactivo y no tanto espontáneo (…) que tiene su origen en el imperio romano’,

Y volviendo al seny y la rauxa, hemos visto que, según el filósofo Ferrater Mora, el seny solo, resultaría estéril y nos llevaría al inmovilismo y a no aprovechar ni siquiera las ocasiones favorables. Y esto es lo que quieren los poderes del reino español y los mariachis de su delegación en Catalunya.

Y, siguiendo con ese filósofo, la rauxa, por si sola, también es estéril, inútil.

Pero no es el caso de Laporta, ya que combina el seny y la rauxa, pues en caso contrario, no hubiera sido capaz de encontrar tantos inversores internacionales, ya que éstos únicamente se mueven por sus balances y cuentas de resultados.

Asimismo, es preciso destacar que en nuestra historia ha habido momentos de seny + rauxa, como los citados Almogávares de Roger de Flor, o las decisiones políticas de Francesc Macià i Llussà (1859 – 1933), especialmente el 14 de abril de 1931, cuando proclamó la República Catalana; pero ahora estamos carentes de ambas, nos han dejado catatónicos, anestesiados.

Pero en la década que nos llevó hasta el referéndum del 2017, la ciudadanía estábamos más movidos por la rauxa que por el seny, más por el corazón que por el cerebro; pues es evidente que las movilizaciones masivas no pueden basarse en la razón y la lógica, sino en los sentimientos, en los impulsos. Y tras el referéndum del 2017, desapareció la rauxa, y, consecuentemente, las movilizaciones.

El motivo de esa desmotivación fue debida por la represión y, también, al seny de los partidos ‘independentistas’, partidos que abandonaron sus sentimientos, la rauxa, y, como apuntó Ferrater Mora, el seny solo, resulta estéril y lleva al inmovilismo, que es lo que, desgraciadamente, tenemos.

Por eso, tenemos que volver al ‘un, dos, tres, butifarra de payes’, como cantaba la Trinca en su canción ‘Butifarra de payés’ (1974), basada en la sequía de 14 años que el Barça no había logrado ningún título, pero consiguió ganar al Real Madrid en el estadio Bernabeu, por 0 – 5, el 17 de febrero de 1974:

Catorce años de pasar hambre,

catorce años de andar flaqueando,

quizás sí que eran muchos años

catorce años sin una liga.

Eso decían hace dos años

los aficionados culés

y ahora dicen: quizás tendremos

que esperar catorce años más.

Un, dos, tres, ¡butifarra de payés!

(…)

La bandera ya ondea con gran euforia,

la tenora lanza al viento su canto jubiloso,

recordando un gran momento de nuestra historia,

celebrando un cinco a cero glorioso.

Sonaron cinco campanadas

allá en la puerta del sol

cinco golpes llora la Cibeles

Madrid está de duelo,

por las calles se comentaba:

en Flandes se ha puesto el sol.

Un, dos, tres, ¡butifarra de payés!

(…)

Cruyff, Cruyff, Cruyff

cual vulgar coro de ranas,

ensalzaremos tus patas,

y gritaremos llenos de moral:

el año que viene no haremos reís

Viva Catalunya, libre

Viva el Barça y Montal.

Catalanistas desahoguémonos

Que ahora se puede gracias al fútbol,

Gritar fuerte hasta ahogarse

Somos y seremos … socios del Barça

¡tanto si se quiere como si no se quiere!

¡tanto si se quiere como si no se quiere!

La butifarra de Laporta, como el ‘que os bomben’ de Xavier Trias, son catárticos, liberadores.

Y el Barça, como dijo Manuel Vázquez Montalbán, durante la dictadura, y también ahora, ‘es el ejército desarmado de Catalunya’; un ejército que soportó la inhabilitación de su presidente y fundador Hans-Max (Joan) Gamper (1877 – 1930), en 1925, por silbar los aficionados la Marcha Real; el asesinato de su presidente Josep Sunyol i Garriga (1898 – 1936), fusilado por las tropas franquistas el 6 de agosto de 1936; y ahora quieren inhabilitar a Laporta.

El grupo musical Doctor Prats, también grabó una canción titulada ‘Butifarra de payés’, con la siguiente letra:

Un, dos, tres, butifarra de payés

Esta noche se han reunido, se han cerrado para decidir

un pasatiempo tan divertido de unos que tiran y mueven los hilos

no huyáis, no gritéis, no hará falta que os esforcéis

lentamente van bajando, todo a punto y listo para comenzar.

Un, dos, tres, butifarra de payés,

al que no se quede quieto le pegaremos un tiro.

Un, deux, trois, je ne comprends pas,

tira el dado y vuelve a empezar

Un, dos, tres, butifarra de payés,

el que no se quede quieto se quedará distraído.

Haciendo camino, vigilando,

ahora es hora de ir avanzando.

Hemos caído en la trampa,

Abre los ojos y ya te han cogido.

no te preocupes, no hay suerte, ni un soplido de aire, todo es poco

Lo tienen todo en el saco. Y bien atado. Un paso atrás y volver a empezar.

Dicen los que nos han visto, que nos ha matado el tiempo de indiferencia

Dicen que es demasiado tarde para empezar

Dicen que hace tanto tiempo que callaron a nuestra resistencia

Dicen que explotó en un solo grito.

En definitiva, y tras esta larga exposición, me parece interesante concluir que, la butifarra de Laporta deberíamos tomarla como ejemplo de la confrontación que deberíamos hacer los independentistas catalanes. Ya hemos callado demasiado tiempo, que han aprovechado para seguir machacándonos. Únicamente con la confrontación pacífica, en todos los niveles, tendremos opciones de ganar simbólica y efectivamente; y podremos liberarnos y, claro, quitar el poder a los mariachis comandados por el represor Salvador Illa.

Y para ello debemos tener seny, pero mucha más rauxa. Debemos actuar como el previsor Prometeo, pero, a la vez, como Epimeteo; pero, obviamente, primando a Prometeo, pues la capacidad de previsión siempre es fundamental.