CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El vicepresidente estadounidense JD Vance se reunió el sábado con el número dos del Vaticano en medio de las tensiones por la represión migratoria de Washington, y la Santa Sede reafirmó la buena relación con la Casa Blanca pero señaló que se produjo “un intercambio de opiniones” sobre los conflictos internacionales actuales, los migrantes y los presos.
El Vaticano emitió un comunicado después de que Vance, que se convirtió al catolicismo, se reunió con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, y el ministro de Exteriores, el arzobispo Paul Gallagher. Por el momento se desconocía si Vance saludó al papa Francisco, que ha retomado algunas funciones oficiales mientras se recupera de una neumonía.
Vance, a Catholic convert, met with the secretary of state, Cardinal Pietro Parolin, and the foreign minister, Archbishop Paul Gallagher, in the Apostolic Palace. There was no indication he met with Pope Francis, who has sharply cut back official duties during his recovery from pneumonia.
El despacho de Vance indicó que éste y Parolin “discutieron su fe religiosa compartida, el catolicismo en Estados Unidos, la situación de comunidades cristianas perseguidas en todo el mundo y el compromiso del presidente Trump en restaurar la paz mundial”.
La Santa Sede ha respondido con cautela al gobierno de Trump, manteniendo su tradición de neutralidad diplomática. Ha mostrado su alarma por la represión a los migrantes y los recortes en la ayuda internacional, mientras insiste en resoluciones pacíficas para las guerras en Ucrania y Gaza. Francisco también ha cambiado la doctrina de la Iglesia para indicar que la pena capital es inmoral y ha hecho del ministerio a los reclusos un sello distintivo de su papado.
Esas preocupaciones se reflejaron en el comunicado del Vaticano, que apuntó que las conversaciones fueron cordiales y que la Santa Sede expresó su satisfacción con el compromiso del gobierno de proteger la libertad de culto y de conciencia.
“Hubo un intercambio de opiniones sobre la situación internacional, especialmente en lo que respecta a los países afectados por la guerra, las tensiones políticas y las difíciles situaciones humanitarias, con especial atención a los migrantes, refugiados y presos”, agregó la nota. “Finalmente, se expresó esperanza por una colaboración serena entre el Estado y la Iglesia católica en Estados Unidos, cuyo valioso servicio a las personas más vulnerables fue reconocido”.
La referencia a la “colaboración serena” parecía aludir a la acusación de Vance de que la Conferencia Episcopal estadounidense estaba reubicando a “inmigrantes ilegales” para obtener fondos federales. Los principales cardenales estadounidenses han rechazado enérgicamente esa afirmación.
“Está claro que el enfoque del actual gobierno de Estados Unidos es muy diferente al que estamos acostumbrados y, especialmente en Occidente, en el que hemos confiado durante muchos años”, expresó Parolin en declaraciones al diario La Repubblica en la víspera de la visita de Vance.
Mientras Washington presiona para poner fin a la guerra en Ucrania, Parolin reafirmó el derecho de Kiev a su integridad territorial e insistió en que cualquier posible acuerdo de paz no debe “imponerse” a Ucrania, sino que “se construye pacientemente, día a día, con diálogo y respeto mutuo”.
Vance pasa el fin de semana de Pascua en Roma con su familia y asistió a la misa de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro después de reunirse con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. El sábado, después de presentar a su familia a Parolin, los Vance realizaron una visita privada a la Capilla Sixtina.
Reprimenda papal sobre inmigración, petición para reclusos
Francisco y Vance han tenido fuertes desacuerdos sobre inmigración y los planes del gobierno de Trump para deportar a los migrantes en masa. El religioso argentino ha hecho de la atención a los migrantes un sello distintivo de su papado y sus puntos de vista progresistas sobre cuestiones de justicia social suelen enfrentarlo con miembros de la Iglesia católica estadounidense, más conservadora.
Después de un pedido público de Francisco pocas semanas antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, el expresidente Joe Biden conmutó las condenas de 37 de las 40 personas sentenciadas a muerte en cárceles federales. Trump es un defensor declarado de la ampliación de la pena capital. En una de sus únicas salidas desde su hospitalización por un grave caso de neumonía, el papa visitó la semana pasada la prisión central de Roma para pasar el Jueves Santo con los reclusos.
Vance, quien se convirtió al catolicismo en 2019, se identifica con un pequeño movimiento intelectual católico, considerado por algunos críticos como reaccionario o autoritario, que a menudo se denomina “posliberal”.
Los posliberales comparten algunas opiniones católicas tradicionalmente conservadoras como la oposición al aborto y a los derechos de la comunidad LGBTQ+. Imaginan una contrarrevolución en la que toman el control de la burocracia gubernamental y de instituciones como las universidades desde dentro, reemplazando las «élites” arraigadas con las suyas propias y actuando según su visión del “bien común”.
Pocos días antes de ser hospitalizado en febrero, Francisco criticó los planes de deportación de la Casa Blanca, advirtiendo que privarían a los migrantes de su dignidad inherente. En una carta a los obispos de Estados Unidos, Francisco también pareció responder directamente a Vance por haber afirmado que la doctrina católica justificaba esas políticas.
Un concepto latino del amor
Vance había defendido las medidas su gobierno, basadas en su política de priorizar a Estados Unidos, citando un concepto de la teología católica medieval conocido en latín como “ordo amoris”. Según dijo, este concepto establece una jerarquía de cuidados: primero a la familia, seguida del vecino, la comunidad, los conciudadanos y, por último, los demás.
En su carta del 10 de febrero, Francisco pareció corregir la interpretación que el político hacía del concepto.
“El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se extiende a otras personas y grupos”, escribió. “El verdadero ordo amoris que debe promoverse es aquel que descubrimos meditando constantemente en la parábola del ‘Buen samaritano’, es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción”.
Vance reconoció la crítica del pontífice, pero afirmó que continuará defendiendo su punto de vista. Durante una aparición el 28 de febrero en el Desayuno Nacional de Oración Católica en Washington, el vicepresidente no se refirió específicamente a esa cuestión, pero se describió como un “católico novato” y reconoció que hay “cosas sobre la fe que no sé”.
Aunque había criticado a Francisco en las redes sociales en el pasado, Vance publicó recientemente oraciones para su recuperación.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.