Autora: Mtra. Doris Soberanis Barrientos, Psicóloga Terapeuta Familiar y de Pareja, Universidad del Valle de México Campus Santa Fe.
Ciudad de México, 17 de mayo de 2021.- Las reacciones de la gente al enterarse de la llegada de las diferentes vacunas que se han aplicado a la población mexicana han sido diversas; algunas personas lo han vivido con alegría y esperanza, otras más con desconfianza, temor e incertidumbre. Son emociones que han estado presentes desde hace un tiempo.
Como menciona la psicóloga clínica Consuelo Tomas, “el miedo a las vacunas en general y, a la del COVID, en particular, se suele producir por falta de información, por información no veraz (fake news), o por formar parte de una concepción ideológica vital, que conduce al sesgo de la información o la negación de las evidencias científicas en relación a la utilidad de las vacunas, investigaciones y ensayos para obtenerlas, arriesgando su propia salud y la de los demás al considerar que las vacunas sólo tienen efectos adversos sobre el organismo”.
La vacuna contra el COVID-19, da esperanza y tranquilidad tanto al personal de salud y, a los ciudadanos, en especial a los adultos mayores (quienes se encuentran en la etapa final de la colocación de la segunda dosis en algunos casos. Por otra parte, también ya está en proceso la etapa de vacunación de la población 50 a 59 años y el personal educativo) y sus familias, ya que estas sensaciones movilizan el instinto de sobrevivencia, la necesidad psicológica de protección, de vitalidad y entusiasmo para vivir y disfrutar de la presencia de nuestros familiares.
Se debe resaltar como un momento histórico para la humanidad el “celebrar la llegada de la vacuna” ya que hijos, nietos y/o pareja acompañan felices a sus familiares a recibir la inmunización.
Los seres humanos necesitamos sentirnos nuevamente seguros y cuidados para retomar poco a poco nuestra vida habitual, esa vida antes de la pandemia. La esperanza de ser inmunizados, tanto nosotros como el resto de la población, nos lleva a ser tolerantes, empáticos y solidarios.
Sin duda nos encontramos ante una esperanza colectiva, la de ser vacunados; aunque algunas personas viven la incertidumbre y angustia de ser inmunizados a tiempo, es decir, antes de que alguien cercano enferme, que se presente la pérdida de algún miembro de la familia o sobre posibles efectos secundarios de algunas vacunas.
No podemos dejar de lado el otro escenario que también se hace presente: el escepticismo ante las vacunas representa un reto en tiempos del COVID-19. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), identificó la “reticencia vacunal” como una de las diez amenazas más importantes para la salud global. Este fenómeno se manifiesta desde la simple duda, el retraso a ponerse la vacuna hasta el rechazo total de la inmunización.