CIUDAD DE MÉXICO, 19 abr (Reuters) – Líderes empresariales mexicanos, molestos con el presidente Andrés Manuel López Obrador, han comenzado a apoyar a personajes extraños a la política para debilitarlo en las urnas en 2021, preparando una estrategia que podría alimentar una división mayor.
López Obrador ha alarmado a los inversionistas con políticas idiosincrásicas desde que asumió el cargo. Ahora, su reticencia a implementar medidas de alivio que ayuden a las empresas a superar la pandemia de coronavirus ha empujado incluso a sus aliados empresariales a desahogar su frustración.
Carlos Salazar, jefe del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y un interlocutor clave entre el presidente y las grandes empresas, sugirió la semana pasada usar en el 2022 las leyes de revocación de mandato, impulsadas por el propio López Obrador, para votar por que el mandatario deje el gobierno.
Desde entonces, los empresarios se han vuelto más abiertos sobre el uso de las urnas para cambiar la dirección del país.
El Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), de López Obrador, y sus aliados controlan ambas cámaras del Congreso, pero los críticos esperan que eso pueda terminar cuando se elija una nueva Cámara baja en junio de 2021.
José Arturo Sánchez, dirigente del CCE en León, Guanajuato, dijo que debido a que los partidos de oposición están enormemente desacreditados, los grupos empresariales han estado buscando candidatos sin un pasado político.
“Por lo menos debemos seleccionar a candidatos buenos a nivel ciudadano, que no estén tan pintados”, dijo Sánchez.
Las conversaciones sobre candidatos no ligados a la política están en curso entre la oposición y las organizaciones de la sociedad civil, incluidos empresarios, académicos, ambientalistas y defensores de los derechos humanos, dijo Fernando Belaunzarán, co-dirigente del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) de centro izquierda.
López Obrador se ha enfrentado con varios grupos prominentes de la sociedad civil desde que asumió el cargo en diciembre de 2018.
Para maximizar sus posibilidades de éxito en 2021, la oposición está considerando alianzas electorales y evitando presentar candidatos competidores, dijo Belaunzarán.
“Pero todavía esta muy verde”, afirmó.
Sin embargo, enfocarse demasiado por ahora en los comicios de 2021, añadió, podría llevar a que López Obrador fortalezca su estrategia de confrontación, y que ello profundice una división durante la crisis económica.
“Eso fortalece las posiciones más extremas. Un buen bloque opositor se tiene que construir yendo hacia el centro”, dijo.
Como presidente, López Obrador ha advertido repetidamente que los adversarios empresariales y políticos “neoliberales” y “conservadores” dedicados al modelo económico “corrupto” de sus predecesores están empeñados en frustrarlo.
Esa narrativa empata bien con su base política que, igual que López Obrador, dice que los empresarios opositores confabularon con sus enemigos políticos para robarle las elecciones de 2006.
La resistencia que profetizó se está haciendo realidad cada vez más, justo en un momento en el que las empresas buscan ayuda para enfrentar al coronavirus.
“Es como una crónica de un fracaso anunciado.” dijo Sánchez en León. “Es más, esto está peor de lo que nos imaginábamos”.
López Obrador dijo esta semana que se estaban formando frentes contra él y que “hay toda una campaña de calumnias, de guerra sucia y de mentiras completas”.
Además, comparó las críticas a su gobierno con las que enfrentó el presidente Francisco Madero, un héroe de la Revolución mexicana que fue traicionado y asesinado en un golpe respaldado por Estados Unidos.
El conflicto corre el riesgo de agravar una recesión que comenzó en 2019, cuando la inversión cayó bruscamente en medio de la incertidumbre sobre la gestión de López Obrador de la economía, la cual podría caer hasta un 10% este año, según analistas.
COMPROMISO
Con sus ingresos cayendo en picada durante la cuarentena, los empresarios están furiosos porque en lugar de darles más tiempo para pagar sus impuestos, López Obrador ha acusado a la iniciativa privada de explotar la crisis para despedir a los trabajadores, y dijo que no habrá rescates para los ricos.
En respuesta, algunas personas de negocios amenazaron con no pagar impuestos hasta que la economía se recupere del coronavirus, particularmente en los estados fronterizos del norte, como Chihuahua y Tamaulipas.
López Obrador ha alarmado a los inversionistas al cuestionar acuerdos previamente firmados, celebrar consultas públicas contra proyectos de inversión a los que se opone y amenazar con romper contratos de infraestructura por miles de millones de dólares.
Las empresas ahora desconfían de arriesgar capital, “con las excepciones de aquellos gigantes empresarios que llevan una relación con el gobierno”, dijo Sánchez en León, lo que refleja la preocupación de que en la presidencia de López Obrador, las empresas más pequeñas carecen de voz.
“Nos está moviendo a pensar en el tema político, y a buscar y apoyar a las personas más adecuadas para saquen al país del gran problema en que está”, dijo Francisco Santini, jefe del CCE en Chihuahua.
El conflicto ha provocado llamados de los mayores estadistas para llegar a un compromiso.
“Entre el gobierno, el sector empresarial y el sector obrero hay que llegar a un acuerdo y establecer un nuevo consenso social”, dijo David Ibarra, ex secretario de Hacienda.
Hay algunas señales de que el gobierno ha escuchado las peticiones.
El jueves, López Obrador anunció que otorgaría un millón de préstamos adicionales a las pequeñas empresas.
Más tarde ese día, Luis Niño de Rivera, director de la Asociación de Bancos de México, dijo que su grupo estaba trabajando con las autoridades para ayudar a las empresas más pequeñas con fondos estatales y garantías federales.
Pero Santini, de Chihuahua, dijo que no creía que el presidente fuera a cambiar.
“Hoy nos damos cuenta que no hemos llegado a nada. De que al contrario, se ha fortalecido su ideología”, dijo. (Reporte de Dave Graham; Traducido por Abraham González, editado en español por Gabriela Donoso)