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Violencia de cárteles de la droga aumenta a medida que México se enfoca en atender coronavirus

CIUDAD DE MÉXICO/ACAPULCO, 18 jun (Reuters) – El coronavirus amenaza con obstaculizar la lucha del gobierno de México contra algunos cárteles de la droga, a medida que los policías y funcionarios se enferman, las fuerza pública se desvía para proteger los centros médicos y los cuarteles militares se convierten en clínicas para atender el coronavirus.

El poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y sus rivales están explotando un vacío de seguridad para intensificar la lucha por el control del tráfico de drogas en México, dijeron funcionarios de seguridad y analistas.

El número de homicidios a nivel nacional ha aumentado a niveles récord, incluso cuando la cantidad de otros crímenes se ha reducido debido a que la mayor parte del país está recluida en casa para evitar el coronavirus.

En las últimas semanas, hombres armados secuestraron y mataron a siete policías, asesinaron a 10 personas en un centro de rehabilitación de drogas y arrojaron 12 cuerpos acribillados a balazos de un grupo criminal rival, todos en áreas donde opera el CJNG, dirigido por Nemesio “El Mencho” Oseguera, un expolicía por el que Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares.

El Ejército, una parte central de la guerra contra las drogas en México, ha sido reclutado para ayudar a detener el coronavirus, convirtiendo algunos cuarteles en clínicas para atender el COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus.

Policías con sobrepeso o con problemas de salud subyacentes han sido retirados de las calles en algunas regiones porque se considera que su salud podría complicarse más de la cuenta si contrajera el virus, dicen las autoridades mexicanas.

En el estado Guerrero, bañado por las aguas del océano Pacífico y donde operan alrededor de 40 grupos armados, incluido el CJNG, la Policía se ha debilitado por brotes de coronavirus en sus filas, reconoció un alto funcionario policial de la zona.

Cuando un oficial se enferma, cuatro más tienen que aislarse durante dos semanas, en promedio agregó la fuente, quejándose de que algunos uniformados también mostraban dudosos certificados médicos para evitar el trabajo.

En la zona rural montañosa de Guerrero, los grupos de vigilantes armados -que, según analistas, tienen vínculos con los cárteles- han impuesto toques de queda y han prohibido a los residentes salir de las aldeas para tratar de contener el virus, dijeron los residentes a Reuters.

Con más de 18,300 fallecidos relacionados al coronavirus, México es el séptimo país más afectado en el mundo.

La pandemia está agotando la capacidad del Gobierno para lidiar con el crimen organizado, dijo otro alto funcionario de seguridad.

“El coronavirus es la prioridad en este momento, sin duda”, aseguró el funcionario. “Puedes sentir eso”.

A nivel nacional, 4,700 miembros de la Guardia Nacional, de un total de 90,000, se encargan de brindar seguridad a hospitales, equipos médicos y trabajadores de la salud, dijo a Reuters la Secretaría de Seguridad.

El gobierno mexicano no respondió directamente a una solicitud de Reuters para comentar si combatir el coronavirus está frenando la lucha contra los cárteles.

Pero un alto funcionario de la Secretaría de Seguridad aclaró que sólo un pequeño porcentaje de la Guardia Nacional ha sido reasignado a tareas de coronavirus y que la mayoría mantiene sus funciones de prevención y combate del crimen. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo este mes: “no vamos a dejar de atender y de enfrentar a la delincuencia organizada”.

HOMICIDIOS AL ALZA

El impulso del CJNG por dominar territorios ayudó a elevar la tasa de homicidios a un máximo histórico en los primeros cuatro meses de 2020, un golpe a la promesa de López Obrador de frenar la violencia en el país, donde 34,582 personas fueron asesinadas en 2019.

López Obrador dijo este mes que alrededor del 70% de los homicidios de este año estaban vinculados a los cárteles.

Desde fines de marzo, México ordenó el cierre de escuelas, negocios y oficinas gubernamentales.

Pero las batallas por el tráfico de drogas auparon la tasa de asesinatos en marzo, cuando se registraron 3,000 homicidios: la segunda cifra mensual más alta desde que hay registro y la más grande desde que López Obrador asumió en 2018.

La tasa diaria de asesinatos fue casi idéntica en abril, según datos oficiales y, el 7 de junio, México sufrió su día más violento del año con 117 homicidios.

“Hay balaceras casi a diario”, reconoció José, un estudiante en Aguililla, uno de los muchos pueblos del estado Michoacán donde los cárteles locales están luchando contra el dominio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El poderoso grupo, que ha inundado Estados Unidos de fentanilo, ha enfrentado una fuerte resistencia de los cárteles más pequeños en su búsqueda del control de las rutas de contrabando de drogas hacia Estados Unidos.

En mayo, la Policía de Michoacán encontró 12 cuerpos de presuntos miembros del CJNG en un camión. Una nota sobre los cuerpos, supuestamente firmada por la organización criminal La Familia Michoacana, se burlaba de un jefe regional del CJNG.

Los cárteles han luchado durante mucho tiempo por las rutas para traficar drogas en la región occidental conocida como “Tierra Caliente”, que abarca los estados Michoacán, Guerrero y Estado de México. Incluso antes de la pandemia, las autoridades a menudo estaban ausentes en las zonas rurales de esa región.

“Hay áreas donde el gobierno no entra (…) y la delincuencia tiene control total”, confesó Gregorio López, un sacerdote católico conocido como “Padre Goyo” en la ciudad michoacana de Apatzingán, en Tierra Caliente.

Añadiendo sal a la herida, los grupos criminales están tratando de asumir parte del papel del Gobierno para aliviar las necesidades sociales durante la pandemia.

En varias regiones están prestando dinero a negocios en zonas donde las personas han sufrido el golpe económico debido al cierre para prevenir la expansión del virus, según un documento gubernamental detallado por varios periódicos locales.

Los videos de combatientes de cárteles con armas de fuego repartiendo víveres a poblaciones locales empobrecidas durante el cierre han llevado a casa la pérdida del dominio territorial de las autoridades.

“La pandemia ha expuesto completamente las brechas en el control del Gobierno sobre ciertos territorios”, dijo Mike Vigil, exagente de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. “Esos vacíos están siendo llenados, desafortunadamente, por los cárteles”.

Reporte de Drazen Jorgic en Ciudad de México y Uriel Sánchez en Acapulco, México; Reporte adicional de Diego Oré