MOSCÚ (AP) — Cuando visitaba un centro comercial de Moscú, Vladimir Makarov vio que ofrecían la vacuna contra el coronavirus y preguntó cuánto tiempo tomaría el trámite.
“Resultó bastante sencillo: 10 minutos”, relató al contar su experiencia del mes pasado.
Makarov, no obstante, decidió postergar la inoculación con la vacuna Sputnik V.
Rusia se ufanó el año pasado de ser el primer país que autorizó una vacuna contra el COVID-19, pero ahora está muy retrasada en la aplicación de la vacuna. Y surgen dudas acerca de si las autoridades podrán cumplir su promesa de vacunar a 30 de sus 146 millones de habitantes para mediados de junio y a casi 69 millones para agosto.
La reticencia a vacunarse en Moscú se produce a pesar de que hay más de 200 instalaciones que inmunizan a toda persona de 18 años para arriba: en clínicas privadas y estatales, en centros comerciales, en sitios de comidas, hospitales e incluso un teatro.
Hacia mediados de abril, un millón de los 12,7 millones de habitantes de Moscú —el 8% de la población— había recibido al menos una dosis, aunque la campaña empezó en diciembre.
El resto de Rusia tiene porcentajes parecidos. Hacia el 27 de abril, solo 12,1 millones de habitantes habían recibido al menos la primera vacuna y solo 7,7 millones —el 5% de la población— tenían las dos dosis. A título de comparación, el 43% de la población de Estados Unidos tiene al menos una dosis y el 27% de los europeos también se vacunaron al menos una vez.
El analista de datos Alexander Dragan, que estudia el tema de las vacunaciones en Rusia, dijo que se estaban vacunando de 200.000 a 205.000 personas diarias. Para cumplir con el plazo de junio, habría que vacunar casi el doble de gente.
“Deberíamos vacunar a 370.000 personas diarias, a partir de mañana”, sostuvo Dragan en declaraciones a la Associated Press.
Para alentar a la gente a que se vacune, las autoridades de Moscú empezaron a ofrecer cupones de 1.000 rublos (13 dólares) a toda persona mayor de 60 años que se vacune. Es una suma interesante para gente que a veces recibe pensiones de 20.000 rublos (260 dólares) al mes.
Pero ni así se disparó el interés en vacunarse. Algunas personas mayores dijeron a la AP que era difícil registrarse para recibir los cupones a través de la internet o encontrar tiendas que los acepten.
En otras regiones también se ofrecen incentivos. Las autoridades de Chukotka prometieron a los ancianos 2.000 rublos si se vacunan y en la vecina región de Magadan se ofrecen 1.000 rublos. Un teatro de San Petersburgo ofreció entradas a precios rebajados para quienes presenten comprobantes de que se vacunaron.
La lenta vacunación responde a varios factores, incluidos problemas de abastecimiento. La producción de vacunas es también lenta y en varias regiones hubo escasez de dosis en marzo.
Hasta ahora se produjeron 28 millones de sets de dos dosis de las tres vacunas disponibles en Rusia. La mayoría son de la vacuna Sputnik V, aunque por ahora se distribuyeron solo 17,4 millones, tras pasar los controles de calidad.
Hay largas listas de espera en muchos sitios. En la región de Sverdlovsk, la quinta más poblada de Rusia, había 178.000 personas en listas de espera a mediados de abril, según dijo a la AP la viceministra de salud de la región Ekaterina Yutyaeva.
El 28 de abril el vocero del Kremlin Dmitry Peskov aseguró que había suficientes vacunas y que el problema era que la gente no se vacunaba.
Otro aspecto que incide en el escaso interés en vacunarse es que la Sputnik V fue distribuida cuando todavía no se habían completado los estudios para certificar que era segura y que funcionaba. Esos estudios siguen su curso. La revista médica británica The Lancet, no obstante, dijo en febrero que la Sputnik V parecía muy segura y efectiva contra el COVID-19, según ensayos con unas 20.000 personas llevados a cabo en Rusia.
Una encuesta de febrero de la principal consultora rusa, el Centro Levanda, reveló que solo el 30% de los que respondieron estaban dispuestos a vacunarse con la Sputnik V. La encuesta tenía un margen de error de 3,4 puntos porcentuales.
Dragan, el analista de datos, especula que una razón para la reticencia a vacunarse es que las autoridades están diciendo que ya controlaron el virus, cuando en realidad es prematuro afirmarlo.
“Si ya se superó el brote, ¿para qué me voy a vacunar?”, se pregunta la gente, de acuerdo con Dragan.
Vasily Vlassov, experto en salud pública de la Escuela Superior de Economía de Moscú, dijo que el gobierno enviaba señales mixtas.
“En el 2020 nos bombardearon con mensajes contradictorios. Primero dijeron que el virus no era peligroso, solo un resfriado. Después que era una infección mortal”, declaró a la AP. “Acto seguido, nos prohibieron salir de casa”.
La campaña promoviendo la vacunación, por otro lado, fue pobre, sobre todo al principio, de acuerdo con Vlassov. Tampoco ayudó el hecho de que no se transmitieron imágenes del presidente Vladimir Putin cuando fue inmunizado.
“Eso es terreno fértil para las teorías conspirativas”, dijo Dragan.
La teoría de que escasean las vacunas pierde fuerza si se toma en cuenta que hay extranjeros que vienen a Rusia a vacunarse y dicen no tener problema para hacerlo.
Uwe Keim, programador de software de 46 años de Stuttgart, dijo a la AP que cree que “en Rusia hay más vacunas que las que pide la gente”.
______
Kostya Manenkov y Anatoly Kozlov colaboraron desde Moscý y Yulia Alexeyeva lo hizo desde Ekaterinburgo.