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X: Controversia

Martha Nava Argüelles
Imagogenia
@mar_naa

En el mundo del marketing y la imagen de marca, hay decisiones que pueden generar impacto y controversia. Uno de los temas más recientes que ha generado debate es el cambio de nombre y logotipo de Twitter, una de las redes sociales más icónicas de nuestros tiempos, sobre todo si estamos hablando de redes sociales que en nuestro país abren paso al debate político y la libertad de expresión sin filtros. La noticia ha tomado por sorpresa a usuarios y expertos por igual, y ha dejado en claro que el nuevo liderazgo de Elon Musk está dispuesto a tomar decisiones audaces que rayan en lo descabellado.

El cambio de nombre y logotipo puede tener varias ventajas para la empresa ya que puede ser una oportunidad interesante para reinventarse y refrescar su imagen, y es que, no debemos olvidar que sin importar el tipo de sector al que nos dirigimos las marcas necesitan adaptarse a los cambios en el mercado y las preferencias de los consumidores y, en el caso de Twitter, este cambio podría ayudarle a mantenerse relevante o a seguir en el ojo del huracán por todas las problemáticas que han girado en torno a la marca.

Así, tal vez, el nuevo nombre podría reflejar la expansión de la plataforma y su evolución más allá de ser simplemente una red social de microblogging. Si la compañía tiene planes de diversificar sus
servicios y ofrecer una gama más amplia de funciones, el cambio de imagen podría ser un paso lógico para reflejar esta nueva dirección de la mano de Elon Musk.

Sin embargo, modificar el nombre para una marca con un posicionamiento tan cimentado y que, además, tiene un reconocimiento mundial, como es el caso de Twitter, puede tener una serie de desafíos que no serían del todo ideales; primero, porque podría causar confusión entre los usuarios y, segundo, porque este proceso de reconocimiento de marca lleva tiempo y esfuerzo. Esto aunado a que el nuevo logotipo debe ser cuidadosamente diseñado para que mantenga cierta continuidad o estilo de marca con el logo anterior -tal y como lo vemos con los iconos de Google empleados para identificar sus diferentes aplicaciones-, algo que, hasta el momento no se logró con la X minimalista en colores negro y blanco, que realmente no tiene ninguna relación con el parajito azul celeste.

Si bien hasta el momento, no se saben de manera oficial los motivos del cambio de nombre y logotipo, la marca en la aplicación de teléfonos inteligentes no ha cambiado pero el favicon ya tiene la nueva identidad gráfica. Lo cierto es que, la aceptación del cambio de nombre e imagen de la marca dependerá en gran medida de cómo se gestione la transición. Es decir, si la compañía comunica de manera efectiva los motivos detrás del cambio y presenta la nueva identidad de manera coherente, tal vez generaría interés y curiosidad entre los usuarios, lo que podría ser positivo; sin embargo si la transición no se maneja adecuadamente y los usuarios se sienten desconcertados o alienados, podría haber un impacto negativo en la percepción de la marca.

Al final esto, sumado a la creciente competencia del entorno digital específicamente en el microblogging del que Twitter era el rey, con Threads y la aparición de nuevas funciones en TikTok para llenar el vacío dejado por la mala administración de imagen de Twitter, la imagen de la app está quedando en una muy mala posición; ciertamente, deberán esforzarse por ofrecer una experiencia diferenciada para mantener su relevancia en el mundo de las redes sociales, así como considerar que la gestión de este cambio será crucial para el futuro de la compañía.

Te invitamos a conocer el podcast de Imagogenia para escuchar las opiniones