La UE pretende dar una imagen y lecciones de legalidad, si bien es preciso recordar que el proyecto de constitución fue rechazado en Francia y Holanda, en el año 2005 (dándonos una lección de democracia y de nivel cultural), por lo que se aplican unos tratados, aprobados parcialmente en sucesivas cumbres, limitadas a temas económicos y operativos.
El tratado firmado el año 2004 en Roma, pero NO ratificado de la constitución europea, en su título I establecía, entre otros aspectos, que:
- I.2 – Valores de la Unión: La unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.
Y en el artículo I.8, sobre los Símbolos de la Unión, además de la bandera, el himno, la moneda y el día de Europa, fijaba la divisa de la Unión: ‘Unida en la diversidad’.
Este lema comportó muchas discusiones, tras una encuesta popular, llegándose a discutir si eran preferibles las variaciones: unidos, unidad, o la finalmente adoptada. Una muestra de finura que no aplican en aspectos importantes como la dignidad humana, etc., como hemos visto con el trato de lo inmigrantes de Siria, etc.
Por ello, la UE funciona y responde según las presiones de los diferentes estados y principales partidos, en función de sus propios intereses, mostrando una única unanimidad para hacer, recientemente, un seguidismo de la cumbre belicista de la OTAN, de la que, confío, que en unos años, se arrepientan, por sus nefastas consecuencias a nivel planetario.
En esa situación, no es de extrañar que la unidad de los países integrantes siga siendo un tabú intocable.
Hoy he leído un artículo de Laia Forès, titulado ‘Resurgimiento independentista en Francia: Córcega y Bretaña reclaman más autonomía mientras grupos armados reaparecen con actos vandálicos’ (Diari Ara, 18 de julio del 2022), una fecha de mal recuerdo, pues fue el inicio de la guerra incivil española el 1936.
En este largo artículo se dice:
‘La Francia centralista e igualitaria está en cuestión. Dos regiones del país, Córcega y Bretaña han puesto sobre la mesa sus reivindicaciones soberanistas y parece que el viento sopla a favor. El tema no ocupa portadas en la prensa francesa, pero avanza imparable: las aspiraciones de más autonomía no solo tienen un gran soporte político y social -sobretodo en Córcega-, sino que el presidente de la República, Emmanuel Macron, ha abierto la puerta a la negociación política entre críticas de los que consideran que será abrir una caja de Pandora que pondrá fin a la tradición jacobina del estado francés y conducirá al desmantelamiento de la República. El auge de las aspiraciones bretonas y corsas coinciden con el resurgimiento de grupos armados que habían abandonado la violencia y que han reaparecido para reclamar la independencia.
Desde hace unos meses, en Córcega ha habido una serie de ataques con artefactos incendiarios contra vehículos policiales, empresas y segundas residencias. El Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC) – un grupo armado independentista histórico que dejó las armas el 2014 – reivindicó las acciones el martes pasado, en un comunicado en el que denuncia la actitud del gobierno francés de ‘menosprecio’ y ‘condescendencia’ delante de las aspiraciones soberanistas de la isla. ‘El pueblo corso está muriendo y desapareciendo. Todos los corsos lo constatamos, seamos nacionalistas o no’. La policía ha confirmado la autenticidad del documento, que corrobora la reaparición del FLNC. El grupo operó durante 40 años y cometió 4500 atentados con unos 70 muertos, y hacía 8 años que estaba inactivo.
La muerte del independentista corso Iván Colonna en febrero mientras cumplía una pena de prisión por terrorismo desencadenó una ola de protestas en Córcega e hizo resurgir el grupo clandestino.
(…) Animada por los movimientos políticos en Córcega, Bretaña también reclama más autonomía. Las promesas de París al gobierno corso dan esperanzas a la región del nordeste, que quiere más competencias. El Consejo Regional de Bretaña aprobó en abril una moción inédita, con el soporte de todos los grupos políticos, con la excepción de la extrema derecha de Marine Le Pen, para pedir el traspaso. ‘Bretaña está preparada y madura para comprometerse a iniciar el camino de la autonomía legislativa, reglamentaria y fiscal’, decía el texto.
La aprobación de la moción llegaba unos meses después que el Frente de Liberación de Bretaña (FLB) reivindicase una quincena de ataques, sobre todo a segundas residencias y edificios turísticos, que habían tenido lugar desde 2021. En este caso no está confirmado que se trate del mismo FLB histórico, ya que fue un grupo armado que abandonó la violencia hace más de 4 décadas, a finales de los 70. En cualquier caso, el comunicado para reivindicar los ataques dejaba clara la existencia de una ‘organización clandestina’ -tal como define la prensa francesa a estos grupos- dispuesta a actuar para reclamar la independencia de Bretaña, que actúa de manera muy similar a la del grupo armado corso.
En cuestión de meses, las reivindicaciones soberanistas de dos regiones francesas han resurgido con una fuerza inédita y ponen en cuestión el modelo centralista francés. Por primera vez, un presidente de la República no se puede poner de perfil. Macron prometió al inicio de su primer mandato la reforma constitucional que reclama Córcega, para dar plena autonomía a la región.
(…) El gobierno regional de Córcega tiene el soporte de una amplia mayoría ciudadana y del Parlamento: el 70% de los diputados de la Asamblea Regional son de partidos nacionalistas o independentistas. ‘Es una ocasión histórica de girar la hoja del conflicto y de abrir una nueva era de relaciones entre Córcega y la República’, dice Gilles Simeoni (líder corso). Según el presidente del ejecutivo corso, la solución política que discutirá con Darmanin se ha de traducir en un estatuto de autonomía ‘de pleno derecho y de ejercicio’. El ministro de interior francés calificó el diálogo que se abre esta semana de ‘discusión sin precedentes entorno a la cuestión institucional’.
Pido perdón por esta larga transcripción, pero me ha parecido muy interesante e ilustrativa, y, añadiría que pedagógica, pensando en nuestra situación.
Es evidente que nosotros, en ningún caso, hemos sido violentos, ni lo seremos. Pero eso no debe ser un argumento para Pedro Sánchez. Sería un nuevo error por su parte.
Que la prensa francesa oculte la información, tampoco nos extraña, ya que aquí pasa exactamente igual. Esa es otra muestra de los intereses económicos que siempre rigen la situación y no quieren perder sus prebendas.
Otra lección que debemos aprender los independentistas catalanes es la necesidad de la unión de nuestros movimientos, pues, como vimos con la formación de JuntsxSi, fuimos imparables.
Este deseo de autogobierno, lo vemos en diferentes regiones, como, por ejemplo, en Escocia, en Sicilia, como nos explicó el compañero Ivano, sardo, en una visita reciente a Meridiana Resisteix.
Dudo que Macron tenga la talla y la valentía para solucionar el problema (ya lleva más de 5 años, guardando en el cajón su promesa de campaña, como hemos visto), y tengo la certeza que Pedro Sánchez tampoco tiene esas características. Por lo que el problema se irá agravando, con las consecuentes repercusiones.
Los que nos movilizamos ahora, somos pocos, pero no seremos ‘los últimos de Filipinas’ (Luzón, 1899), ni mucho menos. Seremos el acicate para movilizar a muchos más. Junts y la ANC fijaron el 1 de octubre de este año (el quinto aniversario del referéndum) como el inicio de la reacción (pacífica y democrática). Y en eso confío.
Así que Pedro Sánchez y ERC podrán seguir con su mesa de diálogo (si finalmente inicia a trabajar), pero se verán superados por los acontecimientos, ya que muchos estamos cansados de su ejercicio, que teóricamente es conocido por ‘la paradoja del mentiroso’, que se puede resumir con la frase: ‘esta oración es falsa’. Cuando esta oración ha de ser verdadera o falsa, pues si ella misma es falsa, contradice la suposición original que es verdadera (y viceversa)
Y si la UE realmente fuera democrática, y no meramente económica y belicista, debería afrontar el tema con seriedad, o acabarán implosionando.
No puede ser que la UE exija el respeto de las constituciones de los estados miembros, sin tener ella misma una constitución. Eso es de un cinismo total.
Por todo esto, cabe suponer que tenemos que aprovechar la actual situación histórica, para forzar al estado a aceptar un referéndum legal y acordado o, en caso contrario, implementar la DUI, la declaración unilateral de independencia. No podemos dejar el problema a nuestros nietos. No queremos seguír siendo autonomistas. No queremos seguir dependiendo del reino más corrupto de Europa. No queremos seguir siendo explotados económicamente, perseguidos judicial y policialmente. Queremos ser libres, como lo son Dinamarca, Bélgica….