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Unionistas pasados de rosca

Amadeo Palliser Cifuentes
amadeopalliser@gmail.com

Ayer vimos que el tribunal supremo reconoció que Josep Enric Millo i Rocher (n. Terrassa, 1960), exdelegado del gobierno en Catalunya, no está legitimado para recorrer los indultos. Está claro que todas las ideas legítimas, se pueden y deben poder defender políticamente; pero, al menos para mí, es incomprensible que algunas personas lleguen a límites de confundir la obediencia ciega a unas ideas retrógradas, hasta el extremo de acabar cegados y prisioneros de sus propias mentiras, como es el caso del mencionado Millo.

Este personaje del PP, que desempeñó diferentes cargos en Catalunya, siendo el más relevante el de delegado del gobierno central entre noviembre del 2016 y junio del 2018, algo más de un año y medio (un periodo que fue crucial para el movimiento independentista, que culminó con el referéndum del 1 de octubre del 2017) es, a mi modo de ver, el nefasto prototipo del funcionario del estado central.

Millo fue diputado en el Parlament de Catalunya, desde 1995 hasta el 2016, que renunció a su escaño, para acceder el mencionado cargo de delegado del gobierno central. Es decir, 23 años ejerciendo puestos de la máxima relevancia política, que empezó militando en Unió democrática de Catalunya (siendo diputado de CiU entre 1995 y 2003), para pasar, al año siguiente, al PP, que es donde realizó el resto de su carrera. Según Joan Puigcercós, responsable de ERC en 2003, Millo intentó, infructuosamente, entrar en ERC, pero, al no ser aceptado, optó por el PP; esta es la consistencia ideológica de Millo.

Tras ser cesado de delegado del gobierno (2018), fue ‘recompensado’ asignándole el cargo de secretario de acción exterior de la Junta de Andalucía (PP), y allá sigue, ampliando su currículo de casi 30 años ocupando cargos políticos; y, ‘curiosamente’, ocupando un cargo de acción exterior de la Junta de Andalucía, cuando, en Catalunya, criticaba la acción exterior de la Generalitat.

Ese tipo de especímenes de funcionarios de alto nivel, tienen, como objetivo personal, el mantenimiento de su poltrona, la que sea, pues, lo importante es seguir disfrutando de los privilegios que ello comporta.

Y esos privilegios, en muchas ocasiones, son difusos, pues, según Wikipedia, en el año 2010 perdió todos los puntos del carnet de conducir, pero la dirección general de tránsito no ‘pudo’ encontrarlo para notificarle ese hecho, es decir, la policía no sabía que era diputado y que asistía diariamente al Parlament, y a todos los medios de comunicación.

Millo, en el injusto juicio contra nuestros líderes políticos independentistas, juicio presidido por el infumable Manuel Marchena Gómez y responsable de la sentencia de octubre del 2019 (causa 20907/2017)

En ese ‘juicio’, Millo, declaró, bajo juramento, claro, que el día del referéndum, en los puntos de votación y para impedir que la policía requisara las urnas, se constituyeron ‘murallas humanas’ que se enfrentaron violentamente con los agentes que actuaban con el mandato judicial de impedir el referéndum; y declaró que, en su calidad de delegado del gobierno, visitó a varios de esos agentes, para conocer de primera mano sus estremecedores testimonios, ya que tuvieron que afrontar una situación difícil y compleja, y no fue nada fácil, ver dedos rotos, algunas fracturas de piernas, un chaleco antibalas rajado de extremo a extremo, y esto con una uña no se puede hacer, hay que utilizar un objeto punzante. Un agente también le contó que había caído en la ‘trampa del Fairy’: verter detergente en la entrada de un colegio para que cuando los policías entraran, resbalaran, cayeran y luego les patearan en la cabeza. Algunos de los concentrados, para entorpecer la labor policial, emplearon artes marciales para golpearles, también en la nuca; y de mi conocimiento de los hechos, las heridas y lesiones que algunos de ellos me mostraron, no se hacían con las manos. Y negó que días después al 1-O pidiese disculpas en una entrevista, por la actuación policial, nada más lejos de mi voluntad, eso hubiera tenido que hacerlo Puigdemont, único responsable de todo aquello (…)

Y, claro, el tribunal del supremo aceptó, sin más, esas burdas y falsas declaraciones, sin cuestionarlas, a pesar de no tener ninguna muestra gráfica de nada de todo ello. Pero, claro, la palabra del delegado del gobierno, para el tribunal, era sagrada, palabra de su dios borbónico.

Pues bien, un personaje amoral, y falto de toda ética, que mintió en el juicio para conseguir el máximo castigo a los líderes independentistas, no merece perdón; un sujeto que tiene como máxima: ‘que el fin justifica los medios’, y que sea inmune, que no pase nada, confirma que está en plena sintonía con el corrupto estado, en toda su extensión.

Y aún así, protestó, posteriormente, que en su ciudad aparecieran pintadas insultándole, e, incluso, una que decía: ‘Millo muerte’. Evidentemente, esta última, si fue verdad y no pintada por alguien de falsa bandera, que es lo más probable, sería reprobable; pero las otras, está claro que son fruto de la libertad de expresión, y consecuencia de las citadas declaraciones; y van con el cargo, y todo político, especialmente tras una tan larga carrera, debería tener un mínimo de empatía.

Tras los indultos, Millo los recurrió, pero ayer (28/6), la sala contenciosa administrativa del tribunal supremo, le ha comunicado que él no está legitimado para recorrer los indultos de Oriol Junqueras y Jordi Cuixart; y en esa sentencia, el tribunal recuerda que en su momento también inadmitió por los mismos motivos otros procesos similares presentados por Vox.

Millo había argumentado que presentaba su recurso contra los indultos, ya que se había sentido afectado por esta medida de gracia, ya que se consideraba víctima de los hechos y circunstancias que se vivieron, con ataques personales por motivos políticos, pues había sido declarado ‘persona no grata’ en diferentes localidades catalanas, y los responsables de ello, fueron indultados.

Jordi Turull i Negre (Junts) se contestó ayer, en la red de X: ‘si su recurso tenía la solidez de su teoría del Fairy para agredir a los policías el 1-O, como explicó en el juicio, no podía acabar de otra manera. A pastar barro’.

Este ejemplo de Millo, me parece que demuestra, de forma muy clara, la falta de decencia, y el exceso de odio de muchos unionistas, españolistas. Y que ese odio, lo mantenga años después, para pedir la anulación de los indultos (tras permanecer casi 4 años en la cárcel), es tener mala leche, es querer empecinarse en su idea de hacer mal, de seguir haciéndolo.

 Y, claro, Millo también está contra la amnistía, pues la amnistía pone el contador a cero para todos; pero está claro que no borra la represión sufrida, eso no lo olvidaremos ni perdonaremos.

Como he comentado, me parece difícil ‘entender’ la ‘ilógica lógica’ de personajes así, que siguen empeñados en dar más vueltas a la tuerca de la represión, que quieren rizar el rizo para demostrar a sus jefes sus habilidades y destrezas, por eso, siguen instalados en dar más vueltas a la tuerca mencionada, para forzar la situación, coaccionando y amenazando.

Henry James (1843 – 1916) escribió una novela psicológica titulada ‘Otra vuelta de tuerca’ (The Turn of the Screw), publicada en 1898, en la que presentó una institutriz de un par de críos, en un ambiente mágico y escalofriante, pues a lo largo de la novela no se llega a saber con certeza si el fantasma existe o es fruto de la imaginación de esa mujer; pero, en otro orden de situaciones, en concreto, la situación que hemos vivido los independentistas, sobrepasa en mucho, la imaginación del mencionado autor, pues nosotros sí que tenemos claro que la represión fue real, y que el / los fantasmas, como Millo, por desgracia, fueron y siguen siendo, también, reales.

Henry James, en esa obra, comenta: ‘(…) se dicen cosas que, si las oyéramos, nos quedaríamos abrumados (…) veían cosas terribles e inenarrables, resultado de las atroces relaciones en el pasado (…) he estado viviendo con la dolorosa realidad, y ahora me doy cuenta de que ésta me ha derrotado (…) me resultaba intolerablemente conmovedor presenciar el trabajo de su cerebro desconcertado, sus escasos recursos puestos en tensión, luchando entre su inocencia y la perversidad que le había sido inoculada (…)’ y este autor dice al lector, en repetidas ocasiones: ‘ustedes podrán juzgarlo cuando conozcan la historia’.

Pero los independentistas catalanes sí que podemos juzgar, pues conocemos la historia de personajes como Millo y de muchos como él. Y, como en ‘El monólogo Lágrimas en la lluvia’ (Tears in rain monologue), mencionado por el replicante Roy Batty, en la película Blade Runner (1982), de Ridley Scott (n. 1937):

‘He visto cosas que vosotros los humanos no os creeríais nunca… he visto como atacaban naves incendiadas más allá de Orión…he visto rayos C que brillan en la oscuridad de la Puerta de Tanhäuser… todos estos momentos seguro que se perderán… en el tiempo … como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir’

Los independentistas catalanes hemos visto cosas que los humanos demócratas nunca creyeron que pasarían, hemos visto atacar a la ciudadanía por querer votar, hemos visto rayos de ilusión de los votantes, que brillaban en la oscuridad, y todo esto, hemos de preservarlo, mantenerlo vivo en nuestra memoria, para que no se pierda, como lágrimas en la lluvia de la represión, representada por muchas plantas gramíneas (millos)