La carrera presidencial al interior de MORENA ha entrado en una suerte de impasse que ha permitido a la oposición dar un respiro, pues ante la parálisis actual que exhiben las fichas del presidente se esperaría mucha más acción por parte de los de la acera contraria, pero en el PAN, PRI, PRD y MC siguen jugando a la guerra de almohadas.
Ni Claudia ni Ebrard, y mucho menos Adán Augusto, han sabido catapultar su imagen durante las últimas semanas. Todo el bloque oficialista se quedó pasmado en la vorágine diaria de la grilla palaciega que una vez más, y para no variar la receta, habla de chile, mole y pozole.
Estaría mintiendo quien diga que las corcholatas han perdido posiciones en vías de hacerse con la estafeta ganadora, lo que en realidad ha pasado es que se les acabó el gas inicial con el que iniciaron sus respectivos proyectos.
A Claudia no le bastaron cientos (o miles) de espectaculares colgados en toda la geografía nacional; a Marcelo, sus coloridas redes y el micrófono internacional han caducado rápidamente; y a Adán Augusto, se le ve sombrío bajo la sombra del rey oriundo de Macuspana.
Caballo que alcanza, gana, dicen por ahí. Pero también es cierto que el caballo que sale antes corre el riesgo de desfondarse muy pronto en la pista. La única ventaja de los suspirantes es la estamina que tienen garantizada a través de las manos presidenciales, el tema estará en saber a quién le alcanzarán las fuerzas para llegar al final.
Mientras tanto, la oposición se pierde viendo las nubes pasar, como esperando un milagro en lugar de abrir a debate las propuestas, de sumar y no restar a la sociedad civil, de apostarle a un proyecto nacional de gran calado. Los caciques anti AMLO prefieren librar batallas inertes de egos mal curados que, de no cambiar el rumbo, los llevarán directo al precipicio.
Falta poco para que las baterías se alineen y se arrope a quien López Obrador elija para sucederlo. El tiempo pasa y la grilla de los suspirantes vive momentos poco productivos, lo que dará paso, sí o sí, a una política de Estado, entendida con todas sus letras como aquel dedazo casi olvidado por el Sistema Político Mexicano.
De la historia algunos aprenden y otros no tanto, algunos saben rescatar buenas prácticas y otros lo peor que se ha vivido. Permitir que el fantasma de la política rancia regrese a México depende de los ciudadanos, exigir que los partidos estén a la altura de la realidad es una obligación cívica que el pueblo debe estar dispuesto a cumplir.
ENTRETELONES
Si la iniciativa de confrontación fuerte y real al régimen no es premisa de la oposición fáctica o emergente que existe hoy en México, se dejará la puerta abierta para que el propio gobierno mueva los hilos, mueva las masas y las conciencias. Al tiempo.